Arie ha estado enamorada de Andy desde el día en que lo conoció. Pero él nunca lo ha sabido. Para Andy, ella es su mejor amiga, su confidente, la persona en la que más confía. Y aunque su relación es demasiado cercana, demasiado íntima, Andy sigue amando a Evelin, la madre de su hija.
A pesar de que Evelin tiene otra pareja, sigue teniendo un poder sobre él que Arie no puede romper. Mientras tanto, Arie se ve atrapada en un amor que la consume, en la dulzura de Andy que solo la hiere más, y en el cariño de Charlotte, la pequeña niña que siente como suya, aunque nunca lo será.
Ser parte de la vida de Andy la hace feliz, pero también la destruye un poco más cada día. ¿Hasta cuándo podrá soportarlo? ¿Podrá seguir amando en silencio sin que su corazón termine roto en pedazos?
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capítulo 7
Narra Arie.
-¿Que tanto le vez?- me pregunta Tamara con diversión.
-Eh...Nada- mire hacia abajo y continúe limpiando el pescado
- ¿El lo sabe?- la mire confundida.
-¿quien si sabe que cosa?- trate de distraerme con el pescado.
-Que estas enamorada de el.
- ¿De quien?- abri mis ojos sorprendida y Tamara se río.
-Andy, hablo del jefe- sube y baja sus cejas con intención.
No dije nada pero tampoco lo negue y ella se fue con una sonrisa traviesa.
Negue con la cabeza con una pequeña sonrisa y me fui a terminar de cocinar, el restaurante estaba lleno hoy.
Me acerque a Andy y este me sonrió pero su sonrisa se borro de repente.
-Hola Arie-escuche la voz de Carlos me gire y le sonrei ,choco puños con Andy como saludó.
- Carlos te dije que no podias venir asi por asi- dijo Andy molesto.
- los echaba de menos me gusta la cocina, no se porque no soy chef.
- eres abogado este no es tu lugar.
-¿te gusta el trabajo hasta ahora Arie? - me pregunta sonriente ignorando a Andy apoyando sus codos en el meson para poner sus manos abajo del mentón.
- Si un poco movido pero me acostumbraré.
-ya lo harás.
-Carlos no tienes nada que hacer en tu trabajo al parecer tienes mucho tiempo libre- dije entre dientes Andy.
-Saco el tiempo por ustedes- dijo.
Carlos era muy amable.
-Arie puedes ir aver que quiere Tamara- mire a Tamara quien estaba un poco lejos de nosotros.
Asenti confundida pues Tamara parecia muy entretenida en lo suyo, no queria acercarme y que me sacara el tema nuevamente.
Pero lo hice.
- ¿Que necesitas?- ella me miro unos segundos y volvio a lo que hacia.
- ¿de que?- pregunto extrañada.
- Andy me dijo que viniera a ver que querias- ella miro al frente y rio.
- buscame estas especies y ingredientes por favor- dijo risueña dandome una lista.
Para eso teniamos un chico que lo hacia pero como no lo veia por ningun lado asenti y fui a buscar lo que quería.
Cuando regrese le di las cosas y volví a mi puesto de trabajo justo al lado de Andy.
El camarero traia y llevaba ordenes.
-¿A donde se fue Carlos?- mire para todos lados.
-Dijo que se tenia que ir.
- pero si acaba de llegar-Andy inclino su cabeza en mi dirección y por un momento vi enojo en su mirada.
- ¿querias que se quedará? Que te siguiera haciendo compañía si quieres lo llamo nuevamente- dijo un poco alterado.
Abri mis ojos sorprendida y negué.
¿Que le pasaba?.
-Tranquilito Jefe que no se note tanto- paso Tamara con su sarten a emplatar su comida toda sonriente.
Andy se paso la mano por la frente y fue a lavarse la mano para seguir cocinando.
Yo termine mi orden y comencé con la siguiente.
Hoy el restaurante estaba mas lleno que nunca.
Desde que el señor Arturo dijo que se iba a retirar pronto se volvio mas famoso de lo normal todos querian probar la comida del hijo de Arturo para ver si era lo suficientemente buena.
[...]
Termine exhausta, me di una ducha y me puse un pijama.
Hoy no vería a Andy fue a cenar con su madre y su hija el queria que fuera pero estaba cansada como para ir.
