Cambiando El Final

La fiesta terminó tarde, y en lo que quedo de ella el príncipe no la volvió a molestar. Llegó a su habitación y se quitó los tacones, que le estaban matando los pies se quitó el vestido quedando en un pequeño camison, se acercó a su cama y se percató de que había una pequeña caja.

La miro con curiosidad unos segundos, suspiro pesadamente, tomo la caja entre sus manos y la abrió, se quedó mirando el interior unos segundos y luego sonrió, ese regalo si le gustaba.

Se quedó observándolo por unos segundos más y lo volvió a colocar en la cajita.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Rebecca se encontraba de camino al palacio para una fiesta de té que la había invitado la princesa. Llegando al palacio se quedó encantada con la arquitectura, sin duda el pasado es muy hermoso y misterioso. Al bajar del carruaje la esperaba una doncella para guiarla hasta al jardín privado de la princesa.

Al llegar ya estaban todas sentadas en sus lugares el único libre era uno que se encontraba al lado de la princesa. Y de nuevo solo hablan de vestidos, joyas y de sus prometidos.

– Lady Rebecca quiero decirle que me encantó el vestido que llevo en su cumpleaños

– Lady Rebecca aún no tiene prometido – ante la pregunta todas prestaron más atención –

– No, me han llegado muchas propuestas, pero no he rechazado todas

– Y porque – para la sorpresa de Rebecca, quien había hablado era la condesa Clover– teniendo tu edad ya yo me había casado y tenido mi primer hijo

– Condesa Clover, lamento decirle que si usted es feliz con esa vida – la mira fijamente y luego a las demás – es algo muy lamentable. Sentirse orgullosa solo por haberse casado y haberle dado un hijo a un hombre son metas muy pobres en la vida.

– Lady Rebecca es muy maleducada – la mira con molestia – tendré que mandar una carta a su madre diciéndole que debería mejorar su educación

– Adelante – seguía bebiendo su té tranquilamente – Dudo que mi madre le haga caso, a mí me educaron para tener metas y sueños ambiciosos, para ser alguien inteligente e independiente sin la necesidad de un esposo para mi sustento

– Lady Rebecca tiene un pensamiento muy interesante – Valery se quedó mirándola – tendrían que aprender de ella. Aquellas que quieran perseguir su sueño que lo haga y no se limite a lo que impone la sociedad, después de todo la sociedad puede tener cambios

Rebecca se quedó intrigada por el pensamiento que tenía la princesa, era uno muy avanzado para la época en la que vivía. Además de que se fijó mejor en sus vestimentas, la princesa vestía demasiado revelador para esta época.

– Princesa, me gusta mucho la forma en la se viste, puedo preguntar quien la diseñó

– Lady Rebecca, tal parece que no sabe que yo no soy de este continente, pertenezco al continente Maitiid, allá casi todo el año es primavera, y estas son las ropas tradicionales de mi país

– Es muy hermoso, los colores claros son más frescos para la primavera, además de que el estilo es muy parecido al de los saris que usan en la India –

– Lady Rebecca que es la India – pregunta una chica de cabebellera rojiza con curiosidad –

– La India es un país muy pequeño de mi continente – se queda mirando a Rebecca unos segundos – no sabía que Lady Rebecca supiera de él

– Me gusta estar informada – se encogió de hombros fingiendo indiferencia –

La reunión siguió muy tranquila, la condesa intento volverse a meter con Rebecca, pero esta vez fue una Marquesa quien la defendió. Al terminar la fiesta todas se retiran, y de camino a la salida del jardín, la princesa le pide a Rebecca que se quede unos minutos más.

– En que puedo ayudar la princesa

– Te puedo hacer una pregunta

– Dígame – ese simple gesto levantó la curiosidad de Rebecca, así que no tenia de malo saber que quería, además de que sentía curiosidad del porque la princesa conocia sobre la India –

– De que año vienes en el futuro

– No sé dé qué estás hablando – esta vez Rebecca hablo seriamente –

– La India no existe todavía en este tiempo – empieza a caminar por el jardín, mientras Rebecca la sigue – estás vestimentas fueron diseñadas por una reencarnada como tú.

