en su vida pasada mueren los villanos por los protagonistas y malos entendidos sobre todo en su regresión y reencarnación descubrirán la verdadera cara de los disque protagonistas y nace un nueva mujer renovada y enporederada con visiones del futuro
su amor dará historia
los villanos ganarán
una mujer que fue maltratada ,humillada y asesinada en su antigua vida en su nueva oportunidad se hará fuerte y será una mujer que es amada y se alejara de los protagonistas podrá ella alejarse,con la oportunidad de quedarse con su dios griego
el fue un hombre que no veía su alrededor con un amor de infancia cuando regresa de sus estudios de futuro emperador se entera ue sus anda prometida la an asesinada y en el proceso de venganza contra los protagonistas el muere por un descuido
podrá salvarla en esta vida
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capitulo 6
UN AÑO DESPUÉS
Había pasado ya un año desde que en la familia de los duques naciera la hermosa niña llamada Alondra. Todo el mundo estaba complacido y eufórico por la llegada de esta nueva joya a la casa, ya que su nacimiento simbolizaba un futuro prometedor lleno de dicha y prosperidad. Por otro lado, en un lugar no muy distante, se encontraba un príncipe enfrentando serias dificultades. Se trata del Príncipe Cristian, quien estaba siendo presionado por una joven insistente que no cesaba en sus intentos de forzarle a contraer matrimonio con ella. "Señorita," declaró el Príncipe Cristian, "ya le he dicho que estoy comprometido y profundamente enamorado de mi amada, a la cual jamás traicionaría por ningún motivo. Por favor, deje de fastidiarme." Pensaba con frustración, "esta mujer es realmente desesperante; si no fuera la hija de un noble, ya habría desaparecido de mi vida... aunque los accidentes, ya sabes..." solía decir mientras esbozaba una siniestra sonrisa cómplice.
El Príncipe Cristian, confidente con su leal sombra, continuó diciendo: "Sabes bien qué hacer. Que parezca un accidente." A lo cual, su sombra respondió con respeto: "Sí, amo." Pero en sus pensamientos más íntimos, el Príncipe Cristian añoraba a su amada. Se preguntaba cómo estaría, deseando con fervor verla y tener el privilegio de poseer, con ternura, su delicado cuerpo.
Mientras tanto, su asistente Luis, fiel servidor, se acercó con noticias relevantes sobre la joven Janet, una figura intrigante y misteriosa que tenía cautiva la atención del príncipe. "Su majestad, traigo información sobre la joven Janet," anunció Luis. Ante esta entrada, los ojos del Príncipe Cristian brillaron con interés: "Habla," demandó ansiosamente. El asistente explicó: "Bueno, los padres de la joven Janet acaban de tener otra hija que aún es un bebé. Mientras tanto, Janet ha permanecido dentro del ducado, donde ha dedicado sus días a entrenarse. Se ha convertido en una de las más destacadas espadachines, superando incluso a su propio hermano, el primer espadachín del reino. El marqués que corteja a Janet no cesa en sus intentos de verla, pero ella lo evita constantemente, de manera despectiva lo llama 'cucaracha rastrera'..."
Ante esta noticia, el Príncipe Cristian no pudo evitar reír con admiración: "Jajaja, mi bella flor, eres realmente increíble. Me encantas. Es como si supieras ya lo que le ocurriría si viera a esa 'cucaracha', como tú le dices." Sin embargo, el asistente Luis, con preocupación en su voz, comentó: "Majestad, no debería expresarse así de un noble." A lo que Cristian, en un tono más serio, replicó: "Si supieras lo malvado que es ese hombre, y todo el daño que intentó causar a mi bella flor y a mí..."
Luis se limitó a aceptar: "Bueno, usted sabrá, su majestad." Reflexionó el príncipe: "Luis, las cosas en esta vida han cambiado un poco, si acaso te has dado cuenta. He sabido de todo lo que ocurre en las clases y de los acontecimientos que van a pasar. Y en mi otra vida, fui testigo de cómo muchas mujeres intentaban meterse en mi cama, algo que sé que ya no ocurrirá."
Luis añadió: "Maestro, si lo dice de esa manera, será como usted desea. Por cierto, señor, está preparado para asistir a la próxima clase." Seguro de sí mismo, el Príncipe Cristian asintió: "Por supuesto, vamos para allá."
Entretanto, Janet, nuestra radiante protagonista, se encontraba lista para asistir a una fiesta de té a la que había sido invitada. Esta sería su primera aparición en sociedad después de su larga ausencia de un año. Con expectativas en el aire, Janet esperaba que un individuo en particular, al que consideraba un auténtico necio, no se presentara en la velada. "Realmente espero que ese tonto no se aparezca, porque no lo soportaré," pensaba Janet en voz baja. "Aunque no puedo hacerle desaparecer, porque es el protagonista de esta historia..." añadía con sarcasmo. "Y aunque la protagonista femenina también desee ser el centro de atención, espero que no intente competir conmigo en belleza o interés, porque no se compara conmigo, jajaja."
Su leal sirvienta, siempre un paso detrás, se acercó con un cumplido: "Mi señorita, ya está lista. Está hermosa. Va a cautivar y derretir miles de corazones en esa fiesta." Janet, con una sonrisa pícara, respondió: "La única cosa que me interesa derretir es lo que mi prometido guarda entre las piernas," provocando que la sirvienta se sonrojara como un tomate: "Mi señorita, usted sí que dice cosas graciosas."
Con una expresión afectuosa, Janet instruyó: "Oh, cariño, te enseñaré cómo tener a un hombre rendido a tus pies para que no ande mirando en otras direcciones." Avergonzada, la sirvienta admitió: "Señorita, en serio, ni debería... mejor me quedo callada." A lo que Janet, aún divertida, bromeó: "Te mandaré a limpiar todo el patio entero."
La sirvienta, alarmada, imploró: "Señorita, no sea cruel conmigo." Sin dejar de sonreír, Janet replicó: "Lo seré. Te enviaré a limpiar los establos junto al chico que te gusta. Admito que sé que te agrada el joven que cuida de los caballos, ya te he descubierto," lo que hizo enrojecer aún más a la sirvienta.
Tras este ligero e íntimo intercambio, Janet y su séquito subieron al carruaje, rumbo a la esperada fiesta de la Archiduquesa Ferrera. Esta celebración prometía ser un evento memorable, en el que se encontrarían la archiduquesa Darlis, el enigmático villano de la historia, nuestro apuesto César, y, por supuesto, nuestra intrépida protagonista, Janet, dispuesta a debutar nuevamente en la sociedad con el plumaje de su audaz personalidad y su emblema de fortaleza.
No se llamaba Cristian???😲😲😲