El cielo no puede ser mas azul que ahora, ni la sangre mas espesa y roja, asi como un cadaver no puede oler a rosas.
Mori cuando apenas comenzaba a vivir mi vida, aunque no puedo decir que tenia una gran vida, pero al final del dia me pertenecia, era mia.
Las circunstancias del mundo en aquel entonces, no eran las mas favorables para nadie, las naciones estaban en constante disputas y un solo error basto para desatar la gerra.
Supongo que de alguna maner deberíamos de estar agradecidos por seguir vivos, pero el ser humano siempre se lamenta por lo que no tiene, maldice por lo que le quitaron y pocas veces agradece por lo que le ha sido dado.
El mundo parece mas grande ahora que en ese entonces, ¿Y como no? si quedan muy pocos sobrevivientes.....
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En pocas palabras, para asesinar a un oscuro debes ser extremadamente bueno, ¡el mejor!.
El espadachín ruge nuevamente mientras me mira con satisfacción, respiró hondo y me giró para ver a los cuatro soldados detrás de mí.
Miró el horror en sus rostros mientras contienen el aliento, medio sonrió burlonamente mientras levanto la mano y clavó a SARAM en el ojo izquierdo del oscuro, quien se ha movido habilidosamente hasta mí.
Su propósito era atacarme mientras estaba distraída, sin embargo; no esperaba que yo fuera rápida y que mi movimiento fuera tan solo una distracción para asesinarlo.
Noto la sorpresa en la cara del oscuro, yo sonrió, el espadachín ruge con furia. Lo miró fijamente y está vez mi sonrisa se hace más grande, levantó mi pierna y pateó el cuerpo del oscuro lejos de mí al tiempo que jalo a SARAM sacándola de su ojo.
El oscuro cae sin vida a unos metros de nosotros, escuchó el jadeo de los hombres detrás de mí, doy un paso hacia adelante.
Me impulso con la punta de mis pies y pronto doy alcancé a los dos espadachines que venían con el oscuro, no tardo en cortarles la cabeza y destruir sus cerebros, hago lo mismo con los topos para luego dirigirme con el espadachín de antes.
Su sonrisa desapareció en algún punto entre el cual mate a sus amigos y vio que no soy un mutado común como el resto. Levantó la mano que sostiene a SARAM mientras veo como el espadachín trata de esquivarla.
Mi mano libre viaja con rapidez del cinturón en mi cintura hasta el orificio donde alguna vez hubo una oreja, clavo el cuchillo hasta el fondo, mientras veo la expresión de sorpresa y dolor en sus ojos.
El espadachín comienza a caer aun lado, jalo a ROJA para desincrustar la del oído de lo que alguna vez fue una mujer. Giró a SARAM Y ROJA en mis manos para ponerlas en descansó.
Me volteó para quedar de frente a los cuatro soldados y comienzo una caminata lenta hasta ellos. El capitán y el otro soldado del cual no sé su rango ni su nombre, me miran con la boca abierta.
Adam está cerca de su hermano quien evidentemente siente mucho dolor.
-¡Deben irse! Aquí ya no es seguro hermano.- es evidente que Roy está aguantando.
Por su expresión y el olor, yo diría que fue mordido hace poco más de cuatro o cinco horas, no le queda mucho tiempo.
Una vez que la transformación se complete, no hay nada que hacer. Excepto tener piedad de él y darle una muerte rápida.
-No te voy a dejar, pelearemos con ellos de ser necesario.- responde Adam con los ojos algo húmedos.
Adam aprieta los puños y los dientes, con rabia e impotencia, pues sabe que ya no puede hacer nada por su hermano.
-No. Son demasiados y no hay suficientes municiones como para acabar con ellos, allá abajo hay montones de ellos, de todas las clases.- Roy medio sonríe a su hermano y se gira para verme.
-¡Por favor! Debe sacarlos de aquí Señora.- dice mirándome con súplica.
**¿Señora?** pienso en la palabra que acaba de decir para referirse a mi persona.
Me agacho frente a Roy, con la punta de ROJA corto la tela de su pantalón, dejando al descubierto la herida. En la pierna se alcanza a notar un agujero pequeño, no más grande que la cabeza de un clavo.
