MATRIMONIO CON UN DESCONOCIDO

Nain no sabía a dónde mirar, pero no se atrevía a verla a la cara. No sabía qué hacer y ese sentimiento de enojo se hacía presente, porque no le gustaba no saber qué hacer.

Pero en ese momento, sin esperarlo, ella tomó su rostro y dejó un beso rápido en sus labios, ni siquiera le dio la oportunidad de reaccionar.

 Fue un beso que ni siquiera dio tiempo a que él abriera sus labios para dejar que sus sabores se mezclaran.

Nain se le quedó mirando, esa jovencita le estaba sonriendo, se miraba tan hermosa a pesar de ese enorme parche y aunque no le gustó nada que lo besara sin su permiso, terminó desviando su mirada.

Él no entendía por qué, pero sentía vergüenza, no sabía qué más tenía que hacer en ese momento, no se atrevía a voltear, a ver a nadie y lo siguiente que sintió fueron los brazos de Mauricio abrazándolo, para felicitarlo.

Mauricio estaba tan emocionado por verlo casado, que fue realmente eufórico al felicitarlo, después la abrazó a ella. Realmente él y la novia parecían ser los únicos en estar felices por esa boda, porque Lulú tenía un rostro de amargura, al igual que Nain.

Cuando salieron del registro civil, Mauricio empezó a decir con una emoción.

• Nain, vamos, saca los anillos, ya quiero verlos, es la prueba de tu boda, de tu unión a ella.

Nain voltea a ver a María Eugenia, como si buscara que ella contestara, pero se hizo un silencio y se le quedaron mirando, esperando su respuesta.

Él realmente no quería estar ahí y si no fuera por la culpa que sentía de lo que le había pasado a María Eugenia, ya se hubiera ido de ahí, dejando esa tontería de lado. Suspiró profundamente e inseguro, empezó a decir.

• Todo fue rápido, esto no era lo que tenía que pasar y después del accidente yo tuve que...

Nain estaba a punto de decir la verdad de por qué se había casado y eso María Eugenia no lo podía permitir. Desesperada al escuchar lo que estaba diciendo, lo interrumpe, diciendo alterada.

• Mi nombre es María Eugenia Romero, ¿mi nombre no le dice nada?

Mauricio, al escuchar lo que le decía, se altera, emocionado, con su voz nerviosa, dice.

• Hay, amigo, ¿en qué problema te metiste? La familia Romero es la más reconocida en el mundo, líderes empresariales en tecnología de celulares, computación y sin mencionar que tienen inversiones en la bolsa de valores.

Es una familia poderosa, de las más ricas y reconocidas en el mundo, con inversiones en no sé cuántas empresas, en negocios varios.

Pero a ver, esperen un poco, hasta donde yo sabía y todo porque fue noticia internacional, el chisme más grande del mundo.

 La única hija y heredera de la fortuna de la familia Romero, se casó ayer, con el hijo de la familia Rocha.

Recuerdo muy bien la noticia. La señorita María Eugenia y el joven Andrés Rocha, se casaban a una edad muy joven; muchos decían que era para unir las dos familias, donde se iba a ver una gran alianza empresarial.

Ustedes tienen que explicarme, como la hija y heredera de la familia Romero, terminó casada con mi amigo, que es un huérfano, un simple repartidor de comida rápida en un pequeño negocio; ustedes definitivamente me están jugando una broma, algo así sería como una novela de romance.

María Eugenia hace que Nain la abrace pasando su brazo derecho por su cintura, recarga su cabeza en su pecho en ese momento, fingiendo una tristeza, le dice.

• Yo amo a Nain, es un hombre increíble, que me ha demostrado ser incondicional para mí. Nuestra historia de amor es algo que parece de un cuento de amor, que más adelante te contaremos.

Mi padre no acepta nuestra relación, por eso me iba a casar con Andrés, pensando que era lo mejor para mí; papá piensa que Nain está conmigo por el dinero, que desea mi fortuna, escalar en esta vida.

Pero yo sé que no es así, Nain me ama y es tanto su amor, que cuando le dije lo que estaba pasando, él se iba a hacer a un lado, para que yo fuera feliz, porque sabe que amo a mi padre, que no sabría cómo vivir lejos de él.

Mi Nain, fue realmente divino y comprendió mi dolor, cuando le dije que no podía seguir con nuestro amor, que me tenía que casar para darle gusto a mi padre; él me apoyó en cada decisión y nunca me ofendió o se molestó, sino que me animó a seguir mi corazón, mis sentimientos, diciéndome que siempre estaría para mí cuando lo necesitara.

Yo realmente me iba a casar, pero estando frente al juez, la verdad no pude hacerlo. Nain es el amor de mi vida.

 Terminé saliendo de ahí, huyendo de mi propia boda.

Tuve un accidente, por eso el parche, pero creo que fue mi mejor decisión, porque terminé en los brazos del amor y no me arrepiento de haberme casado con Nain, no me importa si tenemos que vivir en ese pequeño departamento, mi hombre es trabajador, sé que entre los dos lograremos comprar algo más grandecito, para cuando llegue nuestro primer hijo, que será fruto de nuestro amor.

