un chico que sufre a lo largo de su vida, a causa de inevitables desgracias que acompañan su vida. Theo,¿ serás capaz de librarte de todas las desgracias?
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Through my misfortune parte 6
Mi vida se volvió un caos. Realmente no tenía ganas de seguir. Todo era una miseria. Quería desaparecer. Nadie me consoló, nadie me apoyó, nadie me ayudó a levantarme cuando caí. Estaba solo.
Los días escolares solo empeoraban. Desde ese día, Alex y sus amigos me acosaron, molestaron y golpearon. Nunca pararon. En cambio, cada día era peor. ¿Por qué? ¿Por qué nadie me salva? ¿Por qué me pasa esto a mí?
Nohan... Él nunca vino a mí. Todos creyeron que todo era invento mío, así que el único que terminó perjudicado fui yo, sin razón alguna. No solo en el colegio, sino también en casa. Nadie me escuchaba, nadie estaba. Pero yo quería creer que mi familia todavía me quería y que Nohan aún guardaba algún recuerdo de mí.
¿Cómo podría olvidar nuestros años de amistad? Literalmente, casi toda nuestra adolescencia y niñez la pasamos juntos. Así que guardaba la más remota y mínima esperanza de que él no me olvidaría y que con el tiempo todo mejoraría. Quería creerlo.
Sin embargo, eso no pasó, y mi vida empezó a sonar como una canción de tragedia. Me preguntaba una y otra vez, ¿por qué nadie me ayudaba? ¿O si de verdad había esperanza para mí? Mientras me golpeaban delante de todos, pisoteándome, miraba las caras de todos aquellos que pasaban por allí. Era obvio que un gay que vivía normalmente alrededor de todos no era algo agradable a los ojos de los demás. De hecho, aún peor, para ellos eso fue determinado como "justicia". Yo era un monstruo que nunca tenía permitido acercarse a los demás.
Todos me excluyeron de sus grupos de amigos. Nadie me hablaba. Pero eso era normal. Siempre era igual. Ya sea por mi orientación sexual o por mi familia, alguien como yo no tenía derechos delante de los demás. Eso era lo que siempre creyeron de mí. A veces me preguntaba si Nohan también pensaba lo mismo de mí. Aunque era obvio, porque en ningún momento volvió a cruzar palabra o incluso mirada conmigo.
Todo se había acabado. No quería estar en casa porque era silencioso, pero tampoco quería estar en el colegio porque era doloroso. No tenía ningún lugar al que volver. Ni siquiera me atrevía a ir al lugar secreto que tenía con Nohan. Nada iba a cambiar. Así que, para qué molestarse.
No sabía qué hacer. La soledad, ansiedad y depresión estaban acabando conmigo. Me estaban carcomiendo lentamente. Era difícil incluso respirar. Porque de verdad creí, ingenuamente, que era un monstruo, que no valía la pena seguir. Era triste porque solo tenía 16 años. Como un adolescente, ¿cómo se suponía que debía vivir?
Hasta ahora nunca lo había pensado realmente pero en el fondo de mí, nunca pertenecí a ningún lugar. Era tan devastador no tener a nadie.
Mi rutina se volvió eterna durante toda esa temporada, era lo mismo, levantarme de una cama en la cual no había pegado ni un ojo, bañarme con agua fría porque en casa no había regulador de agua, cambiarme e irme sin ningún alimento en mí, ir al colegió, ser acosado, y golpeado, y volver a casa a esperar lo que sea que vuelva a casa, ni siquiera tenía algo con lo ccualcurar mis heridas, usualmente solo las escondía cuando eran de mi padre, pero la de mis compañeros eran algo así como un merecido por ser un cobarde, constantemente todo se repetía como una santa de cine sin fin. Sin embargo, un par de acontecimientos cambiaron mi rutina.
Un Lunes recuerdo volver a casa, después de un día llenó de golpes como de costumbre, ví a un hombre alto, guapo y algo misterioso frente a la puerta de nuestra casa, me acerqué lentamente para poder preguntar a quien buscaba, creí que se había equivocado de lugar, porque normalmente nadie estaba en casa pero fui interrumpido cuando mi hermana salió, ella estaba realmente arreglada, se veía diferente, se vía feliz, era extraño porque hacer mucho que no la veía de tal manera, de hecho mi corazón salto de nostalgia, porque mi hermana antes siempre sonreía, si su sonrisa era hermosa, me hizo acordar que cuando éramos pequeños, cuando yo lloraba ella era quien me consolaba abrazándome y sonriéndome, esos momentos estaban presentes en mi corazón siempre, yo realmente quería mucho a mi hermana.
El hombre misterioso voltio hacia donde estaba yo y me miró fijamente de pies a cabeza, no me dirigió la palabra, sin embargo con su mirada lo dijo todo ese hombre también pensó que mi aspecto era lamentable, quizás mi hermana también lo notó porque notoriamente. Me fulminó con su mirada como queriéndome decir que me fuera, así que solo incline mi cabeza en forma de reverencia y baje mi mirada, era obvio que en ese momento no podía entrar a casa, no se que pretendía mi hermana trayendo a un hombre asi a casa pero era obvio que en ella no sería bienvenida, me fui del lugar porque no quería la felicidad que tenía mi hermana se que ella normalmente no sonríe así que solo quería que ella disfrutará su vida un poco, pero ¿y yo que?; ¿A dónde debía ir?, no había lugar al cuál ir.
En momentos como esos, recordaba que solía depender mucho de la hospitalidad de Nohan y llegué a creer que de verdad yo me aprovechaba de él.
Cómo mi rutina había cambiado, decidí caminar sin rumbo alguno hacia cualquier lugar al que pudiera ir. Lejos, quizás, o cerca. Ya ni siquiera yo sabía. Solo sé que caminé lo suficiente como para perderme. No sabía en qué lugar me encontraba. Como un tonto, no sabía qué hacer porque mi celular se me había apagado. Igual, no tenía a quién llamar.
En medio de la confusión y preocupación, vi a lo lejos un lago. No, en realidad, vi un puente. Era realmente grande. Había muchas aves allí. No sé por qué, pero una fuerza indiscutible me arrastró hacia allí. Desde allí pude observar el hermoso atardecer que indicaba que la noche pronto iba a llegar. Estaba totalmente embelesado con el hermoso cielo. No solo eso, sino que ver a las aves volar libremente por el cielo me hizo envidiarlas un poco. Yo también quería ser libre como ellas.
Pero no pasó mucho tiempo cuando un fuerte ruido proveniente de debajo del puente me interrumpió, produciéndome miedo y a la vez curiosidad. "¿Qué fue ese ruido?" dije en voz alta. Sin embargo, nada se volvió a escuchar. Imaginé un montón de cosas. Así que, asustado, me acerqué debajo del puente a donde más fuerte se había escuchado el ruido. Pero mientras buscaba, escuché un susurro: "Ayuda". Era alguien... una persona. Estaba pidiendo ayuda.
Me acerqué y lo que vi me cautivó totalmente.