La Venganza Del Sigma

POV Oliver

Después de la tormenta de pasión que había sacudido la habitación, Allen y yo nos encontrábamos tendidos en la cama, envueltos en un silencio incómodo. A pesar del ardor que aún persistía en mi piel por su toque, había una distancia palpable entre nosotros, como si nuestras emociones estuvieran aún enredadas en una maraña de deseos y confusión.

El aire estaba cargado con el olor a sexo y a los rastros de nuestro encuentro, pero también había una tensión latente que flotaba entre nosotros, una tensión que ninguno de los dos parecía dispuesto a abordar.

Fue Allen quien finalmente rompió el silencio.

-¿Vas a decirme por qué estás aquí, Oliver?- Preguntó, su mirada fija en la mía con una intensidad que me hizo estremecer.

Sentí un nudo en mi garganta, luchando contra las palabras que amenazaban con escapar de mis labios. No sabía por dónde empezar, cómo explicarle a Allen lo que había pasado por mi mente, lo que había motivado mi visita nocturna a su habitación.

Sin embargo, una idea repentina se apoderó de mi mente, una idea impulsiva y desesperada que parecía ofrecer una salida a mi propia confusión.

-Solo si me das un cigarrillo.- Respondí, mi voz apenas un susurro mientras me aferraba a la repentina ocurrencia.

Allen arqueó una ceja, claramente sorprendido por mi petición.

-¿Desde cuando fumas?- Preguntó con una mezcla de incredulidad y preocupación en su voz.

-No lo hago.- Admití. -Pero quiero probar.- Añadí, tratando de mantener mi voz firme a pesar del temblor de mis manos.

Allen me observó en silencio por un momento, como si estuviera tratando de descifrar mis verdaderas intenciones detrás de esa extraña solicitud. Finalmente, asintió con resignación y se levantó de la cama, rumbo a su escritorio.

Regresó con un cigarrillo en la mano, ofreciéndomelo con una expresión escéptica.

Tome el cigarrillo y lo encendí con manos torpes, inhalando el humo con una mezcla de excitación y aprensión.

El primer contacto con el cigarrillo provocó una tos violenta que sacudió mi cuerpo entero, dejándome jadeando y con lágrimas en los ojos.

Allen se acercó y me quitó el cigarrillo, apagándolo en su mesita de noche.

-¿Estás bien?- Preguntó.

Asentí débilmente.

-¿Por qué estás aquí, Oliver?- Preguntó nuevamente.

-Porque… pensé que me necesitabas después de verme en el pasillo.- Dije, mi voz apenas un susurro mientras enfrentaba su mirada con determinación.

Alen parpadeó, claramente sorprendido por mi acusación directa, sin embargo, en lugar de negarlo, su expresión se suavizó.

-Tal vez.- Admitió, su voz apenas un susurro mientras su mirada se desviaba hacia algún punto en la habitación.

-Pensabas pedirme perdón, ¿no es así?- Continué mientras luchaba por mantener la compostura. -Aunque creo que ya lo hiciste…-

-¿Y me perdonaste?- Preguntó Allen, alzando una ceja.

-Tal vez, solo quería comprobar algo antes…-

Allen me miró con curiosidad, sus ojos claros buscando respuestas en los míos.

-¿Qué querías comprobar, Oliver?- Preguntó, su voz suave pero cargada de una intriga palpable.

-Quería comprobar cuanto me anhelabas…- Confesé, mi voz apenas un susurro mientras enfrentaba su mirada con determinación.

Allen por un momento me sonrió, pero luego su mirada se dirigió a mis brazos, y luego a mis muñecas, haciendo que su expresión. Tomó mis muñecas con firmeza mientras me miraba fijamente.

-¿Y él sabe esto de ti?¡Qué fue lo que pasó?- Preguntó, su voz grave y llena de una mezcla de preocupación y determinación.

Me encontré sin palabras ante la pregunta directa de Allen. Finalmente, reuní coraje suficiente para hablar, aunque mis palabras salieron entrecortadas por la emoción y la vergüenza.

-No lo sé, Allen. Tal vez… no tengo idea, solo sé que todo es un caos. Pensé que estaba yendo por el camino correcto, pero resulta que ese tipo solo quería acostarse conmigo para experimentar lo que era estar con un beta. Nunca se enteró de que soy un sigma. Al final, me dejó insatisfecho, solo se complació a sí mismo y me usó. Dijo que prefería a los omegas.- Confesé, sintiendo un nudo en la garganta al recordar la desagradable experiencia.

La confesión pareció encender una llama de ira en Allen. Sus manos apretaron mis muñecas con fuerza, su expresión endurecida por la rabia contenida. Podía sentir el calor de su indignación irradiando desde su cuerpo tenso.

-Ese pedazo de mierda…- Dijo, u voz llena de incredulidad y furia.

Mientras Allen expresaba su furia, no pude evitar sentir sorpresa. Era increíble que se preocupar por mí después de haberme tratado tan mal en el pasado. Una risa irónica escapó de mis labios mientras contemplaba su reacción.

