NO TODO ES LO QUE PARECE Y HASTA LO MÁS PEQUEÑO ES LO MÁS PELIGROSO, AL MIRAR AL PRESENTE TE DARÁS CUENTA QUE LAS LÁGRIMAS QUE DERRAMASTE EN EL PASADO SON LAS ALEGRÍA MÁS GRANDE QUE PUDISTE EXPERIMENTAR CONPARADO CON EL AHORA.
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¿ESTÁS CELOSO?
LEONORA: Crees que soy tu muñequita, ¿por qué siempre te estás burlando de mí?
ROWAN: Esposa, solo quiero jugar contigo, no te enojes.
LEONORA: Ya me cansé de decirte que no me digas esposa.
ROWAN: Esposa, vamos, ya nos están llamando.
LEONORA: Vámonos.
Al llegar al avión, se sentaron en primera clase, lo que la llevó a pensar: "Esto es espectacular y asombroso, merece llamarse primera clase".
ROWAN: Esposa, ¿te gusta?
LEONORA: Puedes llamarme esposa en privado, pero no en público, eso es vergonzoso. Además, hay un chico allá y es guapo, dice sonriendo. Y sí, me gusta.
ROWAN: Esposa, dice levantando la voz, te amo, dice sonriendo.
LEONORA: Avergonzada, lo jala para que se siente y le dice: ¿Por qué no gritaste más fuerte?
ROWAN: Lo hago.
LEONORA: Eres tonto o te haces.
ROWAN: Me hago para que me mimes.
LEONORA no siguió la discusión y decidió descansar mientras viajaba. Mientras tanto, ROWAN sostenía su cabeza en su hombro.
ROWAN: Con una sonrisa en el rostro, dice: Puedes dormir en otro espacio, pero prefieres mi hombro como almohada.
ROWAN decide descansar un poco también. Más tarde, LEONORA se despierta y lo ve dormido y decide no despertarlo.
LEONORA: Con una sonrisa de satisfacción, dice: Este pervertido dormido se ve más guapo.
Después de mucho tiempo, el avión aterrizó, y ellos se dirigieron al hotel donde estaba reservada la habitación. Se dirigieron hacia la habitación.
ROWAN: Esposa, hemos llegado a nuestra habitación.
LEONORA: ¿Nuestra?
ROWAN: Sí, nuestra.
LEONORA: De ninguna manera. Tú duermes en tu habitación y yo en la mía.
ROWAN: Esposa, ya has visto todo de mí, ¿qué puede pasar?
LEONORA: No quiero pelear ahora. Simplemente acuéstate y descansamos, y después peleamos. Pero antes, tomemos una ducha.
ROWAN: Con una sonrisa, dice: Juntos.
LEONORA: Con una fuerte mirada, le grita: ¡No!
ROWAN: Ok, esposa, porque estás fría.
Después de esto, cada uno tomó una ducha y se acostaron a descansar. Así surgió hasta el mediodía, donde LEONORA se despertó.
LEONORA: ROWAN, despierta, tengo hambre, quiero caminar. Lo llamaba una y otra vez, pero no le contestó hasta que descubrió su truco: Esposo, tengo hambre.
ROWAN: ¿Qué quieres comer, esposa? Te llevaré también a ver el mar.
LEONORA: Pero no tengo ropa para salir.
ROWAN: Vamos a comprar.
LEONORA: Ok, vamos.
Ambos comieron y después se fueron de compras.
ROWAN: Esposa, elige lo que tú quieras.
LEONORA: Después de ver tantos trajes de baño, eligió uno. Era hermoso y provocativo para reflejar su buen cuerpo.
ROWAN: No crees que es muy provocativo, lo decía mientras babeaba.
LEONORA: No, claro que no. Además, me queda hermoso. Vámonos.
ROWAN: Sí, esposa.
Mientras LEONORA salía, compró una camiseta. Fueron a la playa y LEONORA fue un centro de atención. Los chicos la miraban mucho y le gritaban a lagos.
ROWAN: Enojado y celoso, le dice: Ponte esta camiseta, ya no soporto ver a esos sucios imaginándose cosas con mi esposa, poniéndole la camiseta.
LEONORA: Sonriendo, estás celoso.
ROWAN: No y no.
LEONORA: Claro que sí lo estás.