Cazada Por Mi Prometido

Mi mente estaba un poco cansada, pero aun así llegué un poco tarde al restaurante en el que paute mi reunión con Alexander, no quería verlo, pero llegar tarde era mejor que ser puntual y hacer lo que él quería.

Cuando entre en el restaurante fui guiada de forma amable hasta una zona VIP, Alexander estaba bebiendo una copa se vino mientras golpeaba la mesa con sus dedos con cierta desesperación, Alexander odiaba esperar, mucho más cuando él era una persona muy puntual.

Al verme su mirada se iluminó y espero ansioso a que me sentará, tenía claro lo que debía hacer, en todo momento debía mantener mi postura e internar ser lo menos amable posible, debía tratar a Alexander de la misma manera en la que me trató y hacerlo sentir mucho peor de lo que yo me sentí.

–Buenas noches –Dije un poco indiferente– ¿Qué es lo que tanto querías decirme?

—Bueno, quería pedirte perdón… entiendo cuáles fueron todos mis errores y tampoco te respete.

—¿Qué quieres que haga con tu entendimiento? No volveré a tu lado, además, ¿Crees que aceptaré que continúes viendo a otras personas? Me amo más de lo que te ame alguna vez, no mereces ni una pizca de mi tiempo o atención.

—No digas ese tipo de cosas… entiendo que cometí muchos errores, me deje influenciar por Emily y no te respete del todo, pero juró que jamás tuve la intención de casarme con alguien que no fueses tú, en mi mente tú eres la única mujer junto a mí.

–Es lamentable que hayas notado eso en este punto, ambos sabemos que esta relación no tiene futuro alguno, ya no deseo escuchar tales palabras de tu boca, mucho menos cuando he sido despreciada de forma tan inminente por ti en más de una ocasión.

—Diana, estoy siendo sincero –Dijo con cierta desesperación– me haces mucha falta, extraño estar junto a ti la mayor parte de mi tiempo, escuchar tu voz, verte sonreír, escuchar tu dulce risa, eres más importante para mí de lo que crees.

—Alexander, querido Alexander –Dije con un rostro lleno de desprecio, pude notar como mi mirada hizo estremecer a Alexander– eres solo un mujeriego sin remedio ¿Quieres que crea tus palabras? Ni siquiera sabes cuál fue el detonante de mi decisión.

—¿Cómo lo sabré si no me lo dices? Realmente me estoy esforzando por arreglar las cosas entre nosotros.

—No siento que te estés esforzando, honestamente, yo he hecho más que solo rogar y esperar, luche por muchos años y te demostré mi amor de mil formas diferentes, lo peor de todo es que ni siquiera puedes decir que mis esfuerzos significaron algo para ti. Si extrañas algunas cosas, aprende a vivir por ti mismo o mejor busca a Emily o a una de tus amantes, quiero ver quien es capaz de soportar tu horrible personalidad y tu asqueroso temperamento.

—Es la primera vez que me hablas de esa manera –Puso una sonrisa amarga– lo que me molesta es la forma en la que me miras ¿Tanto me odias?

—No tienes ni la menor idea, lo digo muy en serio, déjame en paz, no nos vamos a casar, no estoy haciendo un berrinche y lo más importante, no me interesa perdonarte o recibir tus disculpas, desde esa noche no somos más que conocidos y quiero que me trates de forma profesional.

—No puedo hacer eso, entiéndeme Diana, sé que las cosas no son iguales entre nosotros, pero todavía podemos proseguir con los planes de matrimonio.

—¿Estás loco? Está claro que no me amas y deseas atarme a tu lado, eres un ser egoísta, no sé que fue lo que ocurrió contigo y mucho menos sé la razón por la que cambiaste tanto, pero te aseguro que cada día me sorprende más tu forma de ser, ¿Por qué te empeñas en ser tan despreciable?

—No es a lo que me refiero, sé que en el fondo me amas, podemos casarnos y…

—¡No! –Lo interrumpí– No importa cuanto te ame, estoy harta de ti Alexander, eres egoísta, egocéntrico, lo más importante, no me amas y lo demostraste al cambiarme rápidamente por Emily ¿Crees que me quedaré junto a ti solo si me lo pides? Si eso piensas, entonces puedes tomar tus maletas para empezar a irte al diablo.

—Diana…

Me levanté de la mesa con intensiones de irme, sin embargo, Alexander tomó mi muñeca impidiendo que me fuera del sitio, lo miré de forma desafiante, pero este no cedió ni un segundo.

—¡No me toques! –Aparte mi mano con brusquedad, pero Alexander se paró frente a mí impidiendo que caminara– quítate Alexander.

—No has comido, quédate un poco más… entiendo que estés dolida, pero de esta forma no vamos a arreglar las cosas.

—No quiero arreglar nada y tampoco quiero comer contigo.

—Has estado pegada a Erick como un chicle estos últimos días y no puedes ni siquiera comer conmigo.

—Existe mucha diferencia entre él y tú, la principal es que él jamás me trataría mal, es el único que me ha apoyado, cuando tú me diste la espalda él me ayudo, le debo más de lo que puedo siquiera imaginar.

—Diana, él está enamorado de ti ¿Acaso no lo notas? No debes estar tanto tiempo junto a él.

—Eso no es algo que deba preocuparte, si Erick siento o no algo por mí es algo que solo me interesa a mí y a él, no debo darte explicaciones y como ya lo dije, no permitiré que sigas queriendo ser parte de mi vida.

—¿Las cosas serán así…?

—¿Lo dudas?

Aproveche la oportunidad en la que Alexander bajo la guardia y me fui dejándolo atrás, ni siquiera sé si intento seguirme, pero subí lo más rápido que pude al auto y mi chófer comenzó a conducir a penas subí al auto.

Miré por la ventana, los edificios aparecían y desaparecían rápidamente mientras miles de pensamientos abordaban mi mente ¿En qué momento llegué a tal punto? No pude evitar mirar a las personas que caminaban tranquilamente, era increíble como mi vida era un lío mientras las personas a mi alrededor parecían realmente tranquilas.

Cuando el auto paro frente a mi nuevo departamento baje de mala gana, estaba pasando por uno de esos momentos en los que no quería hacer nada, estaba decepcionada de todo y de todos.