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Susurros Del Más Alla | Ecos Del Pasado

Susurros Del Más Alla | Ecos Del Pasado

Status: Terminada
Genre:Completas / Romance paranormal / Amor-odio / Leyendas de fantasmas / Escena del crimen / Casos sin resolver / Fantasía LGBT
Popularitas:1k
Nilai: 5
nombre de autor: R.K. Everheart

Cuando Elliot, un estudiante universitario, empieza a experimentar extraños sucesos en su hogar, nunca imagina que está a punto de adentrarse en un misterio que trasciende la vida y la muerte. La aparición inesperada de Blake, un fantasma atrapado entre dos mundos, desencadena una serie de eventos que revelan secretos ocultos y verdades perturbadoras.

Mientras Elliot intenta ayudar a Blake a encontrar su camino al más allá, ambos descubren que la conexión entre ellos es más profunda de lo que imaginaban. En su búsqueda, se enfrentan a enigmas sin resolver, fuerzas oscuras y un pasado que no está dispuesto a permanecer en silencio.

NovelToon tiene autorización de R.K. Everheart para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El espectro en la oscuridad

El apartamento de Lilith estaba tan acogedor como siempre, con velas aromáticas encendidas en varias esquinas, dando una atmósfera cálida y relajante. Cuando Elliot y Damián llegaron, Dylan y William ya estaban allí, sentados en el sofá, conversando animadamente con Lilith. El ambiente era casi surrealista para Elliot, quien había estado sumergido en una nube de misterio y tensión los últimos días.

—¡Por fin llegaste! —exclamó Lilith, abriendo los brazos para saludar a Elliot y luego a Damián con una sonrisa. Aunque Damián no era tan cercano a los demás, había aprendido a tolerar sus reuniones sociales cuando Elliot lo pedía.

Dylan, con su aire siempre despreocupado y ese sentido del humor algo sarcástico, levantó una ceja mientras los miraba entrar.

—Bueno, bueno, parece que nuestra estrella misteriosa decidió aparecer —bromeó, refiriéndose a Elliot.

—Ya sabes, los estudios... —dijo Elliot con una sonrisa forzada, intentando mantener el tono ligero.

William, sentado en una esquina, les lanzó una mirada fugaz antes de volver a su teléfono, pero Elliot notó cómo sus ojos se suavizaron al mirarlo. Ese pequeño gesto no pasó desapercibido para Damián, que, aunque siempre parecía distante, era increíblemente perceptivo cuando se trataba de Elliot. Podía notar hasta los cambios más sutiles en el comportamiento de quienes rodeaban a su amigo.

—Tomen asiento, chicos —invitó Lilith, sirviendo bebidas—. Necesitamos ponernos al día. Parece que todos hemos estado en nuestras propias burbujas últimamente.

Mientras la charla fluía sobre temas triviales —la universidad, algunos chismes sobre profesores y lo que hacían en sus tiempos libres—, Elliot notaba lo desconectado que se había sentido últimamente. Pero al mismo tiempo, había algo reconfortante en estar rodeado de ellos, incluso si la sensación de normalidad era sólo temporal.

Damián, por su parte, se mantenía al margen, observando a todos en silencio, como si estuviera midiendo cada interacción, cada palabra. Pero no pasó mucho tiempo antes de que Dylan se diera cuenta.

—¿Qué pasa, Damián? —preguntó en tono de broma—. Estás más callado de lo habitual. Eso es... preocupante.

Damián lo miró, sin inmutarse, y luego lanzó una ligera sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—Solo observando, como siempre —respondió.

Dylan soltó una carcajada, sin darse cuenta de que Damián no estaba bromeando.

Elliot se relajó un poco, aunque su mente seguía volviendo a Blake. La idea de estar aquí, fingiendo que todo estaba bien, cuando sabía que en cualquier momento algo podría cambiar drásticamente, lo inquietaba. Pero hizo lo posible por mantener la fachada.

—¿Y qué hay de ti, Elliot? —preguntó William de repente, rompiendo el silencio que había mantenido hasta ese momento—. Has estado muy distante últimamente.

Elliot sintió cómo el aire en la habitación se volvía más denso. Sabía que no podía ser completamente honesto, pero tampoco quería mentirles.

—Es... complicado —dijo finalmente—. Algunas cosas en casa, y... también algunos asuntos personales. Pero estoy bien.

William lo miró fijamente, sus ojos azules buscando alguna señal de la verdad detrás de esas palabras. Pero no insistió. En su lugar, simplemente asintió y volvió a su teléfono, como si entendiera que Elliot no estaba listo para compartir más.

A lo largo de la noche, mientras las conversaciones seguían, Elliot no podía evitar sentirse cada vez más inquieto. Damián, aunque no lo mostrara abiertamente, parecía estar en constante alerta, como si algo estuviera acechando desde las sombras. Elliot notaba esos pequeños gestos en su amigo: las miradas furtivas hacia las ventanas, el ligero fruncir de ceño cuando el viento afuera hacía crujir las ramas. Como si Damián esperara que algo sucediera en cualquier momento.

