toda mi vida vivi una vida donde fui despresiada y sola pero ahora que e renacido en la hija de un duque disfrutaré esta segunda oportunidad como hija mimada del duque William valtorian
NovelToon tiene autorización de aylustar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capítulo 7 primera palabra de Astrix
El niño se acercó a la carriola de Astrix con una mirada fija en ella. Sus ojos azules resaltaban con sus cachetes redonditos, su cabello enrulado y rubio con toques dorados, y su ropa de príncipe.
—Hola, Astrix Valtorian. Soy Daniel Lumeria —sonrió con un aura brillante.
[Astrix bebé]
Mucha luz… mis ojos prefieren lo sombrío de Anton. ¿Por qué pienso tanto en ese niño? ¡Ay no, cierto…!
En ese momento recordé que en mi vida pasada compré la versión especial de este libro, y venía un dibujo del cuerpo de Anton adulto. ¡Ay no, ya me emocioné! Si me quedo con Anton tengo doble premio: sobrevivir y… bueno, después otras cosas.
—Na —lo ignoró Astrix, mirando hacia otro lado.
—¿Qué caso? ¿Me está rechazando tu hermanita? —preguntó curioso Daniel, mirando a su padre con un puchero.
—Veo que no le caes bien a Astrix —dijo Alexander mientras jugaba con el pelo de Anton.
—Señora Elena, usted que sabe más de bebés… ¿qué le pasa a Astrix? —preguntó Bartolomeo.
Elena lo miró confundida; ella ya no era parte de ese escenario.
—Perdón, me fui de foco. Astrix es una bebé, bebé. ¿Sabe qué hace? Si ella no quiere a alguien, lo demuestra —respondió seria.
[Bebé Astrix]
Eso, señorita Elena, yo sé lo que quiero. Y eso es sobrevivir.
Bartolomeo parecía rodeado de un aura enojada. Esto es raro, pero me da igual. Uno por uno van a caer… porque esa gente hizo que mi papá lindo cayera en desgracia. Y Astrix se casará con esa maldita familia real.
La hora pasó y ese niño, Daniel, no dejaba de molestarme con sus estúpidas cosas. Me traía objetos y yo no quería nada.
—Mira, Astrix, un gato —rió el niño—. ¡Oh, qué tal esto!
—Na, na —lo empujó Astrix, empezando a gritar—. ¡Na!
—Oye tú, déjala en paz —dijo Alexander, serio—. ¿No ves, bebé, que no quiere estar contigo ahora?
—¿Así? —preguntó curioso Daniel—. ¿Por qué no quiere?
—Pasa que ella es niña, y a las niñas no les caemos bien los niños —intentó explicar Anton mientras le iba a poner la mano en el hombro.
De repente, una mano lo apartó con un golpe.
—¿Quién te crees tú, mocoso, para tocar al príncipe? —dijo seria una mujer.
[Bebé Astrix]
¡ERA MARY! ¡MALDITA VIEJA BRUJA! Nadie toca a Anton.
—Mírate, fenómeno. Aléjate del príncipe. Si él quiere estar con esa mocosa, lo va a hacer —replicó Mary.
—Nana —balbuceó Alexander, jugando con sus manos—. Astrix no quiere a Daniel, por eso.
La mujer, con arrogancia, miró a Astrix.
—Por favor, esa niña debería estar feliz de que el futuro rey le hable. Es más… —sonrió y llamó a otra pequeña.
Era una niña de cabello ondulado, de dos años, vestida con brillos y una pequeña corona. Se llamaba Sophia Queen: la protagonista.
—¡Ella es mi sobrina! Acaba de perder a sus padres —dijo Mary con tono orgulloso, mirando a Astrix con desdén.
¡Esperen! ¿Eres Mary, la tía de la protagonista? ¿Qué está pasando aquí?
—Hola, joven —se inclinó y miró a Astrix—. Hola, señorita Valtorian —tomó su manito—. Qué bonita eres.
[Bebé Astrix]
¿Por qué pone esa cara? Espera… no me digas que va a hacer algo.
En ese instante, la niña tomó la mano de Astrix y la empujó suavemente.
—Ay, bebé, ¿por qué haces eso si apenas nos conocemos? —fingió Sophia, comenzando a llorar.
La gente se conmocionó y comenzaron los murmullos. Claro, lo típico… tenía que ser una Valtorian.
Los comentarios eran intensos, hasta que una pequeña voz exclamó:
—¡Esa niña se empujó sola! —dijo Anton enojado—. ¿No te da vergüenza, siendo tan chiquita, molestar a una bebé de nueve meses?
—¿Y tú, fenómeno, quién te crees? —gritó Mary.
De pronto, una voz gruesa y firme la interrumpió, helando el aire.
—Se cree… porque es mi hijo —dijo un hombre serio y corpulento. Tenía una imponente ropa de guerra y pieles en sus hombros.
Todos lo miraron sorprendidos. Era Ópera Thurder, el papá de Anton. Un hombre temido, que se ganó el título de marqués por su valentía en la guerra. Anton era su hijo adoptivo, pues el verdadero heredero no se quizo hacer cargo del niño. pero Ópera lo aceptó así que cría a su nieto como su hijo.
