Soy "Jessica Sinclair" , ese es mi nombre a diferencia de lo que todos creen, no soy la hija mimada , ni la princesa de papá , es todo lo contrario, a pesar de ser la hija biológica parezco más la adoptada y en esta trama no sólo soy yo, también está él, Edward Jones y no menos importante ,Sara Sinclair _mi pequeña hermana adoptada.
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¿Que escondes de mi pequeña?
Al llegar a Londres, la villa de Gio Rossi se convirtió en una fortaleza rodeada de sus hombres de seguridad. Gio observaba a Isabella con una intensidad que no le había permitido desde hacía años. Había notado algo peculiar en este tiempo: su nerviosismo, la sobreprotección casi neurótica por Ethan no era normal, y el hecho de que ella, la mujer que había huido de su poder, le hubiera permitido ser parte de la vida de su hijo y aceptado que le enseñe todo lo que conllevaba ser un Rossi era algo que en su momento lo dejo conmocionado,Asi que era hora de aclarar las cosas, era tiempo de que le dijera que estaba pasando.
Marina se despidió de ambos y se instaló en su habitación. Había decidido aclarar las cosas con Liam, pero esto solo era una parada antes de la confrontación. Decidió dejar a padre e hija a solas, ya que notó que Gio quería hablar con Isabella y al parecer era algo importante, por la seriedad de este.
Gio se sentó frente a su hija en el estudio, el silencio pesado entre ellos. Sus ojos, normalmente fríos y calculadores, estaban llenos de una profunda preocupación paternal.
—Bien, Isabella. Es tiempo de que me digas; ¿qué escondes de mi pequeña?.
—Papá... —Isabella intentó desviar la mirada, pero la intensidad de su padre no se lo permitió.
—No, niña. Yo te críe, y sé que ocultas algo de mí. Han sido años que decidiste alejarte de mí, y por tu propio bien lo acepté. No quería represalias de mis enemigos. Por eso accedí a quedar fuera de tu vida. Pero cuando enviaste a Ethan conmigo... sé que algo cambió en ti.
Gio se inclinó hacia adelante, su voz en ese instante sonó como una promesa inquebrantable. —Así que necesito que confíes en mí. Es la única manera en la que podré ayudarte.
Isabella lo miró. Las dudas y todos los miedos que llevaba ocultos empezaron a aflorar desde lo más profundo de su ser. Sabía que lo que ella tenía que decirle parecía una locura, un delirio. Pero era tan real, tan aterrador, que por eso vivía con el miedo y la angustia constante de que todo se repitiera nuevamente.
Ella bajó la mirada, mordiéndose el labio hasta que sintió el sabor salado de la sangre. El miedo no era solo por la incredulidad de su padre; era por la fragilidad de la vida misma.
—Papá —su voz era un hilo fino—. Tienes que prometerme que, pase lo que pase, me creerás. Tienes que prometerme que protegerás a Ethan, no importa lo que yo te revele.
—Te lo prometo —respondió Gio con firmeza.
Isabella tomó una respiración temblorosa y comenzó a hablar, no sobre la vida actual, sino sobre el día en que todo cambió, aquel tiempo en su vida pasada.
—Yo no estoy aquí por un accidente, papá, no te busque por casualidad. Regresé por todo aquello... todo lo que paso en aquel tiempo. Sé que te toma por sorpresa todo esto, pero lo que te revelaré fue todo lo que pasó en la vida pasada de la que tengo todos los recuerdos.
Cuando Ethan era un niño en esa vida, un niño que se esforzaba por ser un Jones , para que Skilar y Liam se sintieran orgullosos de él... él conoció a una niña. La amó, papá. No supe cuánto en ese entonces. Y cuando ella fue herida, cuando su vida se arruinó por esos hombres... Ethan, mi pequeño... él fue a vengarla.
Las lágrimas se desbordaron de los ojos de Isabella, reviviendo el trauma que había sellado en su alma.
—Yo llegué tarde a la escena. Vi el caos, vi todo el daño que mi pequeño había ocasionado y también lo vi a él... —Isabella sollozó abiertamente—. Vi a mi hijo, Ethan, en la cama de un hospital , herido ,destrozado. Había cumplido su venganza, pero estaba muriendo.
Su dolor al ver a Ethan morir ante sus ojos fue tan grande, tan insoportable, que solo le pidió a Dios que cambiara su vida por la suya.
—No podía soportar el dolor de perder a mi pequeño... él no merecía morir así , no cuando lo único que había hecho era proteger a quien amaba. En el momento en que lo vi cerrar sus ojos , yo caí en un sueño profundo.
Isabella se secó las lágrimas y miró a su padre, la verdad desnuda en sus ojos. —Cuando desperté, era el día en que el Ethan de esta vida, el niño, sufrió una fiebre muy alta. Comprendí que me habían dado una segunda oportunidad. El clamor de una madre, la desesperación... quizás fue eso lo que me permitió volver y cambiar algunas cosas, alguien se apiado de mi y me dio otra oportunidad.
—Por eso, papá, por eso te envié a Ethan. Sabía que tenías que hacerlo fuerte, que tenías que enseñarle a ser un Rossi para que pudiera sobrevivir a lo que venía. Yo no podía decirle la verdad, ni a él, ni a nadie, porque temí que todo se desmoronara. Tenía miedo de revivir ese infierno.
La voz de Isabella se hizo más fuerte. —Matthew y Edward estaban destinados a repetir sus errores. Y Barbara... Barbara es la mente maestra que movió los hilos del destino de ellos en la vida pasada.
Así, después de mantenerse en silencio por un tiempo, Isabella decidió hablar. Era hora de revelarle a su padre su más grande secreto.
La historia de la reencarnación y la pérdida se deslizó por sus labios, golpeando a Gio con una fuerza que desarmó al temido Rossi. El rostro de Gio, al final de la historia, se llenó de rencor, de ira y de un dolor indescriptible.
—¿Cómo puede ser real todo esto? —murmuró Gio, negándose a creer, pero reconociendo la verdad en la agonía de su hija.
La ira se encendió en sus ojos. Él, Gio Rossi, había ignorado lo que ocurría con su propia familia, al tratar de mantenerlos a salvo, quizas en ese tiempo no acepto involucrarse con ellos para protegerlos pero esta verdad... ,__Pensaba en lo que habría hecho él al saber que esto había ocurrido con sus niños. El dolor de Isabella era el dolor de Gio.