Orien reencarnó en un mundo desconocido, luego de haber habitado por mucho tiempo en Goren y ahora siendo un mago de alto rango decide aventurarse por el inmenso continente Venus.
¿Qué nuevas aventuras descubrirá Orien Nadali?
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Atan, desierto de los escorpiones gigantes
Al amanecer se adentraron en las tierras áridas, amarillentas relucientes como el sol. Mientras daban pasos se hundían sus piernas en la arena. El sol se había vuelto extremadamente caliente y las tormentas de arena eran frecuentes.
Tuvieron que tapar sus rostros con pañuelos mientras atravesaban el gran desierto.
—¿Por qué no volamos? —Happy preguntó.
—Hay escorpiones y ciempiés gigantes —Dijo Zura sintiéndose deshidratada. Sin embargo mientras ella buscaba en su bolsa la bebida escuchó una voz medio muerta susurrar.
—Agua…
—¿Escucharon eso? —Orien prestó atención a su alrededor y entonces oyó la voz moribunda pedir agua. —¿Los escorpiones podían hablar?
—Que pendejada acabas de decir —Orien miró a Zura con regaño pero, luego posó la vista sobre Happy, quien también era una bestia mágica y podía hablar. Entonces no era tan loco el pensar de Zura. —Bueno, ojalá no hablen; ya me es suficiente con oír a Happy.
Happy hizo un puchero de enojo, en ese momento la arena tembló bajo ellos y comenzó a formarse un remolino en la superficie. Happy se hizo grande rápidamente, Orien saltó sobre su lomo y extendió la mano para que Zura se sostuviera.
—Creo que debimos volar desde un principio —Zura asintió luego de escuchar a Orien. De en medio del remolino salió una mano gigante que intentó atraparlos pero, Happy dio una vuelta haciendo que algunos objetos de Orien y Zura cayeran en la arena y hasta la propia Zura iba a caer si no fuera sostenida por Orien.
—¡Happy! —ambos expresaron al unísono. Zura volvió a acomodarse, sin embargo, otra mano volvió a atacar, esta vez Happy dejó salir de su boca una gran bola de fuego, la cual fue disparada a gran velocidad.
—¡Maldición, ese maldito dragón! —Se escuchó en medio de la arena. —¡Está bien, me rindo!
Orien hizo una expresión de confusión y Zura siguió mirando el remolino de arena.
Unos minutos después.
Zura siguió mirando al hombre con cautela, este tenía la apariencia joven con un poco de barba rojiza y el cabello algo dorado rojizo. Sus ojos eran grises por completo. Atan estaba algo sediento, por lo tanto ella le brindó de su agua, sin embargo, seguía sin confiar.
—¿De donde eres?
Orien le preguntó, Atan dejó de comer lo que el grupo le ofreció y sonrió maravillado.
—Soy de todas partes, no tengo un sitio fijo; ni siquiera se donde nací. Pero sé con certeza que mi padre es un elfo y por ello quiero regresar a Alfreimr, el reino de los elfos.
Zura miró molesta al hombre, los elfos podían distinguirse por su característica orejas puntiagudas, sin embargo, ese hombre era un humano común.
—¿Me crees estúpida? —Zura se quitó la capucha mostrando sus orejas. —No eres un elfo.
—Lo soy, bueno mitad elfo y mitad… demonio —esto dejó al grupo impresionado. Zura abrió la boca para decir algo pero, Atan la interrumpió. —No estoy del lado de los demonios, por ello tengo que regresar a Alfreimr e informar lo que va a suceder.
—¡¿A qué te refieres?!, ¡Eres un demonio, y esos malditos no tienen corazón! —Zura sacó su arco apuntando a Atan con ella. —Mis padres, mi pueblo, fue asesinado por demonios como tú.
—Zura, cálmate. No deberías culpar a alguien que no tiene nada que ver. —Orien hizo que ella bajara el arco, luego de eso pateó la tierra molesta. Orien le sonrió a Atan. —Hace poco usaste la arena… eres el primer mago que veo hacer eso.
—Pues soy el primer mago de elemento arena. Además, puedo crear ataques con cristales. —Hizo una demostración haciendo aparecer un cuchillo de cristal. —Lamento lo de tu familia… no quiero que nadie sufra lo mismo, iré a Alfreimr y apoyaré con todo lo que pueda.
—¿Los demonios se dirigen a Alfreimr?
Zura cuestionó preocupada.
—No solo allí, también quieren atacar a Glassus. El reino del norte tiene varias defensas pero, Alfreimr se ha hecho débil con el paso del tiempo.
—¿Cómo sabes todo eso? —Cuestionó Orien.
—Estaba infiltrado en unas tropas menores de los demonios, de ese modo pude saber sus planes.
Orien y Zura se miraron con sospecha. Era raro todo eso y no querían confiar en Atan. Sin embargo el mismo Atan dio una idea increíble.
—¿Tienen una poción de la verdad? Es muy obvio que desconfían de mí.
—Te creo.—La voz de Happy sorprendió a los tres. El dragón había permanecido en silencio todo ese tiempo. Y de la nada había dicho eso, ¿Por qué razón?