La Diabla

A las dos horas de nosotros llegar, aparecieron Omar y la prometida de Alen muy contentos, riendo como si nada malo pasara, y para ellos claro que no era el problema.

Lo asombroso de todo esto es que esa parejita se presentaron ante el viejo como prometidos, a mí sólo me causó gracia, pero mire a Alen a ver su reacción.

Al hablar con él sobre su prometida, me dio a entender que ella no le importaba, pero cuando dijeron esas palabras lo confirme.

El tenía una sonrisa gigante, como si se hubiese librado de algo y era obvio, se libraba del casamiento.

Durante la cena El viejo habló sobre hacer una boda doble y yo rezaba para que eso sucediera porque así tal vez me libraba de ese idiota, pero se negaron.

Alen y yo estábamos sentados uno al lado del otro, prácticamente nosotros no nos separábamos, porque él trataba de protegerme y así hablar para librarnos de esa familia a la vez. Él lo decía por escaparse y yo sólo lo decía para matarlos.

Claro está que el viejo creyó que nosotros éramos pareja, así que nos ofreció a nosotros la boda doble, sólo nos miramos, en ningún momento dijimos que estábamos juntos y no sabíamos que hacer, así que hable pensando en lo mejor para ambos. No quería que por culpa de ese viejo nos metan en problemas.

—Gracias por su oferta Señor, pero nosotros no somos pareja, sólo somos buenos amigos y por eso estoy aquí presente, soy su compañera de baile en la boda—digo.

— Que lastima, hacen linda pareja, tal vez con el tiempo logren estar juntos y sino, no tengo problemas en tener dos esposas— responde el viejo guiñandome el ojo.

Asco, mil veces asco, me daban ganas de correr para vomitar al pensar en ese hombre cerca de mi, pero estaba la otra parte de su diálogo, dijo que haríamos linda pareja en un futuro y eso era malo. Lo supe por la mirada que me dieron casi todos, pero principalmente Omar, tenía que salir de ese problema y sacarle esa idea al viejo,

—No viejo verde, saque esa idea de su mente. Ya tengo mi pareja y estamos muy felices.—contesté.

Sabía que estaba siendo irrespetuosa con el viejo, pero me importó un rábano. En sus palabras y en nuestras respuestas estaba nuestro destino, yo sé que aguantaría golpes de todo tipo, no me importaba, pero Alen era mi amigo en esta ocasión, no podía dejar que nada malo le pase. No aguantaría su muerte, no por tener sentimientos hacia él, sino porque trata de ayudarme a escapar.

— Eres irrespetuosa y salvaje, ¿te lo han dicho?—me pregunta el señor mirándome pícaro.

—Lo he escuchado mucho últimamente, aunque no me afecta. Prefiero callarle la boca a los idiotas —le sonreí

Lo vi en su cara, se enojó, se molestó demasiado, casi le revienta un ojo y yo sólo gozaba por dentro, estaba contenta de salirme con la mía.

El viejo se quedó callado, no dijo ni una estúpidez más, hasta que tocó otra vez el tema de la boda.

— Hoy quiero adelantar la noche de bodas, no creo esperar hasta mañana—responde avisando a Fátima.

La miraba tanto que parecía desnudarla.

Sus padres no tuvieron ningún problema en que la chica de 20 años estuviera con el viejo, pero yo esa noche le tenía la sorpresa de su vida.