-¿Te estás riendo de esto?- Preguntó Allen, frunciendo el ceño ante mi risa.

-No es eso, Allen. Es solo que… es irónico, ¿no crees? Ahora me tatas con preocupación después de todo lo que me hiciste, de todo lo que ha pasado entre nosotros.- Respondí, mi voz teñida de resignación.

Allen parecía desconcertado por mi reacción, como si no pudiera entender cómo podía encontrar algo gracioso en toda la situación, sin embargo, para mí, era una ironía dolorosa.

-Al final del día, tú y ese tal James son lo mismo, ¿no?- Dije, mi tono calmado. -Solo son alfas con una bonita máscara. La diferencia es que a ti se te cayó más rápido la máscara.-

Mi comentario pareció golpear a Allen como un puñetazo en el estómago. Su expresión cambió de ira a incredulidad, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.

-¿Cómo te atreves a compararme con ese tipo?- Gruñó Allen, sus ojos centelleando con furia.

-No estoy diciendo que sean idénticos en todo sentido, pero ambos son alfas que se dejan llevar por sus propios deseos, sin preocuparse por el daño que causan a los demás.- Respondí, mi voz firme pero tranquila, mi mirada reflejando determinación.-Y sobre antes… ¿de verdad crees que después de todo estoy ahora soy tuyo? No te equivoques. No estoy aquí porque ahora pertenezco a ti. Solo usé esta situación para satisfacerme y borrar el mal sabor que me dejó James.-

Mi voz era firme, cada palabra cargada de una sinceridad que sabía que iba a doler. No estaba dispuesto a dejar que esa noche hiciera sentir a Allen especial.

-Te usé a ti porque somo más compatibles sexualmente, no porque me importes de alguna manera especial.- Continué, mi tono frío y desapasionado.

Oliver pareció molestarse, y de un momento a otro, sentí la presión de sus manos apretando mis muñecas cada vez con más fuerza mientras su rostro reflejaba una mezcla de ira y determinación. Me miró fijamente, con una intensidad que me hizo retroceder un paso instintivamente.

-No, Oliver, tú eres mío…- Dijo Allen con voz ronca, su tono lleno de una posesividad que me tomó por sorpresa. -Desde el momento en que te vi en el aula, supe que eras para mí, no importa en que sentido… Y si es necesario, te marcaré aquí mismo.-

Antes de que pudiera contenerme, mis puños se cerraron y lance un golpe hacia Allen, mi puño conectando con su mejilla con un sonido sordo.

-¡Vuelve a tierra, Allen!- Le espeté, mi voz llena de furia contenida.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras lo miraba, una mezcla de emociones turbulentas arremolinándose en mi interior.

Allen pareció volver a tierra, sacudiendo ligeramente la cabeza como si estuviera sacando el polvo de sus pensamientos.

Yo, sin embargo, no estaba dispuesto a dejar que el asunto se desvaneciera tan fácilmente. Mis ojos centelleaban con una mezcla de incredulidad y determinación mientras miraba a Allen.

-Esperaba que me pidieras perdón. Que rogases. Dije con voz firme, mi tono lleno de un deseo implícito de reconocimiento y redención. -Es gracioso, ¿no crees?¿Después de todo lo que has hecho? Supongo que soy un tonto por querer eso de alguien que me lastimó tanto como tú.-

La mirada de Allen se oscureció, una sombra de dolor cruzando sus rasgos mientras absorbía mis palabras, sin embargo, había algo en su expresión que sugería una chispa de esperanza.

-Pero lo bueno es que parece que ahora eres mío.- Continué, mi voz cargada de una mezcla de sarcasmo y desafío. -Considerando cómo estás actuando ahora, parece que finalmente te he ganado.-

Allen se quedó en silencio por un momento, sus ojos claros reflejando una tormenta de emociones internas. Levantó la mirada para encontrarse con la mía, una mirada desafiante pero cargada de una necesidad desesperada.

-Puedo ser tuyo si quieres.- Dijo Allen, su voz apenas un susurro mientras me enfrentaba. -Puedo rogarte y arrastrarme si eso significa una oportunidad.-

Reí al escuchar sus palabras, sintiendo una extraña satisfacción.

-La primera vez que te vi, pensé que eras malditamente atractivo. -Admití, mi voz suave pero firme. -Y cuando me empezaste a molestar, me preguntaba por qué no podías tratarme amablemente como los demás.-

-Haré lo que sea ahora.- Dijo Allen, indirectamente suplicando mi perdón y aprobación.

-Entonces, deberás aceptar ser castigado, por todo lo que hiciste y si llegas a hacer algo mal de nuevo.- Respondí, mi tono serio pero no exento de compasión.

-Está bien.- Allen sonrió y besó mi mano. -Aceptaré cualquier castigo.-

Sonreí con orgullo y satisfacción, tenía a Allen a mi merced.