Lissa Rosette una joven doctora del siglo XXI cae en coma después de salvar a una niña de ser atropella por un camión. Sin saberlo queda atrapa en una de las mejores novelas de harén inverso y erotismo escrita por su autora favorita. Ahora Lissa es Eyra una extra que muere cuando el príncipe heredero del reino de Eldoria se aburre de ella, al fijar sus ojos en la dulce protagonista. Pero ahora Lissa siendo Eyra cambiará su destino, se vengara del príncipe que jugo con ella como si fuera un objeto y de la protagonista que no le importo arruinar las vidas de las demás para su lograr sus objetivos. Todo esto antes de que la maldición que posee el cuerpo de Eyra la mate. ¿Lograra Lissa cumplir sus objetivos?
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Capítulo 7
Eyra se encontraba en el convento realizando las tareas que le habían asignado para ese día. Después de ordenar la correspondencia, le encargaron limpiar los pasillos y habitaciones contiguas a la oficina de la Madre Superiora. Al principio, pensó que sería una buena oportunidad para entrar a la oficina, pues casi no tenía vigilancia, pero Ross la alertó sobre la presencia de **centinelas**, objetos mágicos diseñados para detectar el uso de magia. Eran raros y caros, solo unas pocas instituciones poseían tal artefacto.
Por ello, descartó utilizar sus habilidades mágicas para infiltrarse.
La pelimorada había terminado de limpiar las ventanas y los pasillos. En sus manos llevaba un pequeño cubo junto con los útiles de limpieza, iba tan absorta en sus pensamientos que apenas se percató de su entorno. Fue solo cuando su pie tropezó contra algo—o alguien—que despertó abruptamente a la realidad.
Eyra cayó al suelo con un ruido sordo, los utensilios de limpieza desperdigados a su alrededor, y el agua sucia del cubo empapándole el vestido. Un suspiro de exasperación escapó de sus labios antes de que se levantara, furiosa, aunque consciente de que no podía culpar a nadie más que a su propia distracción.
Cuando alzó la mirada, se encontró con un par de ojos color esmeralda que la observaban con una mezcla de curiosidad y divertida arrogancia. El joven, sin siquiera ofrecer disculpa alguna, esbozó una media sonrisa antes de hablar con descaro:
– Vaya, ¿es que te has rendido ante mi belleza o simplemente tienes la costumbre de arrojarte a los pies de los demás?
El rostro de Eyra se tensó, la sorpresa dando paso rápidamente a la irritación. Pero en lugar de devolverle una mirada airada, optó por recoger sus cosas en silencio y pasar de largo, dejando al muchacho observándola con evidente diversión. Sin embargo, cuando había avanzado unos pasos, Eyra se detiene en seco, con la espalda aún erguida y una expresión contenida que apenas disimula su irritación. Luego, sin girarse del todo, ladea el rostro lo suficiente para que sus ojos fulminen al muchacho con desafío. Con una media sonrisa, pero sin amabilidad, le responde con voz firme y clara:
—Si tu belleza fuera tan poderosa, habrías encantado hasta el agua sucia para evitar que me empapara. Pero parece que ni la mugre se rinde a tus encantos.
Y con esa respuesta mordaz, sigue su camino, dejando al chico con una sonrisa ladeada y una chispa de entretenimiento en los ojos.
**Días después...**
Eyra aún no encontraba una manera de entrar a la oficina de la Madre Superiora. Ross tenía una llave, pero se negaba a dársela. Solo había dos copias aparte de la original: una estaba en manos de Ross, y la otra perteneció a la difunta Madre Superiora Aylin, pero se había perdido hace años.
Sin querer presionar demasiado a Ross—pues aún se estaba ganando su confianza—Eyra le propuso un trato. Le enseñaría a manejar mejor la espada y la magia, y a cambio, Ross debía conseguirle ciertas plantas y otros utensilios sin levantar sospechas.
La pelirosa aceptó con una sonrisa, y desde ese momento, todas las noches, después de que el convento se sumía en el silencio, ambas escapaban al bosque para entrenar.
Lo que ninguna sabía era que alguien más estaba atento a sus escapadas… y cada vez más interesado en Eyra.
**Una semana después...**
Eyra seguía con su plan en marcha. Quería terminar todo lo antes posible, pues aún tenía cuentas pendientes con ciertas personas. Aunque los verdaderos acontecimientos aún no habían comenzado, debía estar preparada para ello.
Ese día, mientras organizaba el jardín, Ross se acercó y le pidió hablar en privado. Le informó que había conseguido casi todo lo que le pidió, pero que faltaba una planta—la más importante para su objetivo.
Eyra no podía enojarse con Ross. Sabía que la niña había hecho lo posible. Así que le dijo que no se preocupara, que encontraría la manera de conseguirla.
