Phoebe es obligada por su padre a casarse con un frío y anciano hombre por dinero.
En tanto que el terminó comprando una esposa, y aunque esta le reclamara que fue obligada, el alega que nunca le puso un arma encima para aceptar.
Siendo ese el caso, donde su relación con una enorme diferencia de poder y edad prevalece por lo alto, donde deberá acostumbrarse a su nueva vida, ¿Podrá ella encontrar la felicidad?
¿Podrá su corazón al final sentir amor?
O la vida, caprichosa por naturaleza, al igual que el destino, ¿Le deparará algo más que moverá su mundo de pies a cabeza?
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Soledad
Cuando Phoebe despertó era media mañana, hacía tiempo que no dormía tantas horas.
Alguien golpeó la puerta en ese momento.
— Adelante, dijo ella. Carlota ingresó en ese momento con el desayuno.
— Buenos días, señora, el señor me pidio que le dijera que la espera para almorzar, serviremos el almuerzo en el jardín de invierno.
— Gracias Carlota¿dónde están todos?, pregunto ella.
— El señor Della Giovanna trabajando en su oficina, el señor Palmer abandono la casa anoche, y su padre está mañana dijo Carlota.
— ¡Se fueron!, exclamó ella sorprendida.
— Sí señora, regresaron a América exclamó Carlota.
Al medio día Phoebe se dirigió al jardín de invierno, las empleadas terminaban de acomodar todo.Cuando ellas se retiraron Ángelo ingresó.
— Buenos días ¿cómo te sientes?, pregunto él.
—Buenos días, muy bien gracias. ¿La pastilla que me enviaste anoche era para dormir?, pregunto ella.
— Sí, creí que te haría bien respondió él. Ángelo corrió la silla para que ella se sentara, luego tomo asiento en su lugar y espero a que Carlota terminara de servir la comida, cuando se quedaron solos, Ángelo comenzó a hablar. ¿Porque me mentiste anoche?, pregunto.
— Tenía miedo que creyera que yo intente ponerlo en ridículo dijo Phoebe con voz temblorosa.
— ¿Porque no le dijiste a tu padre que nuestro matrimonio no había sido consumado?, pregunto él.
— Él no es mi padre, cuando conoció a mi madre y se casó él me adopto y no se lo dije porque a él no le importa, pertenece a nuestra intimidad.
— Ellos no volverán a molestarte, ni volverás a saber nada de ellos, tu cumple tus votos matrimoniales, no voy a golpearte ni abusar de ti no es por eso que estas aquí comento Ángelo.
— ¿Porque estoy aquí?, pregunto ella.
— Porque necesito una esposa dijo él. Este es nuestro trato, yo obtengo lo que necesito y a cambio, tú tienes todo lo que conlleva ser una Della Giovanna y lo único que tienes que hacer es cumplir tus votos matrimoniales hasta que la muerte nos separe. Tú puedes hacer lo que quieras ir de compras, hacer beneficencia, estudiar, lo que desees. Mientras estés cuando yo te necesite...
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Dos días después Benicio Della Giovanna observaba las fotos de su padre con su flamante esposa, se sintió asqueado de solo ver la imagen. Por ese tipo de mujeres su padre había dejado a su madre, la odiaba profundamente, Phoebe Della Giovanna pagaría por sus pecados algún día al igual que su padre. Cada día se dedicaba a trabajar arduas horas para vencer a su padre en los negocios, haría temblar a Ángelo Della Giovanna, aplastaría todo a su paso y cuando terminara ni siquiera su adorada esposa se quedaría con él.
Mientras tanto en su oficina, Peter tomaba nuevas medidas, tras ser corridos de la casa de Ángelo, él le informó que no se asociaría, tampoco pondría un centavo más en su empresa, solo había pagado lo acordado por su matrimonio por Phoebe.
Como era de esperarse Martha le recriminó a su hija por lo ocurrido.
— Mamá, no hice nada. Puedo enviarte dinero para cubrir los gastos de mi abuela dijo Phoebe
— Pero quien te crees no llame para pedirte limosna dijo Martha indignada. Olvídate de tu familia, nosotros también nos olvidaremos de ti.
Durante meses Phoebe compartió el lecho matrimonial con Ángelo, pero se mantuvo fiel a su promesa y nunca la toco, solían salir a reuniones a menudo, siempre eran fotografiados. La diferencia de edad siempre era un tema recurrente entre la prensa y las personas que los rodeaban, cada evento marcó un antes y después en Phoebe, su ropa y joyas solo hacían explotar su belleza y juventud.
Con el paso de los meses la salud de Ángelo comenzó a deteriorarse, provocando rumores. Siempre había pensado que si eso pasaba su hijo, asumiría el control de todo. Eso no solo no había ocurrido sino que además él estaba detrás del boicot.
Phoebe sonrió al cruzar las puertas de la casa del lago adoraba ese lugar con motivo de su primer aniversario Ángelo había decidido pasar una semana ahí.
Phoebe había comenzado a notar sus cambios físicos, lo notaba cansado, más delgado.
Una tarde mientras se encontraban sentado a orillas del lago. Ella lo miró.
— ¡Deberías ver a un médico!, dijo ella preocupada. Su relación con Ángelo era complicada, él era su carcelero y esa bonita casa su prisión. No era un hombre cariñoso y tampoco compartían intimidad. Pero al menos con él, Phoebe sabía a qué atenerse cuando ella necesitó ayuda y protección él se la había brindado sin que ella lo pidiera, si algo pasaba ella se quedaria sola.
— No lo haré, no tengo interés alguno en eso dijo.
— Cuando regresemos pediré una cita, te ves cansado y eso no me gusta.
— No lo haré, las órdenes aquí las doy yo dijo él. Phoebe lo miró y al hacerlo lo vio claramente.
— ¿Tú ya sabes lo que tienes?, Pregunto ella preocupada.
— Sí, lo mismo que hace ocho años la diferencia es que esta vez no hay nada que hacer dijo él con amargura.
— Entonces buscaremos otra opinión, tal vez en otro país, tú tienes los medios para hacerlo.
— No lo haré, aceptaré mi destino. No entiendo cual es tu problema con eso, serás libre y tendrás mucho dinero con sarcasmo.
— No quiero tener dinero, no quiero quedarme sola exclamó ella horrorizada.
— La soledad no es mala, antes de casarme contigo estuve veinte años viviendo solo y aquí me ves dijo él.
— Ahí tienes el resultado, no quiero estar sola y terminar así dijo ella con tanta elocuencia que despertó la curiosidad de Ángelo.
— ¿Qué tengo de malo?, pregunto él
— Lo dices en serio, eres sarcástico, rondando el cinismo y nunca sonríes. Siempre estás serio y solo trabajas dijo ella.
Ángelo comenzó a reírse, ella se acercó a él que se encontraba de espaldas al lago.
¡No quiero estar sola!, exclamó ella.
— Que haré contigo niña dijo él. Está bien tú ganas, eso sí ni una palabra a nadie.
Ella se acercó a Ángelo y lo beso en la mejilla, luego lo abrazo.
— Nos están fotografiando desde el lago murmuró ella en su oído. Será mejor que entremos a la casa exclamó ella. Ángelo se puso de pie y camino junto a su esposa.
Dos días después Ángelo leía en uno de las revistas una nota sobre él y su esposa donde pudo ver las fotografías que le realizaron...