En Arendelle se había corrido el rumor de que existía una bruja que se escondía en lo más profundo del bosque, nadie podía afirmarlo pero el rumor estaba ahí y nadie se atrevía a cuestionarlo.
Pero un buen día el Alfa del pueblo decidió ir al bosque a cazar, sin pensar que una trampa para osos lo atraparía estando transformado en licántropo, habiendo escapado de ella fue atacado en el camino y malherido, cansado y a punto de caer inconsciente, vio a lo lejos a una mujer que estaba corriendo hacia él y sin pensarlo fue hacia ella y luego de ello no supo qué sucedió después pero de algo estaba seguro...
Había encontrado a su compañera...
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Capítulo 6
SCARLETT
Volví a casa luego de que me encontré al Rey Alfa en el mercado del pueblo al que muy rara vez iba, dado que tenía todo lo que necesitaba en mi casa y no tenía la necesidad de salir del bosque durante el día, a menos de que fuera estrictamente necesario.
Miraba el Rooibos que me había conseguido y sinceramente se sentía raro porque nadie antes había hecho eso por mí.
Era muy lindo de su parte que estuviera dispuesto a ayudarme a conseguir el Rooibos porque al ser muy cotizado por los humanos y brujas es muy difícil de conseguir fresco.
Además, estando en un clima frío y fresco como el que tenía Arendelle, era prácticamente imposible hacer que creciera en el bosque con el resto de mis hierbas medicinales.
Me puse a trabajar en el Rooibos dado que un cliente del pueblo me lo había pedido para su hijo que era propenso a las alergias, tomar el Rooibos en una infusión iba a ser bueno para el niño para así hacerlo menos propenso a las alergias que desde que lo conocí sus alergias han sido un gran problema.
(***)
Luego de un rato terminé de hacer el tarro de té para el niño, solo había que esperar a que su Madre viniera por el tarro. Mientras limpiaba la cocina, oí que tocaban la puerta y supuse que era la Madre del niño, Helena.
Pero al abrir la puerta me llevé la sorpresa de que era nada más y nada menos que...
—¿Su Majestad? ¿Qué se le ofrece?—Pregunté desconcertada por su repentina visita.
—Nada, —Respondió.—¿Acaso no puedo visitar a mi salvadora?—Esa pregunta no me gustaba en absoluto.
Suspiré pesadamente dejándolo, rezando en mi mente que no fuera un error o algo de lo cual me arrepintiera.
En el momento en que cerré la puerta de madera color caoba, sentí la sensación de que ese tipo me estaba respirando en el cuello, en pocas palabras me estaba olfateando como si fuera un perro. Y lo peor era que ese licántropo de cuarta era pariente de los perros domésticos.
—¿Podría dejar de olerme, por favor?—Pedí incómoda.
—¿Por qué no puedo olerte? ¿Es ese hechizo?—Murmuró ignorando mi petición y siguió olfateando mi cuello.
Pronto me harté y como pude me lo quité de encima empujándolo con magia, estaba harta de tenerlo tan cerca y que sobre todo mi bruja interior Anne estuviera tan ansiosa de ver qué había dentro de la mente del Rey Alfa.
—No, no es un hechizo. Es un encantamiento, que uso para no ser detectada por otros licántropos y vampiros, además de otras brujas que solo vienen a provocar problemas sin sentido—. Respondí cruzando los brazos.
Esa respuesta no le gustó y entonces siguió tratando de convencerme de deshacer el encantamiento, pero antes de poder decirle unas cuantas verdades, oí un sonido extraño a lo lejos y sabía que no era un animal.
Era... Una bruja oscura.
Solté una maldición y me puse a trabajar ignorando las protestas de Su Majestad, tenía que evitar que esa bruja lo percibiera.
—¿Qué haces? ¿Qué sucede?—Dejó de hablar al percibir la misma sensación, por fin se quedó callado.
—Guarde silencio, pondré una barrera por fuera sin salir de aquí, eso evitará que esa bruja nos detecte a ambos.
Asintió en respuesta, moví mis manos y de estas emergió una energía transparente y brillante que estaba cubriendo toda la casa, luego de unos minutos había terminado y la casa ya estaba protegida.
Nos quedamos unos minutos esperando a que esa bruja se fuera. Las brujas oscuras eran bastante comunes en los bosques y estas hacían acto de presencia cuando percibían la presencia de un licántropo o una bruja como yo.
Pasaron solo diez minutos y esta no se iba, lo cual me tenía el alma en un hilo. Estaba aterrada porque la última vez que vi a una bruja oscura fue cuando era una niña de seis años que vi cómo una bruja oscura estuvo a un paso de matar a mi Madre. Era un recuerdo doloroso, lleno de dolor y desesperación, además de ese olor a sangre que hasta el día de hoy no olvido.
El miedo de tener que revivir ese recuerdo era doloroso, pero por suerte tenía de mi lado a Anne que siempre me recordaba que una bruja no es cobarde y que todo obstáculo lo enfrentaba con coraje e inteligencia.
Finalmente, la bruja se fue, pero su Majestad estuvo a un paso de abrir la cortina de la ventana, lo cual no le permití y me miró con desconcierto.
—¿Qué pasa?
—No se mueva, aunque esa bruja se fue, aun así su esencia sigue latente y, por lo tanto, no es buena idea mirar por la ventana—. Le advertí.
—¿Por qué?
—Yo cometí ese error y eso casi le cuesta la vida a mi Madre—. No dijo nada y desvió la mirada hacia otra parte, porque todos en el pueblo conocían ese incidente y también fue una de las tantas razones por la que los licántropos tenían prohibido venir al bosque de noche.
Dejé la barrera porque sabía que esa bruja estaba merodeando y no podía bajar la guardia; sin embargo, quería dormir porque ya era de noche y ese licántropo de pacotilla no podía irse por donde vino porque era peligroso.
—¿Cuánto tiempo tomará para que se vaya esa bruja?—Me preguntó sacándome de mis pensamientos.
—Toda la noche, su esencia la atrajo.
—Lo siento, te puse en peligro—. Negué.
—No. Esa mujer se ha aparecido aquí desde que mi Madre se mudó a Arendelle.
—¿Por qué la perseguía?—Me encogí de hombros.
—No tengo idea, pero supongo que ya se volvió tradición—. No seguimos hablando del tema, era doloroso y perturbador para quienes conocían esa historia.
Nos fuimos a dormir cada quien en su esquina, él en el sofá, porque insistió y yo en la cama, turnándonos para vigilar que esa bruja oscura no estuviese acechando la casa, de nuevo. Lo cual hizo un par de veces cuando fue mi turno en la madrugada, pero el resto de la noche estuvo tranquilo.