Solo Soy Un Detective

Alex está confundido, ha vivido todo tipo de situaciones, pero estar al lado de una persona que está haciendo sonidos cuestionables en una biblioteca es algo que no le había pasado... Hasta ese momento.

—Mmmmmm..... Mmmmhhmhmmmppppp... Hpmmmmmm!!!

«Tch, que ruidoso, no pensaba que podías venir a masturbarte a la biblioteca, si tan solo se callara» piensa mientras sigue mirando al espécimen de apariencia delgada.

La persona sigue haciendo ruidos extraños a pesar de encontrarse en un lugar público, pero por alguna razón, la gente de alrededor no le perece importar el suceso.

«Oye, oye, oye, ¿Enserio son tan individualistas en este lugar? No me jodan, este lugar no es para darte placer, maldición...»

Sin poder aguantar más, Alex intenta tocar el hombro de la persona para decirle que se callara, pero antes de poder tocarla ésta separa su cara del escritorio y gime una vez más, pero tan fuerte que asusta a los demás que estaban presentes. Su rostro tampoco ayuda mucho para identificar su género.

—¡¡Aaaaahhhhh que emotivo desenlace!! Murieron tomados de la mano aceptando el amor del uno al otro, ¡¡Aaaahhh que maravilloso es el amor!! —grita la persona de blanco.

La persona de rostro andrógino se percata que Alex lo está mirando confundido, e importándole ni un poco su expresión le empieza a hacer plática.

—¿Oye, te gustan las historias de romance? ¡Para mí son maravillosas! Puede que ya sepas en que puede terminar, ¡pero saber el cómo es lo que le da lo mágico a la trama! —exclama la persona de cabello blanco.

—¿Llevas todo este tiempo gimiendo solo por ese libro de pubertos...? —pregunta Alex aún tratando de asimilar como alguien puede gemir mientras lee.

—¡Es que estaba en la mejor parte del final! La princesa del reino escapa de su boda con el príncipe del país vecino junto a su amado, un herrero de las ciudadelas pero con un corazón forjado en oro. Acorralados, perseguidos y acusados de traición a la realeza deciden que no vale la pena vivir si no es al lado del amor de su vida, y tomados de la mano parten al otro mundo saltando al acantilado gritando sus sentimientos ¡Aahhhh que poético!

—Suena estúpido, pero lamentablemente me sentí identificado.... —contesta Alex mientras recuerda la manera en que llegó a Serenia: Saltando al vacío y gritando sus últimas palabras.

—¿En la situación?... Aaahhh ya veo, ¿Tú eres el nuevo reencarnado que hay en la ciudad? me preguntaba quién sería, pero no esperaba que fuera un fan de los libros, aunque lo más seguro es que no sepas leer ¿Verdad? —Insinua la persona de pelo blanco con un tono burlesco.

—¿Cómo sabes eso? Más importante, ¿Cómo rayos sabes de mí, maldito enano albino?

—Cierto, que aún no me presento —Se sube a la mesa y hace una reverencia —. Mucho gusto, me llaman Fimbulvetr, reencarnado de la era de los vikingos y que su género es un misterio —dice el peliblanco guiñando el ojo y sacando ligeramente la lengua.

—De misterio nada, viéndote el rostro puedo saber que eres un chico, los últimos años de mi anterior vida me la pasé viendo mocosos como tú y aprendí a identificarlos. No me engañas, pequeño trapito, y no contestaste mi pregunta —contesta Alex con una mirada seria.

—Rayos, no funcionó está vez, y no soy un mocoso, aunque no lo parezca tengo 24 años, y respondiendo a tu pregunta, soy el encargado de este lugar lleno de polvo y conocimiento, me entero de todo lo que pasa a base de los chismes de la gente y los oficiales, y pues escuché de un pajarito que un nuevo reencarnado había llegado a la ciudad salvando a una damisela en apuros.

—Ya veo, entonces eres el dueño de este cuchitril que no tiene libros para educar a niños —dice Alex cruzado de brazos y con cara de decepción.

—Para tu suerte, no, este lugar solo tiene libros preparados para los ciudadanos de aquí, y la verdad no sé por qué buscas uno si se supone que se te debió entregar uno junto con tu identificación.

Alex recuerda los libros que tiró a la basura sin siquiera hojearlos, sintiéndose como un estúpido en el proceso.

—Aahh, esos libros... Los tiré, pensé que era porquería irrelevante que no podría tener otro uso más que el de limpiarme el trasero con ellos en situaciones desesperadas...—dijo Alex apartando la mirada.

—¡Jajajajaja! No tienes ni una pizca de paciencia o interés en este lugar, y viendo que estás confinado en la agencia quiere decir que ya te metiste en problemas ¿Verdad, señor Mefhisto? —pregunta Fimbulvetr mirándolo satíricamente.

—Eres un bastardo irritante... ¡Me agradas, maldito enano! Veo que nos llevaremos bastante bien —contesta Alex guiñando el ojo y levantando el pulgar.

Fimbulvetr le sigue la corriente y hace el mismo gesto.