Nain frunció el ceño al escuchar lo que decía.

 Eso de tener un hijo no le agradó nada, toda su mentira se le hacía lógica, hasta que llegó a eso de un bebé; para él fue innecesario en su mentira, imaginarse como un padre y quedándose a su lado, le causó un escalofrío, un deseo de salir corriendo de ahí, alejarse de esa mujer que le causaba una sensación extraña en su cuerpo.

Pero apenas movió un poco su mano para soltarla y alejarse, cuando ella lo abrazó con fuerza, pasando sus manos por su cintura, haciéndolo con una fuerza.

 Para Nain era como si fuera una sanguijuela, que le quería chupar la sangre, eso era lo que realmente sentía al estar entre sus brazos.

La mueca en sus labios era de desagrado, el ceño fruncido mostraba lo enojado que estaba, pero en el momento en que mira su rostro, se arrepiente de sus malos pensamientos, la culpabilidad lo invadió al ver ese parche.

Terminó cediendo a lo que ella quería, sin protestar, y confirmándole a Mauricio lo que ella acababa de decir; se quedó quieto, esperando que ella lo soltara, para no hacer ese momento más incómodo.

Mauricio se había creído todo lo que María Eugenia había dicho y si sintió tristeza por su amigo, por ella, por tener que casarse de esa manera, solo pensaba en lo que iban a tener que pasar; pero él no quería dejarlos solos, quería hacer algo para ayudarlos porque era su amigo.

 Terminó diciéndole a Lulú que se quedara con María Eugenia, mientras llevaba a su amigo a comprar algo para beber.

Nain se sintió liberado cuando María Eugenia lo soltó, sin decir una sola palabra; caminaron hasta que las perdieron de vista, estaban por, llegar a una tienda cuando Mauricio se paró en seco.

Él se le quedó mirando, no entendía lo que pasaba por su cabeza, era extraña la forma en que lo miraba y antes que pudiera decirle algo o preguntarle, lo escucha decir.

• Nain, realmente te admiro, yo no tendría el valor para pelear con el empresario Romero y menos por amor; ese hombre debe de ser peligroso teniendo todo ese poder.

Amigo, realmente te felicito, porque estás dando todo por la mujer que amas, que yo espero y lo hagas por eso; porque si lo haces por dinero, realmente creo que no vale la pena arriesgar tu vida solo por esa frivolidad.

Yo espero que tengas algún plan, porque si te toca huir, vas a tener que cuidar de esa hermosa joven que amas; también quiero decirte que cuentas con todo mi apoyo. Si ocupas salir huyendo, voy a estar para ayudarte en lo que ocupes, hasta puedes venir a mi casa.

Te puedo asegurar que ahí tendrás tiempo para pensar cómo salir del país y ver a dónde van a ir; hasta puedo ayudarte con dinero, tengo unos ahorros, que soy capaz de darte solo por ser mi amigo.

Ahora vamos a comprar ese anillo de bodas, tu esposa se lo merece y yo pienso regalártelo. Soy el padrino de tu boda, realmente ahora sí creo que somos verdaderos amigos.

Nain se quedó sorprendido con las palabras que le dio, fue extraño, pero eso le causó felicidad, le dio las gracias y los dos tomaron un taxi, fueron directamente a una joyería.

Escogieron un par de argollas, aunque Nain trató de escoger las más baratas, no podía hacer que Mauricio gastara tanto en eso, sabía que era un hombre que apenas ganaba lo mismo, al igual que él en ese trabajo de repartidor de comida rápida.

Nain era un hombre muy listo y con lo poco que había sujetado las manos de María Eugenia, sabía cuáles eran sus medidas, supo qué decirle al joyero, para que dejara la argolla a la medida de ella.

Tardaron un poco más de tiempo ahí, para que le dejaran la argolla al tamaño de ella, mientras esperaban, Mauricio le dijo.

• Nain, más adelante, trata de comprarle el anillo de compromiso; a las mujeres les gusta ese tipo de cosas, trata de consentirla y de hacerla feliz, aunque eso deje tus bolsillos vacíos.

Nain le dio las gracias por su consejo y sin pensarlo, empezó a ver los anillos de compromiso; lo hizo inconscientemente, pero terminó mirando uno que le gustó, que realmente lo deseó para la mano de ella:

El anillo era una serpiente enrollada, hacía el aro para el dedo, terminaba enrollada en un diamante color blanco y la cabeza pegada a su dedo, era la de una cobra, con dos diamantes color rojo que formaban sus ojos.

Nain se le quedó mirando al anillo, aunque no dijo nada, solo pensaba que, si tenía que comprarle un anillo de compromiso, ese le quedaría muy bien; porque sería lo que mejor lo representaba, su símbolo y la forma de decirle al mundo entero, que ella era suya.

Sí, un sentimiento de posesión se apoderó de él, pensando en esa hermosa mujer como suya, pero a la vez, también se sintió como si fuera de ella; un sentimiento que le gustó por un momento, pero a la vez le hizo sentir miedo, inseguridad, algo que no le gustaba sentir.

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