– Así que hay más – la sorpresa en su voz debido ser notoria, ya que Valery la miro con una pequeña sonrisa en sus labios –

– Sí, ella es la madre de mi mejor amiga, cuando llego aquí estaba confundida, pero se adaptó con el tiempo y aporto mucho a la manera de vestirnos en mi continente, al igual que una joven escritora, o el chico que reencarno y abrió una cadena de restaurantes

– Y tú como sabes todo esto – pregunto con algo de duda en su voz –

– Eso es porque yo soy algo curiosa – le guiña el ojo, mostrando una sonrisa – y por cierto puedes llamarme solo por mi nombre

– ¿Y cuál es tu nombre?

– Valery

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Un mes después

A las afueras de la mansión de la familia Ibek, se encontraban todos despidiéndose de Rebecca, hoy era el día que se iba para el Marquesado Kirchner de la familia de su madre.

En este último mes se había hecho amiga de la princesa, además de que ganó dos grandes aliadas que le servirán más adelante, la primera fue la Valery que al ser la princesa y no haber una emperatriz se ocupa de las labores y funciones de esta, por lo que tiene gran influencia tanto en el mundo social y político. Y la segunda fue la marquesa que la defendió quien es Selene Becker quien tiene una cadena de pastelerías y gran influencia en la sociedad.

Además de que se ha ganado grandes socios debido a que muchos decidieron invertir en su negocio y en futuras ideas. También el príncipe no había dejado de molestarla y más cuando se enteró de que iba al palacio para hablar con Valery. Su insistencia era algo molesta, además de que por mi guapo que fuera eso no cambia lo que va hacer en un futuro.

Descubrió que la persona que la ha mandado a matar no es otra que Sabrina , tanta es su envidia, además de que su padre le tiene cierto rencor al mío, pero bueno ya se encargó de que Sabrina no la moleste por un buen tiempo.

Debido a que se ha hecho de influencias, el padre de Sabrina perdió algunos socios, y sus negocios van mal, y Sabrina pues ella sola arruinó la poca reputación que le quedaba. Porque en una de las fiestas organizadas por la marquesa Becker, Sabrina intento hacer ver como culpable a Rebecca de un robo, pero le salió todo mal, y fue a ella a la que descubrieron con las joyas y pues si ya tenía fama de fácil y arribista, ahora también de ladrona.

El marquesado quedaba a unas seis horas del archiducado, pero gracias a la magia y los portales era más rápido llegar. Rebecca se subió en el carruaje y no se sorprendió de ver sentado en uno de los asientos a Nick.

– Hiciste lo que te pedí – se sienta frente a él, mirándolo seriamente –

– Sí, todo ya está listo – la mira unos segundos dándose cuenta del colgante que no lleva el colgante – el emperador recibió la queja de los acosos del príncipe y como castigo fue enviado por unos años a una academia militar

– Ya la chica que te pedí seguir – se queda mirando por la ventana, percatarnos que ya habían empezado a moverse – no ha hecho ningún movimiento extraño

– Solo hace lo que toda chica tonta de su edad, nada interesante

– Quiero que consigas que la envíen a academia de señoritas que está relacionada con la academia militar

– Porque te interesa tanto esa chica, pequeña fiera – se queda mirándola fijamente mientras Rebecca está mirando distraídamente el paisaje – que te hizo esa mocosa para que la odies tanto

– Todavía nada – deja salir un largo suspiro – pero lo hará, y antes de que eso pase prefiero ser yo quien mueva primero sus fichas

– Está bien, solo recuerda que por cada favor que me pidas será algo más a lo que no podrás negarte

– Estoy consciente, pero mira el lado positivo, para ese entonces ya seré más poderosa y podrás alcanzar tus objetivos sin muchos problemas

– Si tus objetivos son complicados, los míos también, solo recuerda que no puedes negarte a nada de lo que te pida

– Ya lo sé

Y así Rebecca siguió su viaje hacia su próximo destino, dejándola pensativa todo lo que había pasado. Nick no era alguien común, podía conseguir cualquier información que le pidiese, además de que aún no logra descubrir quién es. Rebecca se queda mirándolo fijamente y por su mente solamente pasa una única pregunta

– ¿Quién eres Nick? – susurra para ella misma –