—A mí también me caíste bien Alex, te ganaste el privilegio de llamarme como quieras, así que elige mi apodo —dice Fimbulvetr abriendo los brazos.

—Vaya mierda de privilegio, pero bueno... entonces te llamaré Vet, así me evitó la pereza de pronunciar todo tu maldito nombre —contesta Alex levantando el pulgar de nuevo.

—Y yo te llamaré Ale, me da pereza pronunciar la x.

Y así sin más es como se puede crear una amistad en una biblioteca. Después de mucho espectáculo, los dos procedieron a sentarse de nuevo.

—Dime Vetr, ¿Estás todo el día en esta deprimente cueva? Que aburrido.

—Que va, solo estoy a veces, la mayoría del tiempo estoy por toda la agencia fastidiando a mis compañeros, y cuando se presenta un trabajo de captura, tengo que ir y atraparlo, como cualquier agente en esta agencia.

—Así que también tienes que ir por criminales allá fuera, entonces si estás aquí encerrado es porque no hay algún caso por resolver ¿verdad?.

—Aaahhh, sobre eso... La verdad es que...

Antes de poder responder, la puerta de la biblioteca se abre de una patada: Era el Agente de hace un rato, Chrono, se acerca a los dos hombres con una mueca de descontento en el rostro.

—¡Sabía que estarías aquí, Fimbulvetr bastardo! Te estamos esperando en la oficina y tú estás sentado hablando estupideces, ¡ven ahora mismo! —grita Chrono.

—Vamos Chrono, un niñato no necesita la atención de todos los agentes especiales que tenemos, déjame darme un respiro —contesta Fimbulvetr acurrucándose en la mesa.

Chrono se acerca a él y lo toma por detrás de la camisa para arrastrarlo hasta la junta. —No te estoy preguntando, vendrás porque es una orden mía y punto, además, la persona que pidió la captura es una persona muy importante, se necesita de nuestra intervención.

—Vaya, veo que eres muy querido en este lugar, Vetr... Espera, ¿Mencionaste el caso de un mocoso? ¡¿Acaso no es por el que estoy aquí encerrado?! —pregunta Alex exaltado.

—Es justo lo que te iba a decir antes que Chrono entrara, me dijeron que fuera allá, pero me emocioné leyendo y además es muy aburrido eso de planear la estrategia, todos son unos ermitaños malhumorados... ¿Eh? ¿Porque me miras de esa forma, Ale?

—¿Cómo quieres que mire a la persona que hizo que el tiempo que llevo aquí sea tan largo? Si pudiera te trituraría como libro viejo... —contesta Alex con ojos furiosos.

—¡Chrono, me quieren destrozar, sácame de aquí de inmediato! —grita Fimbulvetr ahora siendo él el que se sujetaba a Chrono del pantalón.

Chrono lo mira a él y a Alex, separa la mano de Fimbulvetr de su pantalón y se da media vuelta mientras acomoda su corbata.

—Cuando termines con él, procura llevarlo a la oficina, y empezaremos con la planeación.

—¡Traidor! ¿Así tratas a tu mejor amigo? ¿Aquella persona por la vives y respiras? —exclama Fimbulvetr sujetándose nuevamente de la ropa de Chrono con los ojos llorosos.

—En primer lugar, tú te lo buscaste por estar holgazaneando, y segundo —Se da media vuelta para ver a la cara a Fimbulvetr, pero con una expresión no muy amistosa—, ¿Cómo que mejor amigo? Te prefiero tres kilómetros bajo la capa terrestre antes que a mi lado.

—¡Que palabras más hirientes! Sabiendo eso, no me quedan más ganas de vivir; Ale, acaba con este sufrimiento ya y llévame a conocer a mis ancestros nórdicos —exclama Fimbulvetr abriendo sus brazos y cerrando los ojos aceptando su destino.

—Dejémonos de estupideces y empecemos a trabajar. Fimbulvetr, vendrás conmigo ahora mismo, y señor Mefhisto, le pido disculpas por todo inconveniente que haya provocado este espécimen inexplicable de la naturaleza —dice Chrono llevándose a Fimbulvetr en su brazo como si se tratase de un bolso.

—¿Esperar? Si claro, ni de broma, voy con ustedes. No habrá problema¿Verdad? Así me tendrán mejor vigilado —dijo Alex siguiendo a Chrono hacia la oficina.

El Agente lo piensa por un momento, después de un rato, aunque no muy convencido, acepta la propuesta.

—Solo trate de no hacer mucho ruido y de no provocar cualquier reacción en este holgazán —contesta Chrono mientras sigue cargando con Fimbulvetr y dirigiéndose a la oficina.

Alex, Chrono y Fimbulvetr llegan a la oficina, apenas entrando Chrono suelta sin previo aviso a Fimbulvetr cayendo de cara al suelo. La sala era bastante grande con muchos escritorios y ordenadores, a un costado de todo esto había una especie de sala de juntas que tenía un panel que parecía ser para proyectar, mesa grande con varias sillas y como no, una máquina para hacer café y un microondas.

