Años después de ser vendido a piratas por su mejor amigo, y que el padre este se case con Catalina, su prometida, Raúl regresa al río de la plata en busca de venganza y se reencuentra con su hermana, Esperanza, quien con su adorable carácter tratará por todos los medios que no efectúe su cometido, aunque todo plan de venganza puede caer al reencontrarse con Margarita, la hermana rebelde de su ex prometida.
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capitulo 8: "LA BÚSQUEDA”
Esperanza estaba en la otra punta del salón junto a Henry y su hermana, se acercó un joven e invito a jane a bailar, ella miró a su hermano.
-No veo por qué no... Es solo un bailo.- dijo él comprendiendo la expresión de su hermana.
-Gracias, hermano.- respondió Jane y salió contenta hacia la pista de baile.
-¡Oh! Ha hablado en español.- se sorprendió Esperanza.
-Su, tiene un... ¿Cómo se dice?, profesor.- respondió Henry.
Ella veía como él observaba a su hermana con mucha dulzura.
-Sois muy unidos.- comento.
-¿Qué?- pregunto Henry distraído -Disculpad, no la he oído.-
-Su hermana y vuestra merced, sois muy unidos.- contesto ella.
-Sí, daría mi vida por... Por ella.- continuo él.
-Extraño eso.- musitó Esperanza bajando la voz pensativa.
-¿Qué dijo?- pregunto él joven y ella levanto apenas la mirada.
-Es que... tuve un hermano.- contó la muchacha y él la observo con pena -Puedo murió hace tiempo.- continuo con los ojos llenos de lágrimas.
Henry no soportaba contemplar la gran expresión de dolor que reflejaban esos hermosos ojos cafés.
-Esperanza...- trato de decir, pero Margarita lo interrumpió
-¿Qué sucede?- pregunto ella al ver a su amiga tan angustiada.
-¡Diego! ¡Mi sobrino! ¡Ha desaparecido!- exclamó Magui.
-¿Cómo es posible ese suceso?- pregunto Esperanza.
-¡No lo sé...! ¡Vino su nana! Iré a buscarle bien a su casa.- dijo la tía del niño alterada.
-¡Iré contigo!- continuo ella sin dudarlo.
-Pero no podéis ir solas...- tercio Henry todo un caballero, Cuando regreso Jane le informo y salió con las jóvenes.
Antes de llegar a la puerta de salida se toparon con dos hombres.
-¿Ignacio?- pregunto Esperanza sorprendida. Al ver a su acompañante se quedó tiesa.
-¡Sebastián!- exclamo Margarita con furia -¿Has abandonado a alguien en el altar por estos días?- pregunto con ironía, dando un paso hacia él.
-Magui no.- tercio Esperanza tomándola del brazo. Se dio cuenta de que Henry observaba -Hay algo más importante ahora.-
-Es verdad.- respondió su amiga saliendo rápido, pero sin dejar de verlos con odio.
-Un placer verlos.- dijo Esperanza más calmada, siguiendo a Margarita.
-Igualmente.- respondió un aparente apenado Sebastián.
La fiesta había culminado de repente. Todos estaban buscando al pequeño. Raúl y Henry se encontraron en puerta de la casona. Ya habían pasado varias horas.
-¿Lo han encontrado?- pregunto Raúl.
-No, revis... revisaron la casa de ella, pero nada. Quisieron regresar con la mamá del niño... Am ¿Dónde vas tú?-
-Iré al muelle, en donde está nuestro... navío.- respondió Raúl en voz baja -Quizás los muchachos sepan algo.-
-Oh, ¿Irais solo?- pregunto nuevamente el muchacho.
-¡Ay, amigo!- exclamo él irónicamente, apoyando su mano en el hombro de Henry mientras sonreía.
Raúl ya regresaba del muelle, pero quiso contemplar el mar desde las orillas del Río de la Plata. ¡Cómo lo había extrañado! Además, m, necesitaba un respiro y organizar sus ideas. De repente, sintió un sutil ruidito que no sabía de dónde provenía. Miro hacia todos lados hasta que divisó un montículo, junto a un bote que estaba de costado en la arena. Mientras se acercaba vio que eran como ¿Telas?, tal vez. Pero de golpe, ¡Noto que no era eso!.
Cuando estuvo allí se agachó y se dio cuenta de que era un niño durmiendo. Lo toco y el niño se hizo rápido hacia atrás con notable miedo.
-¡No os asustéis! No os asustéis.- trato de calmarlo -Sois Diego ¿Verdad?- pregunto, pero era evidente. El niño era el fiel reflejo de su madre, cabello oscuro, tés muy blanca y ojos verdes.
-Si y... ¿Vos quien sois?- pregunto Diego con desconfianza.
-¡Ey! ¡Hola! Soy Ra... Soy Pier, amigo de vuestros padres.- respondió él, por poco equivocándose de nombre.
-¿De verdad?- pregunto otra vez el niño sin confiar.
-Si, y ellos están muy preocupados por vos ¿Qué hacéis aquí, solo y a estas horas?- pregunto tratando de ganar confianza.
-Es que quería contemplar los barcos y el mar. A mi padre no le agrada mucho.- explico -¡Y a mí si me gustan mucho!-
Raúl comenzó a reír por lo bajo.
-Claro que te gusta mucho, pero ¿Por qué no regresamos con ellos?.. Prometo hablar con vuestro padre para regresar aquí, aunque esta vez de día.- trato de persuadirlo Raúl.
-Mm, no sé... Bueno, está bien.- respondió, al fin, no muy convencido el pequeño.
Lo tomo de la mano y lo llevo hablando todo el camino de forma amistosa para que no se arrepienta.
Cuando iban llegando, solos por el jardín, salieron todos rápido a su encuentro. En especial Catalina, quien nunca se marchó por si encontraban a si hijo y lo llevaban a "El Prado”, se acercó y abrazo al niño llorando de emoción.
-¡Gracias, señor, gracias!- exclamó tomando su mano.
Él sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo por el contacto con la mujer que tanto había amado, por quién habría dado su vida, sin dudar.
Se dio cuenta de que Esperanza estaba muy cerca y lo observaba de manera extraña. Alfredo se acercó y le dio la mano.
-Le agradezco por toda su ayuda, esto es muy importante.- dijo.
-No, no. Nada que agradecer. Lo que importa, en realidad, es que el niño está sano y salvo.- respondió Raúl.
Luego, se acercó Ruiz de la Garza y también estrecho su mano.
-Quería agradeceros por traer a mi nieto de regreso. Sería un honor para nosotros, recibirlo en mi casa para la comida del medio día.- propuso el hombre.-
-El honor será todo mío.- respondió sonriendo.
Un poco más alejadas, Margarita se acercó a Esperanza, quien no dejaba de observar al héroe de la noche, sin algún tipo de disimulo.
-Amiga mía, quisiera acompañar a mi hermana a su casa.- dijo.
-Si, no os preocupéis por mí...- respondió Esperanza.
-Pero no puedo dejarte sola.-
-Yo la acompañaré hasta su casa y me aseguraré de que llegue bien.- tercio Henry.
-¿De verdad?- pregunto Magui y él asintió sonriendo.
Raúl le hizo una seña a su amigo para que se acerque, mientras caminaba hacia la casona. Este se paró a su lado.
-Traela a mí despacho.- le dijo a Henry haciendo un gesto hacia Esperanza. sabía que lo había reconocido y lo tenía que solucionar.