Finalmente, la reunión terminó. Lilith y Dylan se despidieron de Elliot y Damián, mientras William simplemente asintió desde su rincón. Caminando de regreso a casa, Elliot no pudo evitar sentirse aliviado de estar de vuelta a la familiaridad de la noche, con sólo Damián a su lado.

—¿Qué te pareció la reunión? —preguntó Elliot, tratando de romper el silencio incómodo que se había instalado entre ellos.

—Lo de siempre —respondió Damián, mirando al frente—. No cambian.

Elliot soltó una pequeña risa.

—No, no lo hacen.

Al llegar a casa, el ambiente volvió a cambiar. La sombra de Blake parecía envolverse de nuevo sobre ellos. Elliot entró en su habitación y sintió una presencia familiar. Blake estaba allí, sentado en la ventana, mirando hacia afuera, como si hubiera estado esperando su regreso.

—¿Cómo fue tu noche? —preguntó Blake, su voz tenue pero cálida.

Elliot se encogió de hombros, caminando hacia él.

—Tranquila. Normal. —Hizo una pausa y lo miró—. ¿Y tú? ¿Has descubierto algo nuevo?

Blake negó con la cabeza, pero su expresión era pensativa, casi como si hubiera algo que no estaba diciendo.

—He estado pensando en todo esto, Elliot. Hay algo más grande en juego, algo que todavía no alcanzamos a comprender —susurró Blake, su mirada clavada en la oscuridad de la noche—. Y temo que, cuando lo descubramos, ya sea demasiado tarde.

El aire en la habitación se enfrió, y Elliot sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Sabía que Blake tenía razón. Lo que sea que estuviera ocurriendo, estaba más allá de lo que ellos entendían, y el tiempo estaba en su contra.

Blake observaba el exterior con esa expresión distante que Elliot ya había comenzado a reconocer. Había algo en su mirada, en cómo sus ojos rastreaban el paisaje nocturno, que le hacía pensar que Blake no solo estaba mirando, sino escuchando. Como si el viento susurrara secretos que solo él podía entender.

—¿Qué es lo que temes, Blake? —preguntó Elliot finalmente, acercándose a la ventana.

Blake mantuvo su mirada fija en la distancia por un momento más antes de girarse hacia él. Su rostro parecía más pálido bajo la luz de la luna, pero de alguna manera, más tangible que un espectro. Como si por un momento estuviera completamente presente en el mundo de los vivos.

—No es solo el cómo morí lo que me preocupa —respondió Blake, con la voz baja y cargada de una melancolía que Elliot no había escuchado antes—. Es lo que dejé sin resolver. No solo en mi vida... sino en lo que viene después.

Elliot se quedó en silencio, procesando esas palabras. Sabía que había algo más allá de lo que Blake le estaba contando, algo que probablemente aún no estaba preparado para escuchar.

—¿A qué te refieres con ‘lo que viene después’? —preguntó Elliot, casi en un susurro.

Blake soltó un suspiro, una exhalación leve que parecía mezclarse con el aire nocturno.

—El mundo al que pertenezco ahora... no es lo que crees. No es solo un espacio vacío donde los espíritus se pierden. Hay fuerzas allí, Elliot. Sombras que se alimentan de nosotros, de nuestras emociones, de nuestros miedos. Y yo… creo que las estoy atrayendo.

Elliot sintió que un escalofrío recorría su piel. La idea de que algo oscuro estuviera acechando en los rincones de la existencia de Blake le hacía preguntarse qué tan profundo era el abismo en el que se estaba sumergiendo.

—¿Entonces... es peligroso? —preguntó, tratando de mantener la calma.

Blake asintió lentamente, su mirada ahora completamente enfocada en Elliot.

—Sí. Y cuanto más cerca estés de mí, más te acercas a ese peligro.

Elliot no sabía qué responder. Parte de él quería huir, alejarse de todo esto y recuperar la normalidad que sentía desvanecerse poco a poco. Pero otra parte, una parte más fuerte, se negaba a dejar solo a Blake. Había algo en su conexión que iba más allá del miedo. Era como si, desde el momento en que Blake había aparecido, sus vidas —o lo que quedaba de la de Blake— estuvieran entrelazadas de una forma que Elliot aún no comprendía.

—No voy a dejarte solo en esto —dijo Elliot finalmente, con determinación en la voz—. Juntos encontraremos una forma de enfrentarlo.

Blake lo miró, sus ojos brillando brevemente bajo la luz de la luna, como si sus palabras hubieran roto una barrera entre ellos. Durante unos segundos, ambos se quedaron en silencio, solo mirándose, compartiendo una conexión que iba más allá de las palabras.

Finalmente, Blake sonrió, una sonrisa leve pero sincera, cargada de gratitud.

—Gracias, Elliot —murmuró.