Cuando la pelirosa se fue, Eyra, frustrada por aquel retraso en su plan, tomó uno de los jarrones del jardín y lo lanzó contra un muro. Justo entonces, una voz burlona rompió el tenso silencio que se había formado
—Tienes un talento excepcional. —La voz burlona rompió su momento de furia contenida—. Primero los jarrones, luego los pasillos, y quién sabe, quizás un día provoques el colapso del convento entero.
Eyra se giró de inmediato, fulminando al muchacho con una mirada afilada.
—¿Siempre interrumpes a la gente cuando están ocupadas, o es que tienes un talento natural para molestar con tu presencia?
Él sonrió con fingida inocencia.
—Solo cuando veo un espectáculo digno de admiración. Aunque confieso que prefiero cuando tropiezas y terminas empapada en agua sucia.
Eyra exhaló con fuerza, resistiendo el impulso de arrojarle un fragmento del jarrón roto.
—¿Tienes algún propósito en esta conversación, o solo viniste a irritarme?
El muchacho fingió pensarlo.
—Bueno… digamos que tengo acceso a cierta Flor de Sombras, que, casualmente, te hace falta.
Eyra entrecerró los ojos, analizándolo con recelo.
—Oh, qué conveniente. ¿Tu habilidad especial es entrometerte en los problemas ajenos o leer la mente?
Él se encogió de hombros.
—Digamos que tengo buen oído.
Eyra chasqueó la lengua.
—Ajá. Así que tienes más de un talento —dijo con tono burlón—. Además de ser irritante, eres un chismoso con aspiraciones.
El muchacho soltó una carcajada baja.
—Podría verse así. Aunque prefiero llamarlo "informante talentoso".
Eyra alzó una ceja, cruzando los brazos.
—Y seguro tu talento viene con un precio.
Él sonrió como si hubiera estado esperando esa pregunta.
—Por supuesto. Mañana me acompañas al festival del pueblo.
Eyra lo miró con incredulidad.
—¿Me estás diciendo que cambias una planta rara por un paseo entre multitudes sudorosas y gente desafinando en cada nota?
—Exactamente.
Eyra suspiró, negando con la cabeza.
—No sé si esto es un chantaje ingenioso o la peor invitación que me han hecho en la vida.
—Llámalo como quieras. Nos vemos al amanecer, pequeña Dama de los Charcos.
El muchacho fingió una reverencia exagerada, sin borrar la burla de sus labios.
Eyra apretó los dientes, tomó del suelo un trozo de jarrón y lo arrojó hacia él. El chico lo esquivó con agilidad, aún riendo, pero al ver que Eyra tomaba otro fragmento, salió corriendo, huyendo de la ira que él mismo había provocado.
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**A la mañana siguiente...**
Eyra había terminado de alistarse para ir con aquel chico al festival del pueblo. Al pensar de nuevo en su molesta presencia y en el hecho de pasar el día con él, se dio cuenta de que aún no sabía su nombre ni quién era realmente. Bueno, ya le preguntaría más tarde y trataría de averiguar algo más.
De camino a la entrada principal, se encontró con Ross, vestida elegantemente con un fino vestido que la hacía parecer una joven noble de la capital. Al verla, Ross se detuvo e intentó acercarse, pero la Madre Superiora apareció y la llamó, recordándole que no debía retrasarse más, pues no quería llegar tarde a su cita.
Ross miró por última vez a Eyra y le hizo una discreta señal con la mano. La pelimorada asintió sutilmente y ambas continuaron su camino, dirigiéndose a sus respectivos destinos.
Al final del camino de piedra que conducía a la salida del convento, el chico pelinegro la esperaba con una leve sonrisa al verla acercarse. Eyra solo rodó los ojos con fastidio. Él le tendió la mano para ayudarla a subir a una de las carretas que transportaban a las personas del convento al pueblo y viceversa.
El viaje fue corto, apenas unos quince minutos. Desde la carreta, Eyra ya podía escuchar el bullicio de la música que provenía de la plaza del pueblo, donde se celebraba el festival. Al llegar, el pelinegro la ayudó a bajar y pagó al cochero por haberlos llevado.
Antes de que Eyra pudiera formular siquiera una pregunta, el chico la tomó de la mano y la arrastró por todo el festival.
Contrario a lo que esperaba, el lugar no estaba tan mal. En cada esquina había puestos de comida, comerciantes vendiendo sus objetos como si fueran piezas invaluables, y un ambiente vibrante lleno de vida. No solo había mercaderes de Eldoria, sino también de otros reinos e imperios, mostrando la vasta cultura del continente.
Eyra se encontró explorando cada rincón con curiosidad, deteniéndose en los puestos de juegos, admirando las distintas mercancías—plantas exóticas, tónicos, telas y joyas de todos los rincones del mundo.
