Seguro Que Sería Solo Temporal?

la idea era cansarse lo suficiente como para dormir. Carlos sabía que esa era la única razón de encontrarse de vuelta a las mesas de poker hasta pasaba las 2 de la mañana. tal como había hecho antes, ganó, pero ese no era su objetivo.

ni siquiera consiguió dormitar hasta las 4. mientras recorría la habitación y abría una lata de cerveza, se dijo que bien podría haberse quedado jugando al poker. se detuvo ante los ventanales para contemplar el intenso resplandor de las luces del strip. abajo, en la calle, tanto el tráfico de persona como de coche, era casi tan intenso como el como el de la tarde. bebió su trago de la cerveza fría

sus pensamientos volvían continuamente a Luisa, suspiro, Luisa, ni se dio cuenta de que había susurrado el nombre en voz alta ni que se había acabado la cerveza. movió la cabeza distraído y tiró la lata al zafacón.

anhelaba tanto estar con ella, que palpitaba los dientes de tanto apretarlo.

sabía que en esa ocasión era diferente.

había llegado a la renuente comprensión que la única mujer con la que quería pasar su tiempo era Luisa.

y lo condenado del asunto era que Luisa tenía problemas de hombres .

daba la impresión de sentir más resentimiento que miedo por ese sujeto pesado, pero nunca se podía estar seguro de lo que pensaba o sentía otra persona. Víctor le había dicho que Luisa había echado al canalla de su apartamento por abusar verbalmente de ella. y la noche anterior el tipo había estado de mostrarse agradable.

frunció el seño y se preguntó si El imbécil la habría estado acosando. lo habría hecho desde que ella lo dejó? eso hacía meses.

cuando Luisa se había reunido con él en la mesa de blackjack aquella noche había parecido diferente cuando se separaron para jugar a cosas distintas la había visto más callada y algo más reservada en absoluto la mujer que con anterioridad había reído con tanta facilidad.

los pensamientos en la mente de Carlos giraban a toda velocidad. acaso es imbécil se había vuelto acercarse entre el tiempo que se había separado y habían vuelto a reunirse?. ella había ido a su lado en busca de protección? era posible, y una vez pensando en ellos resultaba probable

confuso por el súbito cambio en el estado de ánimo de ella si había retraído un poco, había tenido tantas esperanzas de que se diera un beso de verdad antes de que entrara su apartamento.

volvió a meterse entre las sábanas, pensando que más le valía dormir algo si al día siguiente quería estar lo suficientemente despierto como para captar algún leve cambio en su actitud, ya que iban a volver a verse.

en esa ocasión se quedó dormido en minutos.

aquella mañana Luisa entró en el despacho del señor Pérez con andar pesado, el abogado era mayor, juzgo que próximo a los 60 y daba la impresión de ser el clásico prototipo de un caballero.

le contó su problema y el señor Pérez le hizo una pregunta.

_llegó a pegarle alguna vez, aunque solo fuera una ligera bofetada?.

_no-Luisa movió la cabeza-pero... debo reconocer que hubo veces en que se puso muy violento, maldiciendo... y llegué a temer que pudiera hacerlo.

_entiendo. la amenazó alguna vez?

_no abiertamente-repuso-pero sí de un modo vago e indirecto.

_no se preocupe, señorita Maldonado, la ley se ocupará de ese.. dudó con los labios fruncidos como con disgusto-de ese canalla.

suspirando con resignación ante la situación en la que se encontraba, Luisa salió por las puertas giratorias.

directamente a la realidad. su teléfono móvil sonó. vaciló, observando el aparato como si pudiera soltar en el aire y morderla. no era un número que reconociera.

los pensamientos se agruparon en su mente.

Jeff... el muy canalla. debía de haberla seguido hasta el abogado.

se preguntó qué hacer.

el teléfono sonó por tercera vez, levantó la tapa, decidida a plantarle cara a belbar y enérgicamente.

_Hola?-tenía la boca reseca y la voz aguda por la impaciencia.

_Luisa?

de sus labios capo un silencioso suspiro de alivio.

_Carlos? me ... alegra oír que eres tú . lo pasé muy bien anoche-intentó olvidar la indeseable e inoportuna aparición de Jeff y las dudas que asaltaban en ese momento.

_me complace-comentó aliviado-me preguntaba si algo te había molestado.

_en absoluto-expuso con tono firme-hacía mucho tiempo que no me reía como me he reído contigo en estas dos últimas veladas, Carlos fue agradable-demasiado.

la verdad era que aunque quisiera negarlo se sentía arder por dentro ante su proximidad. trémula y sin aliento. dos años atrás. al principio casi había sentido lo mismo con Jeff. en ese momento la sensación eras más fuerte. más intensa. no le gustaba para nada.

se había considerado inmune a cualquier otro seductor. porque Jeff había sido encantador y galante durante muchos meses, hasta que había aceptado quise vivir con él. con el anillo en el dedo. durante un tiempo se había sentido satisfecha. pero la satisfacción había durado tres meses. sintió que un sabor agridulce llenaba su boca. primero se había vuelto posesivo. cuestionando cada acción de ella cuando no estaban juntos. luego se había vuelto verbalmente abusivo. insultándola, acusándola de estar con otros hombres incluido Víctor.

las sensaciones cálidas que habían anidados en su interior se transformaron en una fría determinación. no podía ni quería pasar otra vez por una situación similar.