«Demonios, que deprimente, este lugar parece empresa sobre-explotadora de empleados, ya entendí por qué a Fimbulvetr no le gusta estar aquí»

Dentro de la sala ya se encuentran tres personas: un hombre peludo con la altura de un oso, con orejas de animal y colmillos que sobresalían de su boca; otro hombre un poco menos alto que Chrono, de cabello corto con una venda cubriendo sus ojos, y un yukata blanco con retoques turquesa y negro con una ornamental floral plateada; por último, la agente que había llegado al incidente ocurrido con Nana y Karin.

—Por fin encuentras a ese pequeño rufián, ya me estaba cansando de esperar.

Justo después de lo que dijo, la mujer ve a Alex detrás del Agente, lo que le genera cierto impacto.

—Lo siento por la demora, pero ya estamos aquí, empecemos de una vez para que la reunión no se haga más larga de lo esperado —dice Chrono dirigiéndose al proyector para proceder a encenderlo.

Mientras Chrono preparaba unas cosas, Fimbulvetr se levanta del suelo y se sienta en una silla recargando su barbilla en la mesa con una cara de sueño y aburrimiento. Alex con total tranquilidad se sienta al lado del albino a esperar. El agente con la venda en los ojos le intriga la presencia de alguien nuevo.

—Chrono, ¿Quién es esta persona? —pregunta el agente.

—Es el reencarnado involucrado en el caso, dice que se aburrió de esperar y quiso acompañarnos en la estrategia, además sabe tratar con los criminales, puede sernos de ayuda en este caso, Tch, esta porquería de proyector, no quiere funcionar—contesta Chrono mientras lidia con el proyector.

—¿Un reencarnado? Ya veo, disculpe mi descaro, soy el Agente Gensei Kimura, soy uno de los Agentes Especiales encargados de este caso, mucho gusto —dice el hombre vendado levantándose de su silla para hacer una reverencia.

«¿Gensei? Suena antiguo, y el apellido aún más»

—El hombre a mi lado es el agente Bearly, un hombre bestia, no es muy hablador.

«Je, un osito cariñosito, me pregunto si su pelaje será suave o áspero» piensa Alex mirando a Bearly con ojos de curiosidad.

Alex apunta a la agente con su dedo índice—. A esta niña la conozco, estuvo en la aprehensión de los hombres que molestaban a una chica y una niña, no me dijiste tu nombre, bueno, tampoco es que sea importante —exclsma Alex mientras voltea a otro lado con desinterés.

Una expresión de disgusto se hace presente en el semblante de la Agente.

—Aunque no quiera debo presentarme por respeto, soy la Agente Especial Jannet Mewrence, deja de llamarme "niña" que incluso puede que sea mayor que tú —contesta la agente, a diferencia de Moumoku, esta ni siquiera mira a Alex.

—Sí, sí, como sea, soy Alex, Alex Mefhisto, alguien que se vio envuelto en esto de pura casualidad —dice Alex cruzando los brazos y recargándose en su silla con un tono de aburrimiento en su voz.

—Eso lo veremos cuando interroguemos a esos ladrones, por el momento sigues siendo un sospechoso —contesta Jannet mirando a Alex con una expresión seria y poco amigable.

—Ya lo sé, no es necesario repetirlo, no me mires así, te ves más vieja si frunces el seño —dijo Alex mirando a otro lado.

Jannet lo mira con aun más desagrado. —Me sacas mucho de quicio, espero y no volver a verte después de esto —contesta molesta.

—Hoy estás más amargada que la última vez, ¿Acaso estás en tu periodo? Si es así deberías descansar, no tengo ganas de lidiar con tus altibajos emocionales.

Jannet se pone de pie golpeando la mesa con sus manos.

—Eres un...

Antes de poder responder, Gensei la toma del hombro.

—Agente Jannet, por favor mantenga un comportamiento profesional, lo mejor es no responder a sus provocaciones, respire hondo y cálmese.

Jannet respira profundamente y toma asiento. La tensión se siente en toda la sala, Fimbulvetr al percatarse de esto empieza a decir tonterías.

—Chrono, eres un mentiroso, dijiste que este caso necesitaba de la atención de todos los Agentes Especiales que hay, pero solo estamos nosotros 5 —dice Fimbulvetr apenas levantando la mirada de la mesa con tono de molestia en su voz.

—De todos los presentes en la Agencia. Aileen está fuera realizando trabajo comunitario, es el día libre de Petya y Donnaiolo... atendiendo otros asuntos —contesta Chrono aun lidiando con el proyector.

—Al referirte que Donna está atendiendo otros asuntos es que se dio a la fuga fuera de la agencia y probablemente esté coqueteando con cualquier mujer que encuentra ¿verdad? ¿Por qué no lo trajiste a rastras a él también? —pregunta Fimbulvetr aún con la barbilla en la mesa y cara de decepción.

—... A diferencia de ti, ese mujeriego sale de la agencia y es imposible localizarlo, así que déjate de quejar y concéntrate en el trabajo, ah, por fin pude encenderlo.

—Por fin enciende esa cosa, ya pensaba que no encendería —dice Fimbulvetr separando la barbilla de la mesa.

—Ahora sí, sin más rodeos, empecemos con la junta estratégica.