El pelinegro la observaba de reojo, entretenido con la forma en que ella se dejaba llevar por el ambiente. Cuando pasaron por un puesto de comida, terminó comprándole unas brochetas de carne sin decir una palabra.
La mañana transcurrió rápidamente, especialmente para Eyra, quien por primera vez en mucho tiempo se permitió actuar como una niña normal: paseando por el pueblo, disfrutando un día libre, y dejando de lado, aunque solo por un instante, sus pensamientos sobre venganza.
Mientras volvían, Eyra se dio cuenta de que aún no sabía el nombre del pelinegro. Apartando por un momento el recuerdo de su accidentado primer encuentro, decidió iniciar una pequeña conversación.
Fue entonces cuando él finalmente le dijo que su nombre era Raven y que venía de otro imperio.
Eyra intentó averiguar más, pero él evitó descaradamente sus preguntas, esquivando cada intento con una facilidad irritante.
Al llegar al área donde cada uno debía dirigirse a sus habitaciones, Raven suspiró, rascándose la cabeza con un gesto despreocupado. Entonces, sacó de su bolsillo una pequeña bolsita de tela y la extendió hacia Eyra.
Dentro, los pétalos de la Flor de Sombras brillaban con un tono profundo, casi hipnótico.
Eyra la tomó con asombro, observando la rara y difícil de conseguir flor.
—Así que sabes cumplir tus promesas —comentó, aún examinándola con detenimiento—. Solo me pregunto cómo un huérfano tiene acceso a una planta tan valiosa y rara.
Raven solo se encogió de hombros, sonriendo de lado.
—Un mago nunca revela sus secretos.
Le guiñó un ojo y se inclinó levemente hacia su oído antes de susurrarle:
—Aunque debo admitir que no soy el único con secretos. Eso me intriga y me llama la atención de ti, pequeña centella.
Eyra apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que él, con total descaro, le diera un beso en la mejilla.
La pelimorada se quedó en su sitio, congelada, con la expresión de sorpresa marcada en su rostro.
Raven se alejó unos pasos, observando su reacción con evidente diversión.
—Gracias. Este día ha sido maravilloso, y es solo porque estabas ahí haciéndome compañía.
Y sin más, se dio la vuelta y se dirigió a su habitación.
Eyra salió de su desconcierto y solo negó con la cabeza.
Ese chico frente a ella era muy interesante.
**Esa misma noche...**
Eyra se dirigió al bosque para encontrarse con Ross, como habían acordado.
Allí, rodeada de lirios, la pelirosa estaba sentada con la mirada perdida. Se veía frágil, como si su presencia en el convento ya no le perteneciera.
Cuando vio a Eyra, simplemente la abrazó.
La pelimorada respondió al gesto sin decir nada, notando la tristeza que Ross emanaba.
Finalmente, con un tono frío, Ross susurró la frase que haría que Eyra tuviera que adelantar todos sus planes.
—Me han adoptado.
Eyra frunció el ceño, sintiendo el peso de aquellas palabras.
Pero Ross se separó de su abrazo y, con una mirada endurecida, corrigió:
—O más bien, la Madre Superiora ya me ha vendido al mejor postor.
El silencio entre ambas se volvió pesado.
—Pasado mañana vienen por mí —agregó Ross, con una firmeza alarmante—. Así que solo tenemos dos días para hacer caer el convento y hacer pagar a la Madre Superiora.
Eyra apretó los labios.
Dos días.
La cuenta regresiva había comenzado.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Hola chicas/os como prometí aquí tienen un maratón de 3 capítulos para ir adelantando esta novela. Lo sé 3 capítulos son pocos, pero no hay que comer ansias, mañana volveré a actualizar con 2 o 3 capítulos más.
Espero que le den su apoyo a esta novela, así que ya saben, dejen sus me gustas y sus comentarios con sus teorías, y por supuesto si pueden no se olviden de votar.
Bueno hasta mañana
Que tengan un lindo domingo 😊
Besos, Libi 2 😚
La verdad fuiste cruel con Adryel, él siempre te ha amado y tú sigues de rejega y llamándolo niño /Whimper/
También queremos el chisme de qué paso con Eyra 🤔
Porqué va a regresar verdad??
todo lo tenían bien planeado y los verdaderos héroes aún luchan por su vida y la del reino 😢😔
Ross y Eyra no importa si están heridas pero deben salir vivas de ahí 😰😢 esa vieja no puede salir victoriosa o ese mundo colapsara /Grievance//Whimper/
Eyra bajo la guardia, no hizo caso a su intuición /Whimper/ pero no toda la culpa es suya, nadie esperaba este ataque, esta vez la reina fue más astuta y fue a través de otros qué organizó esto. 🤬🤬🤬