Mi Papá, Jefe De La Mafia

Capítulo 7

⚠️En este capítulo, tiene contenido erótico y sexual, etc. No aptos para personas susceptibles a ellos. Si no crees adecuada la lectura estás en libertad de omitirla.⚠️

Después de sepultar a Aldo Gabellotti en la cripta familiar, Paolo se convertía en el nuevo Jefe de la familia Siciliana. Los Carusso lo reconocían como tal, esperando que el respetara los acuerdos pactados con su antecesor. Pero Paolo tenía algo más importante que hacer, tenía que ir por la mujer que amaba.

Pero Argelia vivía cautiva en las cuatro paredes de su habitación, la mansión de los Soria era una fortaleza, había más seguridad que antes. Incluso Argelia tenía que trabajar desde casa, además las peleas con su padre eran una verdadera tortura ella ya no podía más. Días después Paolo esperaba una oportunidad para ver a Argelia, sin embargo no sucedió.

—Señor porque no entramos a la fuerza, somos ocho. Además somos muy buenos tiradores, incluso podemos usarlos de escudos para entrar hasta la señorita Argelia.—le aconsejaba Fabrizio

—No estamos en Sicilia, créeme ya se me había ocurrido. Necesito hablar con ella y arreglar las cosas entre nosotros, así podré llevarla conmigo.—En ese momento Tayde regresaba a casa, ella pudo observar a Paolo merodeando.

Tayde solicitó que la dejaran bajar de la camioneta, lo cual se negaron los de seguridad. Así que no insistió para no levantar sospechas, había una persona que podía entrar y salir de la mansión sin vigilancia. Esa era Leonora. Tayde sin más demora entró a buscarla.

—Tía, allá afuera está Paolo Gabellotti. Está aquí por mi hermana. Tía tienes que ayudarlos, ellos se aman.—

—Si tu padre se entera me corre de esta casa, además es capaz de acabar con ese muchacho.—

—Tía ayúdala a que puedan hablar y resolver los malos entendidos. Acaso tú nunca has amado a alguien tanto que sería capaz de todo por esa persona.—

Leonora se conmovía al escuchar tan angustiada a Tayde, tenía razón tal vez sería la única oportunidad para su sobrina Argelia.

—Está bien la ayudaré, dile a Argelia que se prepare.—

Tayde fue al despacho a avisarle a su hermana que su tía le ayudaría a salir de la mansión, que Paolo estaba cerca esperando hablar con ella. De inmediato Argelia fue a ponerse un vestido bonito para ver a Paolo.

—¿Señorita Leonora saldrá sola?—

—Así es Raúl, me llevaré mi coche no necesito que nadie me acompañe, Tayde irá conmigo. Deben quedarse al pendiente de mi sobrina Argelia.—

Tayde acompañó a su hermana al coche de su tía que estaba en el garage, la ocultó en el asiento trasero del coche. Leonora tenía el lugar ideal para que Paolo y Argelia tuvieran una reunión a solas para que pudieran decidir su situación. Salieron sin problema alguno, Tayde le señaló a su tía donde estaba Paolo. Leonora bajó el vidrio y le hizo una seña, Fabrizio se acercó a ella. Simplemente le entregó una nota, Fabrizio se la llevó a Paolo. Era la dirección del departamento de Leonora, ahí sería su punto de reunión, Argelia estaba muy asustada. Más tarde llegaron al lugar.

—Gracias tía.—

—Cuando termines nos llamas, lo que decidas te apoyaré.—

Argelia esperaba a Paolo, estaba muy nerviosa. Sabía que esta conversación sería definitiva, minutos después llamaron al timbre. Ella abrió de inmediato, Paolo no pudo resistirse al verla, la abrazo y beso apasionadamente ella era la mujer que amaba.

—Te he extrañado tanto mi vida.—

—También yo, porque me ocultaste quién eres.—

—Pensaba dejar esa vida para poder estar contigo, pero ahora no puedo mi tío falleció y yo soy su sucesor.—

—Se que no pueden dejar ese modo de vida, te amo mucho.—Argelia recordaba la amenaza de su padre.—Pero no podría estar con alguien que vive de esa manera, en tu mundo hay violencia, trata de personas y familias destruidas. Vivir con la angustia de que algo te suceda, Paolo no soy tan fuerte.—

—¿Estas terminando conmigo?—

—Para que nada nos separe, que nada nos una. Eres el amor de mi vida, pero no podría vivir de esa manera a tu lado.—Argelia le estaba mintiendo, su padre le había jurado que acabaría con todos ellos si seguía con él, Argelia prefería saber que estaba lejos de ella pero con vida. No quería el mismo destino que había tenido Víctor su primera ilusión.

—Dime que no es verdad, Argelia hoy mismo nos vamos a Sicilia para estar juntos.—

—No, no me iré contigo. Debemos terminar.—Paolo no podía creerlo

—Eres una cobarde, pensé que me amabas.—

—Si te amo, pero no podemos estar juntos.—

—No digas eso, se que tú me amas.—

Paolo comenzó a besarla sin control, Argelia le correspondía, la pasión entre ellos era difícil de contener. Los besos de Paolo estaban llenos de fuego, su respiración realmente estaba agitada, estaba listo para devorarla una vez más, la despojó del vestido se acercó para acariciar y lamer sus pezones, arrancando los gemidos de su amada. Paolo deslizó sus labios desde sus senos, recorriendo su abdomen hasta llegar a su parte íntima, probaba una vez más de su indescriptible sabor. Argelia estaba realmente extasiada por todas las caricias de su amado.

Paolo se puso frente a ella para besar su cuello, y con su mano estimulaba su centro. Ella gemía sin control alguno, estaba preparada para unirse a él y que la embistiera sin control.

Se colocó entre sus piernas para embestirla lenta y delicadamente, estaba disfrutando de la mujer que amaba. Poco a poco subió la intensidad de las embestidas, la respiración de ambos se aceleraba sin control. Después cambiaron de posición, Argelia se montó sobre Paolo para llevar el control, él la sujetaba de ambos senos mientras ella movía sus caderas. Eran una pareja muy apasionada y entregada, juntos llegaron al clímax de la pasión, sin separarse ella lo llenaba de besos, para Argelia era una bella despedida del hombre que siempre amaría.

Era la última vez que estaría con él, y tal vez nunca volverían a verse. Pero sabía que era lo mejor por el bienestar de Paolo, se quedó profundamente dormido en sus brazos, mas tarde era hora de que Argelia volviera a casa, ella lo observaba dormir, se grabaría por siempre su imagen y eso le ayudaría a seguir con su vida.

Leonora y Tayde la esperaban para regresar, al verla salir sola se dieron cuenta de que había tomado una equivocada decisión y que pagaría para el resto de su vida por ello.

—Eres una cobarde.—le reprochaba Tayde.

Argelia lloró todo el camino a casa, siempre se arrepentiría de esa decisión. Pero también conocía los alcances de su padre, y de lo que era capaz. Más tarde Paolo despertó, Argelia lo había dejado solo así que entendió que ella no lo quería en su vida. Argelia le había roto el corazón, la frase que siempre le decía lo hizo llenarse de resentimiento. Nunca volvería a amar a alguien de la misma manera, todo había sido un sueño que tarde o temprano se terminó.