—Es mi hijo, y nunca se equivoca en lo que dice —rugió enojado—. Y si esa niña lo hizo a propósito, lo hizo. ¿Acaso van a creerle más a una simple sobrina de una nana?
El silencio cayó de inmediato.
[Bebé Astrix]
Es hermoso… amo su forma de liderazgo. Pero, ¿Anton? ¿Cómo supo que ella lo hizo a propósito?
—¿Bebé, ya está bien? —preguntó curioso Anton.
[Bebé Astrix]
¿Eh? ¿Me entendió? ¿Cómo sabe lo que pienso?
—Bebé —susurró él—. Sí sé lo que piensas.
Astrix no podía creerlo: alguien podía escuchar lo que pasaba por su mente. Mientras tanto, el marqués, aún furioso, se llevaba consigo a Anton.
El marqués Ópera ya se llevaba a Anton de la mano, con la frente dura y los pasos firmes. Astrix, desde su carriola, empezó a inquietarse.
[Bebé Astrix]
¡No! ¡Que no se vaya! Yo lo quiero aquí…
Sus manitos se movieron con torpeza hacia él y, de pronto, de su boca salió un balbuceo extraño, quebrado, pero claro para todos.
—A… An… ¡Anton! —dijo con su vocecita, como un suspiro.
El aire se cortó en seco. Los murmullos se transformaron en un silencio absoluto.
El marqués Ópera detuvo sus pasos, sorprendido. Anton lo miró con los ojos muy abiertos, como si no pudiera creer lo que había escuchado.
—¿Qué dijiste, pequeña? —susurró Anton, inclinándose apenas.
[Bebé Astrix]
Lo dije… lo dije de verdad…
La gente alrededor comenzó a susurrar:
—¿Su primera palabra fue el nombre del niño Thurder?
—¿Cómo es posible?
—Una Valtorian diciendo eso…
Entre la multitud, el padre de Astrix se levantó con furia contenida, sus pasos resonando como un trueno. Su mirada estaba enrojecida de rabia.
—¿Qué significa esto? —gruñó con voz grave, dirigiéndose a Ópera—. ¡¿Por qué la primera palabra de mi hija, una Valtorian, tiene que ser el nombre de tu hijo adoptivo?!
El ambiente se volvió pesado, casi irrespirable. Ópera se cruzó de brazos, con la frente en alto.
—Porque hasta un bebé sabe reconocer la lealtad y la verdad cuando la ve —respondió con dureza—. Y tu hija no se equivoca.
El padre de Astrix se tensó aún más, con los puños cerrados.
[Bebé Astrix]
Oh, no… ahora hice un desastre. Pero no me arrepiento. No quiero que Anton se vaya…
Anton, en cambio, sonrió apenas, con los ojos brillando. Se inclinó hacia la carriola y murmuró tan bajo que solo Astrix pudo entender:
—Gracias, bebé.
William regresó al despacho con pasos pesados, todavía con el eco de la palabra de su hija clavado en el pecho. Cerró la puerta de golpe, apretando los puños.
—¡Esto es inaudito, Elena! —gruñó, con el rostro enrojecido—. ¿Cómo puede ser que mi hija, mi sangre, haya dicho como primera palabra el nombre de ese… ese niño Thurder? ¡Delante de todos!
Elena, que estaba junto a la ventana, lo observó con calma. Su semblante no mostraba sorpresa, sino una serenidad que parecía chocar contra la tormenta de William.
—William… —dijo despacio—, es solo una bebé. Astrix no sabe de títulos, ni de linajes, ni de guerras entre familias. Ella solo reacciona a lo que siente.
—¡Pero todos lo escucharon! —insistió él, llevándose una mano al cabello—. Ahora pensarán que un Thurder tiene más importancia para mi hija que su propia familia. Es una humillación.
Elena caminó hacia él, sin perder la calma, y le apoyó una mano suave en el brazo.
—Escúchame bien —habló seria, pero sin elevar la voz—. Lo que pasó no es una humillación, es una muestra de inocencia. Astrix dijo ese nombre porque en ese momento lo asoció con cariño, con alguien que la protegía. No con un enemigo.
William frunció el ceño, respirando agitadamente.
—¿Cariño? ¿Con un Thurder? —refunfuñó.
Elena sonrió con suavidad, casi como si hablara a un niño.
—Cariño con un niño, William. Recuerda que Anton también lo es. No veas conspiraciones en los balbuceos de tu hija. Astrix apenas está descubriendo el mundo, y si su primera palabra fue un nombre, tómatelo como un milagro… no como una afrenta.
El duque se quedó en silencio, tragando saliva, mientras la calma de Elena poco a poco apagaba la rabia que lo consumía.
[Bebé Astrix]
Gracias, Elena. Si no fuera por ti, papá estaría explotando aún más.
Elena acarició suavemente la frente de la bebé, como si también hubiera escuchado aquel pensamiento.
✨ Dato corto: Elena tiene la habilidad de calmar a William porque, a diferencia de él, nunca se deja llevar por las apariencias ni por el qué dirán; ella ve la inocencia de Astrix donde William solo ve amenazas.
su padre es noble así que no se compara
llamarlo papá así el da ella da sería juntos para el pobre corazón
de William jajaja que adora a su hija aunque es divertido verlo celos pero ahora sí esa mustia no pudo que alaben a esa mustia igual a ella por lo menos alegro a su hermano