Después de 7 años de matrimonio, Valeria descubre mensajes comprometedores entre su esposo Lucas y su amante, lo que lleva al divorcio. Decidido a recuperarla, Lucas rompe con Julia y se esfuerza por reconquistar a Valeria. Mientras tanto, Julia resentida, hará todo lo posible para sabotear su felicidad.
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Capitulo 7: Recuerdos Que Duelen
Valeria se mudó a un pequeño apartamento en las afueras de la ciudad, tratando de comenzar de nuevo y dejar atrás el dolor de su pasado. Sin embargo, a pesar de su esfuerzo por seguir adelante, los recuerdos de su vida anterior seguían presentes en cada rincón de su nuevo hogar.
Una tarde, mientras desempacaba las últimas cajas, encontró una caja de fotos y objetos personales que había guardado con cuidado. Al abrirla, se encontró con una serie de recuerdos que evocaban una época más feliz y llena de amor. Cada foto, cada recuerdo era un recordatorio doloroso de lo que había perdido.
Entre las fotografías, Valeria encontró una de Lucas y ella en una celebración familiar, sonriendo y abrazándose con alegría. Miró la foto con tristeza, preguntándose cómo habían llegado al punto en que todo se había desmoronado. El dolor de ver esa imagen perfecta, ahora cargada de tristeza, le hizo sentir el peso del pasado más intensamente.
En la caja también había una serie de cartas escritas a mano que Lucas había dejado en diferentes ocasiones, mensajes llenos de amor y promesas de un futuro juntos. Al leerlas, Valeria sintió una mezcla de nostalgia y dolor, deseando que las palabras pudieran borrar el sufrimiento que ahora acompañaba a esos recuerdos.
En un intento de alejarse del dolor, Valeria decidió organizar un pequeño rincón en su apartamento para almacenar estos recuerdos en una caja especial. Cerró la caja con cuidado y la colocó en un armario, tratando de dejar el pasado en el pasado.
A pesar de sus esfuerzos por avanzar, Valeria encontraba difícil escapar de los recuerdos que dolorosamente la atrapaban. Cada vez que se encontraba sola, el peso de su historia compartida con Lucas regresaba, y con él, el dolor de la pérdida.
Valeria comprendió que el proceso de sanar no sería sencillo ni rápido. Aceptar los recuerdos dolorosos y aprender a vivir con ellos era parte del viaje hacia la recuperación y el auto-descubrimiento. Aunque los recuerdos seguían doliendo, también se convirtieron en un recordatorio de su fortaleza y capacidad para enfrentar y superar el dolor.
Una noche, mientras Valeria se preparaba para dormir, decidió ver una de las películas que solían ver juntos con Lucas. Esperaba que el acto de rememorar esos momentos felices pudiera ofrecerle un consuelo momentáneo. Sin embargo, mientras la película avanzaba, los recuerdos se tornaron más vívidos, y el dolor del pasado parecía intensificarse.
En una escena de la película, la pareja protagonista compartía una conversación íntima y sincera, una representación de la conexión emocional que Valeria había tenido con Lucas. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras se daba cuenta de cuánto extrañaba esa intimidad y la profundidad de su relación.
Después de que la película terminara, Valeria se quedó sentada en el sofá, sumida en pensamientos melancólicos. Decidió escribir en su diario, una práctica que había comenzado como una forma de desahogar sus emociones. Con cada palabra que escribía, intentaba procesar el dolor y comprender sus sentimientos más profundos.
—Me duele recordar cómo éramos, cómo todo parecía perfecto —escribió Valeria—. Pero también sé que no podemos vivir en el pasado. Necesito encontrar una manera de aceptar lo que fue y seguir adelante.
Esa noche, mientras la soledad envolvía su apartamento, Valeria se dio cuenta de que los recuerdos dolorosos eran inevitables, pero también entendió que enfrentarlos era una parte esencial de su proceso de sanación. Sabía que no podía eliminar el dolor, pero podía aprender a vivir con él y encontrar una forma de seguir adelante.
Cada día traía consigo nuevos desafíos, pero Valeria se comprometió a buscar momentos de alegría y a construir una vida que, aunque diferente, fuera significativa y gratificante. Los recuerdos seguirían allí, pero en lugar de permitir que la tristeza los definiera, decidió que los usaría como lecciones para crecer y avanzar.