él aprovechó el último comentario de Luisa

_entonces te apetece que comamos juntos?.

no le quedó más remedio que sonreír y ciertamente hizo que se sintiera bien. aparte de que no querría ni podía resistirse . aunque te mira llegar a lamentarlo.

_he de pasar por mi apartamento para cambiarme. quieres reunirte allí conmigo?.

_claro a qué hora?.

Luisa miró la hora y comprobó que aún no eran las 12:30.

-te parece bien en 45 minutos? ni siquiera te voy a preguntar si Víctor te dio el número.

la respuesta fue una risita

_nos vemos en un rato.

a los 15 minutos Luisa entraba en el apartamento, se quitó la chaqueta de Camilo al dormitorio, se desprendió del resto de su traje lo colgó en el armario y fue en línea recta al cuarto de baño pon la idea de lavarse antes de maquillarse.

se cepilló el cabello hasta dejarlo brilloso. se maquilló con rapidez dejando una apariencia ligera y natural. de vuelta en el dormitorio buscó en el armario uno de los trajes que solo llevaba al trabajo cuando sonó el telefonillo,

Carlos? miró el reloj despertador. solo habían pasado 35 minutos. se puso una bata ligera y corrió hacia el intercomunicador.

_sí preguntó con una voz jadeante.

_lista para ir a comer.

sintió un aleteo en el estómago y la garganta reseca.

Ehhh-comenzó , no del todo.

no pasa nada esperaré.

_no tienes que hacerlo en el vestíbulo-se sintió insegura de invitarlo a subir. no obstante lo hizo-te abriré. estoy en el apartamento de la segunda planta, simplemente entra, estaré lista en unos minutos,

_entendido.

pensando que debía de estar loca, le abrió la puerta de entrada y corrió de vuelta al cuarto de baño cerrando detrás de sí.

oyó que la puerta se abría y la voz de Carlos.

_ya estoy aquí, Luisa, tómate tu tiempo. no tengo prisa.

mientras se abrochaba el cinturón, Luisa tuvo que sonreír. Carlos era, o al menos aparentaba ser tan agradable, pero de inmediato se recordó que las apariencias eran engañosas. suspiró plenamente consciente de que ella sabía eso por experiencia propia.

al entrar en el salón, lo vio de espalda a ella ojeando los libros de su biblioteca de cinco estanterías, de ese ángulo se le veía magnífico.

_ves algo que te guste?-preguntó ruborizándose solo de pensar en su apretado trasero.

él se volvió con una sonrisa antes de contestar.

_ahora sí.

la estudió despacio y Luisa sintió que se le resecaba la garganta y que se le humedecían otros puntos en lo que no quería pensar en ese momento.

listo?-le preguntó quizá con cierto exceso de entusiasmo.

_listo para cualquier cosa-respondió con un tono próximo a un ronroneo-y tú?

_Yo también"el pensamiento escapó por su mente y de inmediato lo desterró.

Mmm... ya no tiempo mientras intentaba pensar en una respuesta-bueno si no te importa-improvisó-no estoy preparada para la comida... al menos no en un restaurante-esposo lo más parecido a una sonrisa-tengo que pasar casi el resto del día en uno.

él se encogió de hombro.

_de acuerdo qué quieres hacer?.

no necesito pensar en eso.

hace un día tan bonito me gustaría pasar un tiempo al aire libre. qué te parece?-lo observó meditaron unos segundos de su sugerencia.

_qué es una gran idea-enarcó una ceja-te gustan los perritos calientes?

Luisa tuvo que sonreír.

me encantan especial lleno de Chile.

bueno comentó el despacio+qué te parece si vamos a la ciudad aparcamos y damos un paseo por el exterior de los hoteles? algunos de esos terrenos son hermosos. y cuando estemos preparados podemos entrar en uno de los comedores pedir nuestros perritos y si aún tenemos tiempo quizá echarle un vistazo a alguna de las tiendas elegantes-Luisa se detuvo y lo miró como si le hubieran salido dos cabezas-qué? frunció el seño.

te gusta ir de compra?-logró fingir asombro.

la expresión de él se volvió irónica. no iría tan lejos como para decir que me gusta pero no me importa hacerlo de vez en cuando dos o tres veces al año le sonrió.

le devolvió La sonrisa moviendo.

_de acuerdo pongámonos en marchas antes de que cambie de parecer.

-buena idea como ajeno al movimiento Carlos le tomó la mano y la condujo al exterior.

la mano de Luisa hormigueo mientras bajaban en el ascensor hasta la planta baja, cuando las puertas se abrieron en el acto se sintió fría y enfadada por la visión que se encontró.

Jeff... qué hacía ahí? su temor anterior retornó. vio que alzaba la mano para llamar al telefonillo de uno de los apartamentos. sintió que Carlos se ponía rígido a su lado, como si se preparara para una pelea ya sea verbal o física.

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