Hacía tiempo creía que mi vida estaba resuelta, el esposo soñado, la familia amorosa pero nunca imaginé que la traición vendría de esa persona que creía mi único hogar.
Las apariencias engañan y todos verán quien fue el que engaño, miento y destruyó todo a su paso.
Que comience el juego.
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CAPITULO 8
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CAPITULO 8
FRANCO
No podía explicar porque me sentía así, el solo verla llorar me hacía sentir impotente y destruyo todas las paredes duras que había puesto para ser frio y olvidarme de los sentimientos que solo me lastimaban y tenía que alejar el dolor de alguna manera, desde que murió mi esposa.
Ahora no sé qué pensar, decir o sentir. Me siento totalmente confundido y aturdido. Debería estar al lado de la que es el amor de mi vida. Sentirme feliz porque realmente no murió y respira, sin embargo, estoy procurando el sueño del que un día fue mi cuñada.
Solo la había visto una vez cuando se casó con mi hermano, pero fue de lejos, la vi entrar con su vestido de novia con esa mirada dedicada al amor, verla fue como estar en un cuento de ensueño, pero ella fue más que eso, pensé que afortunado era mi hermano porque esa mujer merecía que besaran el suelo donde pisaba.
FLASHBACK
Tenía 25 años cuando la vi entrar a la iglesia para encontrase con el amor de su vida, apenas había pasado un año del fatal accidente de mi esposa difunta, no estaba en condiciones de salir de casa solo para ir a una fiesta donde vería una pareja siendo feliz.
Ese día vino mi mejor amigo y socio, a obligarme a salir de cama:
- Vamos Franco, párate llegaremos tarde para la boda de tu hermano. Te llevare en pijama si es necesario. Me dijo Mike, nos conocíamos desde la universidad, sabia toda mi vida.
- Déjame en paz, no iré a ninguna parte y menos a esa dichosa boda. Grité y volví a taparme con las sabanas, la noche anterior bebí todo lo encontré en el camino y sentía que mi cabeza iba a explotar.
- No señor, sé que odiaras esto, pero después me lo agradecerás. Dijo y sentí un frío intenso en todo el cuerpo.
Me había echado agua, salte de inmediato de la cama, solo pude ver rojo me agarro de los brazos y me llevo directo a la ducha con más frio, desperté y me hizo tomar café. No sé cómo, pero aparecí sentado en una iglesia vestido elegantemente y todos los reporteros se habían enterado de mi presencia fue entonces que sonaron las campanas todos vimos la entrada e inmediatamente el mundo se había paralizado.
Se había detenido el tiempo mientras veía entrar aquella mujer vestida con el mas glorioso ajuar de blanco, demostrando unas curvas llamativas una sonrisa que se deslumbraba por el delicado velo, con la mirada más pura y dulce. Fue en ese instante, que por primera vez había sentido envidia de no tener un preciado tesoro en mis manos.
Recordar ese tiempo me parecía extraño, pero tan real, sentir su piel, aunque fuera un simple toque o como ahora sostenerla mientras duerme apaciblemente, no imagino todas las noches de desvelo que paso, por las mentiras puesta en su existencia.
Al día siguiente con el cuerpo todo adolorido, sentí que despertaba con una mirada dulce y tranquila:
- Buenos días, ¿Cómo te sientes, quieres que llame al doctor para que te revise?, pregunte mientras veía esos ojos con los colores más vivos.
Buenos días, ¿te quedaste aquí toda la noche? Pregunto.
- Sí, pero aun no respondes mi pregunta, dije directamente.
- Me siento bien y si, necesito hablar con el doctor para que me diga que ya puedo caminar e ir donde Esther, quiero saber cómo esta, hablo en tono de súplica.
Salí inmediatamente si quería saber cómo estaba ella así seria, aun me pregunto de donde se conocen, pero habrá tiempo para saberlo con detalles. Buscare esa historia por mi parte no quiero sorprenderme de nada y si tengo que proteger a Esmeralda, de mí ya no difunta esposa lo hare, tocaremos el infierno y ardera todo aquel que intente solo tocarla o lastimarla.