Yo estoy muy confundida Andy desde el dia que fue al médico esta actuando raro ¿sera que tiene alguna enfermedad terminal y no me lo habia dicho?, un poco asustada fui a ver sus estudios que el habia dejando aqui en mi casa agarre mi celular y comence a analizarlos todo con ayuda del internet, todo salia en orden eso me tranquiliza un poquito, pero no se que es lo que le pasa.
Si no es una enfermedad que es, no lo entiendo y me mortifica no quiero que le pase nada me moriria si le ocurre algo por muy pequeña que sea.
Me acosté y me puse a ver unos programas de cocina me encontre a mi misma criticando algunas tecnicas y valorando otras era increible la versatilidad del mundo de la cocina, como podías jugar con los sabores y texturas de la comida.
La cocina siempre me apasiono por eso me gradúe de esa área, aunque al principio estaba un poco indipuesta trabajar en una cocina de un restaurante tan famoso me abria muchas puertas era el sueño de cualquier cocinero recien graduado, trabajar en esa cocina tan enorme y hermosa donde te sentias libre, era una increíble sensación.
Cuando estuve a puntó de dormirme escuche la puerta abrirse, el unico que podia entrar como perro por su casa era Andy ya que tenia un juego de llaves.
-ARIEL- grito.
-estoy en la habitación y deja de llamarme por mi nombre, sabes que me gusta que me digan Arie- el al entrar a la habitación me sonrio encantado.
- intenté dormir en mi cama pero me faltas tu- se quito los zapatos y la camiseta- me acostumbre a dormir pegadigo de ti oliendo tu olor y escuchando tu respiración no puedo dormir solo- se acosto a mi lado.
- te malacostumbraste- me reí, pero por dentro estaba muriendo.
Andy se metió en la cama con la misma confianza de siempre. Me rodeó con un brazo y pegó su frente a la mía.
—¿Qué haría sin ti, Arie? —susurró, su voz ronca por el cansancio.
Yo reí suavemente, pero mi corazón latía con fuerza.
—Dormir tranquilo, supongo.
—No —negó despacio—. No sería lo mismo.
Su voz era suave, como si hablara en un secreto que solo nosotros dos debíamos escuchar.
El silencio cayó entre nosotros, pero no era incómodo. Andy me miraba de cerca, sus ojos oscuros brillaban con una calidez que me hacía estremecer. Sentí su mano acariciar mi mejilla, el roce de sus dedos me quemó la piel.
—Arie… —murmuró mi nombre con una dulzura que me hizo contener el aliento.
Sus dedos se deslizaron hasta mi cuello, acariciándome con ternura. Mi cuerpo se paralizó, mis sentidos estaban alerta. Mi piel vibraba con cada roce.
—Tengo miedo de arruinar esto… —confesó en un susurro.
Yo lo miré sin entender.
—¿Arruinar qué?
Él tragó saliva y su mano se deslizó hasta mi cintura, abrazándome con más fuerza.
—Nosotros.
Mi respiración se entrecortó.
—Andy…
Él cerró los ojos por un momento, como si reuniera valor. Luego, cuando los abrió, vi la verdad en ellos.
—Te amo, Arie.
Mi mundo entero se detuvo.
No podía hablar, no podía pensar. Solo podía mirarlo, sintiendo cómo mi corazón se desbordaba de emoción.
Y entonces, antes de que pudiera reaccionar, sus labios rozaron los míos.
Fue un beso tan suave, tan lento, que parecía un suspiro. Como si nos hubiéramos besado toda la vida sin darnos cuenta.
Mis párpados cayeron y me dejé llevar. Su boca encajaba con la mía de manera perfecta, como si hubiéramos sido hechos para esto.
Sentí su mano en mi espalda, acercándome más a él, mientras su otra mano se enredaba en mi cabello. Mi piel se erizó completamente.
Cuando nos separamos, su respiración estaba tan acelerada como la mía.
Nos miramos, y en sus ojos vi la misma emoción que sentía yo.
—Dime que esto es real —susurré con miedo.
Andy sonrió, y acarició mi mejilla con ternura.
—Es real, Arie. Siempre lo ha sido.
Cerré los ojos con una sonrisa.
Y entonces… desperté.
Mi corazón latía con fuerza, mi respiración era irregular. Miré a mi lado y Andy seguía dormido, tranquilo, con su brazo todavía sobre mí.
No.
No podía ser solo un sueño.
Pero lo era.
Me llevé la mano a los labios, todavía sintiendo el rastro de su beso, aunque jamás había ocurrido.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
Porque si en sueños se sentía tan real… ¿qué pasaría si algún día lo fuera?