Alrededor la sangre ya se volvió negra y va dejando pequeños hilos del mismo color. Escucho el gemido de Adam, al ver la herida y notó como contienen el aliento los otros dos soldados.
-Deben ir por los demás e irse.- dice Roy -Pronto yo también voy a representar un peligro para todos.
-¿Todos?- preguntó mirándolo.
-Diez soldados... Nueve soldados ahora más cien civiles entre niños y adultos, mi señora.- responde Roy.
Abro los ojos tan grandes como mi sorpresa me lo permite, pues son más personas de las que recuerdo haber visto en el grupo de Maya.
Un jadeo sale de mi boca.
-¡Por favor!- súplica Roy. -Con usted acompañandolos, seguro que podrán lograrlo.- su sonrisa es apenas una fina línea de dolor y esperanza.
-Se que no nos conoce y que seguro le pido mucho, pero allá arriba hay muchas buenas personas, que no merecen un final como el mío, o mucho peor que este.
Roy me mira fijamente, yo no respondo. Solo lo observó, su vida pronto ya no va a pertenecer le, esta llegando a su final y solo tendrá una enorme necesidad de matar y nada más.
Respiró hondo, no me gusta inmiscuir me en asuntos que no son míos, pero ver la determinación en los ojos del hombre frente a mí, sobre todo ver como pone sus esperanzas en una completa desconocida.
Me hace sentir algo extraño que no estoy muy segura de que me agrade la sensación. Los otro tres soldados, guardan silencio mientras Roy habla y pide a una completa desconocida, cosas que no sabe si cumplirá.
Adam esta bastante mal, justo ahora su cerebro no parece pensar en nada más que en la manera de salvar a su hermano menor y los otros dos, parecen vigilar cada rincón donde sus ojos alcanzan a ver.
-Debemos irnos Adam, si lo que Roy dice es cierto. No tenemos mucho tiempo, hay que buscar una manera segura para bajar de la montaña.- La voz del capitán finalmente se alza sobre el silencio mientras tira suavemente de la chamarra de Adam.
El otro soldado me extiende la ropa mojada que trae en sus manos, lo miró por un segundo mientras él medio sonríe inclinando su cabeza un poco, mientras me mirá directo a los ojos.
Agradezco el gesto en silencio y me levanto para vestirme, había olvidado mi desnudez por completo. Ellos intercambian un par de palabras de despedida mientras termino de ponerme las botas.
-¡Vamos!- escuchó decir al capitán mientras me mira.
Doy un paso para seguirlos y siento un leve cosquilleo en la mano que sostiene a ROJA, la miró por un segundo mientras ella tiembla dentro de mi puño.
Luego miro a Roy, observo la herida y sé lo que ella quiere, suspiró con algo de fastidió, parece que mi viaje tendrá que esperar un poco más. Me inclinó sobre Roy.
-Si sobrevives, tu vida me pertenecerá Soldado- digo mirándolo fijamente.
Adam me voltea a ver por primera vez desde que encontró a su hermano, las frentes contraídas de todos me fastidian, pero no hay nada que hacer.
-Esto dolerá- digo mientras le clavo a ROJA justo en la herida.
Roy grita para luego quedar inconsciente, Adam apunta su arma para disparar directo en mi cara mientras grita ¡Maldita!.
El sonido de la detonación hace eco al romper el silencio, la bala se estampa en mi mejilla, sé que se ha doblado y cae despreocupada hasta el suelo perdiendo sé en la nieve.
En algún punto escuché a los otros soldados gritar ¡No!, pero ya era muy tarde para detener la decisión de Adam.
-Deben irse ahora-digo levantándome.
-Les daré tanto tiempo como pueda, así que largo.- Me giró para empezar una caminata cuesta abajo de la montaña sin decir nada más.
No veo sus rostros, pero huelo y siento el miedo de cada uno. Imaginó lo que deben estar pensando y no me importa, si logró salvar más de una vida, eso sera una buena recompensa.
**¡Oh, algo así!** pienso.
Detengo mi paso un segundo y medio giró mi cuerpo. -No intenten sacar a ROJA, ella saldrá por si sola cuando allá terminado de limpiar la sangre.
-Así que lleven al soldado con ustedes, aunque eso implique ir más lento- digo.
Me giró nuevamente y comienzo un descenso rápido dejando los atrás.
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