"No soy un vampiro común cariño, porque yo, escuchalo bien, NO me enamoro"
-Claus Collins.
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Claus Collins es misterioso, calculador, frío, controlador, tremendamente sexy pero sobre todo arrogante y en ninguno de sus planes estaba enamorarse.
Tenía una misión y no era la primera misión que le encomendaban, confiaban en él y podía conseguirlo todo con solo chasquear sus dedos.
¿Podrás entender el porque nunca enamorarse? eso solo lo sabrás si miras un poco dentro de esos ojos color zafiro capaz de embelesar pero también de matar.
Por el contrario Marianna Grey curiosa de aquel chico extraño que decidió hablarle en aquella fiesta, se propone averiguar por qué aquellos ojos color zafiro gritaban peligro.
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Capítulo 7
Me despierto asustada por el horrible sueño que tuve y en el que aparecía unos ojos color zafiro que nunca había visto.
Escucho mi celular vibrar, lo tomo y veo que es un mensaje de Sam para que nos coloquemos de acuerdo que haremos el día de hoy, le respondo qué debo buscar a mi hermano.
Tomo ropa del armario y me encamino al baño a darme una ducha que relaje cada músculo de mi cuerpo, cuando ya estoy cambiada bajo y busco en la nevera algo que pueda satisfacer mi hambre.
— Pensé que nunca ibas a bajar — doy un Respingo al escuchar la voz de mi hermano a mis espaldas.
— Al menos evita que me de un infarto — le regaño.
— Donde estuviste anoche — le pregunto a Miguel con cierto enojo, desde que pasó lo que paso se hace el desentendido y nos deja de hablar de un dia a otro.
— Antonio ya se fue hace un tiempo a trabajar — me avisa ignorando mi pregunta, ruedo los ojos al saber que no me dirá, saco mi celular y le escribo a Sam que ya encontre a mi hermano, que nos veamos ahora en el centro del pueblo a ver una película y que le avise a Sandra.
— Saldré con Sam y Sandra al cine, espero no te moleste — le informo a Miguel mientras subo a lavarme los dientes para así poder irme a su encuentro en él pequeño centro comercial del pueblo.
Voy en el autobús escuchando música en mis auriculares y me permito que mis pensamientos tomen el control y añorando como nunca un abrazo de mi mamá que diga que todo va a estar bien y recuerdo aquel sueño de lo que único que recuerdo es unos ojos zafiros salvajes e intrigantes que aseguró nunca he visto.
Entró al centro comercial y busco con la mirada a las chicas y las encuentro en macdonald y me encamino hacia ellas.
— Ya pidieron — les preguntó cuando llegó.
— Si, te pedimos una malteada de brownie — sonrió y asiento a su respuesta.
Llevamos media hora dando vueltas en los pocos almacenes de ropa y ya siento que mis pies duelen, miro el reloj de mi celular y abro los ojos.
— Ya va a comenzar la función — les digo al tiempo que las tomo de las manos y salgo corriendo con ellas sin importarme el dolor de piernas, la película que van a dar la he esperado con muchas ansias.
Salimos del cine con una Sandra muy pálida y una Sam burlándose de ella pero no es de menos al ver toda la sangre que en la película se derramó y es que la película no es nada menos que halloween.
— Chicas necesito irme, espero no les moleste — comento a lo que ellas asienten en acuerdo.
— No olvides que mañana es la fiesta de la zorri-Jessi — me recuerda Sam emocionada por festejar, asiento y se despiden de mí con un abrazo.
Salgo del centro comercial y busco en mi bolsillo el teléfono para ver la hora y siento un escalofrío por mi columna y es cuando lo siento.
— Hola bonita — me volteo al escuchar la voz y comprobar que es Nolan.
— Necesitas algo — le preguntó distraída.
— Buscaste el grimorio — me pregunta curioso.
— Si me das respuestas tal vez te diga si lo encontré — le respondo mordazmente.
— Eso me lo confirma— musita aún con una sonrisa, me regaño mentalmente por ser tan boba, aclaró la garganta y digo seriamente.
— No te diré nada hasta me respondas todas las preguntas — le dije decidida, a lo que sonríe cómplice de mi curiosidad.
— Todo a su tiempo bonita — me dice y se va sin decir más nada.
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Ya en casa, grité si había alguien en casa y no hubo respuestas —Genial sola otra vez — dije, seguro mi papá estaba en el hospital y como siempre mi hermano perdido en las noches, debía hablar seriamente con él.
Subí las escaleras y busqué el grimorio dentro del cajón, baje las escaleras y me fui a la cocina, prepare algo liviano para papá y para mi porque sabía que llegaría cansado, abrí el grimorio en la pequeña islita de la cocina repase cada hechizo y me trataba de aprender de memoria cada uno y recitar bien, practique con objetos, levitandolos, era lo más fácil que podía hacer con un objeto, me pregunte de porque todo había cambiado tan de repente, no podía creer que podía hacer magia, realmente desde la declaración de Nolan no veo las cosas iguales y debía averiguar que escondía, en la soledad de mi casa medite, comí, aprendí e hice varias llamadas a Miguel y como siempre se iba a buzón.
LLegó la noche y con él un cansado Antonio.
—Papá te guarde spaguetti para que puedas comer algo — le dije con una sonrisa triste.
—Que haria sin ti mi Mar — me dijo mi papá adentrándose en la cocina, me dio un beso en la cabeza y se sentó a comer tranquilamente, de su cuerpo se podía percibir el olor a alcohol antiséptico.
—Papá mañana ire a una fiesta con las chicas — le dije para que no se preocupara si mañana no me veía por la noche.
— Ya es hora que te distraigas Mar, puedes llegar a la hora que mejor te convenga, ¿Tu hermano esta por aqui? — me pregunto calmadamente como todo un papá que entiende a su hija que ha crecido.
— Seguro duerme y gracias papá — le menti sobre la ubicación de mi hermano, ni yo sabia donde estaba ese niño, pero me va a oir mañana, necesito saber a donde va todas las noches, me despedí de mi papá, cogi el grimorio sin que se diera cuenta y me fui a mi cuarto a repasar mentalmente qué le diría a un salvaje Miguel, guarde el libro en el cajón, hice un último intento llamando a Miguel pero seguía siendo una pérdida de tiempo, me mandaba al buzón, me rendí y decidí dormir, volviendo a soñar con esos ojos misteriosos color zafiro que me acechaban en sueños.