Elliot asintió, sabiendo que, aunque el camino que tenían por delante estaba lleno de oscuridad y secretos, no lo recorrerían solos.

Esa noche, mientras Elliot se preparaba para dormir, se dio cuenta de que la tensión que había sentido los últimos días se había suavizado un poco. No estaba seguro de lo que deparaba el futuro, pero sabía que no importaba lo que pasara, no se rendiría fácilmente. Blake necesitaba su ayuda, y Elliot estaba dispuesto a dársela, sin importar el costo.

Afuera, el viento seguía susurrando a través de los árboles, y Elliot, con los ojos cerrados, se permitió escuchar esos ecos en la oscuridad, preguntándose si algún día comprendería lo que realmente significaban.

Elliot se acostó en su cama, pero el sueño no llegaba. Sus pensamientos giraban en torno a lo que Blake había revelado. Las sombras de las que hablaba... ¿qué eran exactamente? Algo oscuro, algo que se alimentaba de los espíritus, y de alguna forma, Blake estaba atrayéndolas.

Miró hacia la ventana, donde Blake se había desvanecido poco después de su conversación. A pesar de la inquietud, había algo en la presencia de Blake que le proporcionaba una extraña sensación de compañía. Sentía que, aunque Blake pertenecía a otro mundo, estaban conectados de una manera que desafía la lógica.

Un suave golpeteo en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Damián apareció en el umbral, sus ojos brillando con una inquietud que reflejaba la de Elliot.

—¿Estás bien? —preguntó Damián en voz baja, entrando sin esperar respuesta y cerrando la puerta detrás de él.

Elliot se enderezó en la cama y asintió, aunque no estaba seguro de si era cierto.

—Sí, solo... muchas cosas en mi mente.

Damián lo miró fijamente, como si pudiera ver a través de él. Luego se acercó y se sentó en el borde de la cama, apoyando los codos en las rodillas, su mirada perdida en el suelo.

—Lo siento si no estuve muy presente esta noche —dijo Damián, su tono casi inexpresivo, pero Elliot podía notar la preocupación detrás de sus palabras—. Sabía que algo te estaba molestando.

Elliot sonrió levemente, reconociendo el esfuerzo de su amigo por conectar, aunque fuera de una manera algo torpe.

—No tienes que disculparte, Damián. Estoy bien, de verdad.

Damián se quedó en silencio por un momento, pero luego levantó la vista hacia Elliot, sus ojos oscuros llenos de algo que Elliot no podía definir. Había una mezcla de protección y necesidad en ellos, como si el miedo a perder a Elliot fuera una sombra constante en su vida.

—No me gusta cuando te alejas de mí —murmuró finalmente, su voz apenas un susurro—. Siento que... algo malo va a pasar.

Elliot sintió un nudo en el estómago. Sabía que Damián tenía una relación compleja con las emociones, que su manera de procesarlas era distinta a la de los demás. Pero en momentos como este, cuando dejaba caer esa fachada distante, Elliot podía ver la profundidad de su lealtad y el miedo que sentía de perder a las pocas personas a las que se permitía querer.

—No te voy a dejar, Damián —le aseguró Elliot, poniéndole una mano en el hombro—. Estoy aquí, siempre.

Damián asintió lentamente, pero no dijo nada. La noche avanzaba, y ambos se quedaron en la habitación en silencio, con Damián sentado a su lado y Elliot recostado, observando el techo. No había necesidad de más palabras. A pesar de todo, Damián comprendía que algo estaba ocurriendo, algo que Elliot no podía compartir completamente aún.

Finalmente, Damián se levantó.

—Si necesitas algo... —dijo, dejando la frase en el aire.

—Lo sé, Damián —respondió Elliot, sonriéndole antes de que su amigo saliera de la habitación.

El sonido de la puerta cerrándose resonó en la habitación, y Elliot volvió a quedarse solo. Pero ahora, había un peso menos en su pecho. Sabía que Damián, a su manera, siempre estaba allí para él, igual que lo estaba Blake, aunque de una manera más intangible.

Se dio la vuelta en la cama, cerrando los ojos una vez más, y esta vez, el sueño comenzó a arrastrarlo lentamente hacia la oscuridad, llevándose consigo las preocupaciones por un breve momento. Afuera, la noche seguía susurrando secretos, pero por ahora, Elliot estaba preparado para enfrentarlos cuando llegaran.

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badboys
caballero he leído muchas novela pero su novela me impresionó demasiado😆😆😆😆😆😆😆😆jejeje eres increible
pan dulce: me alegra que te guste!
total 1 replies
Má lúm
No puedo dormir pensando en qué pasará después, ¡necesito la próxima parte yaaaa! 😴
pan dulce: pronto estará lista otra parte!
total 1 replies
Jing Mingzhu5290
Tu manera de escribir es increíble, ¡y tu historia es adictiva! Por favor, publiquen nuevo capítulo pronto. 😏
pan dulce: gracias! el capitulo está en el horno!
total 1 replies
NovelToon
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