La joven Yasí era una chica esclava de la familia más importante de la ciudad, cuya madre era indígena y cuyo padre era el dueño de ellas y de todo cuanto las rodeaba. Ella y su madre sufrían los maltratos de la familia por lo que Yasí soñaba con ser libre. ¿Logrará Yasí obtener su libertad y la de su madre?
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Capítulo 1 La casa del Oidor de la Real Audiencia
La joven Yasí era una chica con ascendencia indígena de parte de su madre, cuyo padre era el Oidor de la Real Audiencia de las Indias Americanas, Don Ignacio Álvarez de Toledo. Yasí era muy parecida a su padre español, pues tenía la piel blanca; sus cabellos oscuros y como su madre, al igual que sus ojos que también eran negros; tenía una hermosa figura y una altura de una mujer de mediana estatura.
Ella vivía en la casa de su padre en las habitaciones pertenecientes a la servidumbre junto con su madre, Alba. Ambas se levantaban muy temprano antes que los dueños de la casa porque trabajaban en labores domésticas limpiando, cocinando, lavando y sirviendo allí. El trabajo era duro y muy agotador pues la esposa del Oidor, Doña Isabel Álvarez de Toledo, las maltrataba, al igual que las hijas del matrimonio, Catalina y Candelaria.
La madre de Yasí era una mujer de mediana edad, de unos cincuenta años, de piel morena, cabellos negros y los ojos combinando en un negro profundo, muy hermosa. El Oidor a pesar de ser un hombre de carácter frío y duro, siempre serio, con la madre de Yasí, solía ser diferente y le preocupaba la situación de ella y su hija, porque él no podía hacer nada para darles una mejor vida. El Oidor pasaba todo el día en la Real Audiencia resolviendo los conflictos que se presentaban, pues su labor consistía en ser juez. Era un hombre muy instruido, apuesto, de piel blanca, sus cabellos y su barba blancos mostraban una edad mayor, cincuenta y cinco años, y sus ojos de un color claro.
La esposa del Oidor era una mujer de la misma edad que su esposo, instruida, española, que se había casado con el Oidor por un matrimonio arreglado por sus padres, ambos pertenecientes a la clase alta de la sociedad. Era muy fina y elegante, solía pedir que le trajeran de Europa los mejores vestidos y trajes para ella, sus hijas y su marido. Por lo general era de muy mal carácter al igual que sus hijas, y solían maltratar a los esclavos, pero en las reuniones sociales se mostraban amables, y buscaban constantemente quedar bien y aparentar ser bondadosas.
La casa en la cual vivían era una mansión muy grande y lujosa. Las habitaciones eran amplias con grandes ventanales, las camas cómodas y elegantes acolchados, contaban con un juego de living, y mesitas colocadas al lado de las camas, vestidores con tocador, y un escritorio. El despacho del Oidor contaba con una gran biblioteca y un amplio escritorio. La cocina conectaba a una galería que salía al patio y a las habitaciones de la servidumbre. El comedor tenía una mesa larga rectangular para muchas personas con sillas alrededor, un cristalero con finas copas, platos y jugos de té y café. También tenía un elegante recibidor o living, y un colorido y hermoso jardín que deleitaba por la belleza de sus flores como por sus agradables aromas. Las habitaciones de la servidumbre eran sencillas, pequeñas y para nada cómodas.
Las hijas del matrimonio eran dos, Catalina y Candelaria, de 22 y 24 años. Aunque tenían la apariencia de dulces y hermosas princesas, eran despiadadas y crueles al igual que e su madre. Sentían celos y envidia de Yasí y su madre porque su padre tenía un afecto especial por ellas.
Se acercaba el día de Pascuas, y la esposa del Oidor ordenó que prepararan un gran banquete al cual iban a asistir personas importantes de la nobleza, el clero y el Virrey. La Fiesta de Pascua se celebraba con una ceremonia religiosa presidida por el Obispo en la Basílica Nuestra Señora de los Ángeles, acto seguido, se dirigían a la Mansión del Oidor dónde se servía un banquete.
Esposa del Oidor: —¡Yasí si algo sale mal mañana tú y tu madre pagarán las consecuencias, y no solo eso, me encargaré de que mi esposo las devuelva a la selva donde pertenecen, par de salvajes! ¡Vamos a ver si sobreviven con el ejército realista dando vueltas no creo que vivan mucho tiempo! Ja, ja, ja
Yasí: —Sí mi Señora, no se preocupe. Asintió con la cabeza agacha, Yasí.
Yasí y su madre terminaron de hacer los quehaceres.
Yasí: —Al fin hemos terminado, madre... Estoy muerta del cansancio.
Madre: —Sí, vamos a descansar... Ya es muy tarde.
Catalina: —Escuché decir que terminaron... Yo no lo creo este piso está sucio aún...
Catalina derramó el vaso con vino que tenía en la mano. Yasí la miró con mucho disgusto.
Catalina: —¿Qué sucede esclava? ¡Cómo te atreves a mirar así a tu ama!
Yasí: —Perdón mi Señora en seguida limpiaré...
Madre de Yasí: —Señorita déjeme encargarme...
Catalina: —No te preocupes quiero que ella vuelva a limpiar...
Catalina se dirigió a la cocina y probó los bocadillos...
Catalina: —¡Esto está horrible! ¡Esclava! Gritó
Madre de Yasí: —Perdón Señorita, lo volveré a hacer...
Catalina: —Claro que volverán a hacer todo, porque lo que hicieron es un desastre... Yasí, tú volverás a limpiar todo y que yo no encuentre un solo rastro de polvo porque te arrepentirás... Alba, tú volverás a cocinar todo nuevamente porque está comida es tan mala que solo sirve para tirarla a la basura...
Catalina se retiró, y Yasí y su madre volvieron a limpiar y cocinar.
Yasí: —Madre, esto es muy injusto... Y ¿si le decimos a padre?
Madre: —No, no le diremos nada. Haremos lo que piden sin quejarnos. Ya pronto nos iremos de aquí cariño... Le dijo su madre a Yasí acariciando su rostro.
Yasí: —Está bien madre... Ella sonrió con dulzura.
Madre: —Luego del banquete nos iremos... Kuray vendrá a buscarnos.
Yasí: —El solo pensarlo me invade la felicidad madre...
Madre: —¿porque seremos libres o porque Kuray viene por ti? Preguntó con una sonrisa cómplice
Yasí sonrió sonrojada.
Yasí: —Ambas cosas, Kuray es todo lo que etiá bien en este mundo, después de tí, por supuesto, madre...
Madre: —Me pone muy feliz hija... Kuray es un buen hombre y el esposo perfecto para tí.
Yasí: —Yo también lo creo madre. Pero, no sé por qué aún no me propuso matrimonio... Dijo con pena.
Madre: —Todo a su debido tiempo cariño. Yo entiendo que ya quieras casarte, pero primero debemos salir de aquí...
Yasí: —Sí tienes razón.
Toda la noche Yasí y su madre se pasaron las horas trabajando...
Madre: —Ya casi amanecerá, vamos a descansar un par de horitas...
Yasí: —Bueno, madre, en seguida te sigo a la habitación.
Madre: —Te espero allí.
Yasí salió al patio trasero a recoger las sábanas que estaban colgadas en el tendedero y ya estaban secas, cuando de pronto llega Kuray, que entró a escondidas.
Kuray le tapa los ojos a Yasí. Yasí sonríe.
Yasí: —No me asustes así Kuray.
Kuray: —Solamente vine a ver cómo está mi luna preciosa.
Yasí: —Cansada, pero bien. Y ahora mucho mejor.
Kuray: —No sabía que tenía ese poder mágico. Entonces lo voy a usar seguido.
Yasí: —jajaja mejor no lo uses porque no quiero que corras peligro aquí, mejor vete.
Kuray: —Esta noche vendré por ustedes...
Espero que esa tranquilidad les dure un poco, al menos hasta que Yasí se recupere y pueda seguir la marcha en caso necesario.
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Cambio de palabras: Oidor en lugar de Virrey.
Necesito saber si la autora es Correntina, tiene alma correntina, si es correntina por adopción, si tiene parientes o algo en corrientes porque las canciones son bien del chamame de esos lados....
Hasta lo leí cantando en mi cabeza, hasta música le puse 🤣🤣