Amor Forzado.

Me esforcé por mantenerme ocupada en la cocina toda la noche. Mi objetivo era evitar salir y cruzarme con el hombre, de manera que pudiera pasar el tiempo sin que me viera, y así la noche se iba desarrollando.

Desde la perspectiva de Alessandro...

Renata y yo llevábamos una relación abierta en la que cada uno era libre de hacer lo que quisiera y de salir con quien le placiera. A pesar de eso, me disgustaba la idea de conocer a sus padres y, aún más, detestaba la posibilidad de que ella me recriminara por no asistir a su fiesta de bienvenida.

En consecuencia, tomé la decisión de ir, ya que había recibido una propuesta de trabajo en ese pueblo.

Mientras me preparaba para salir y dirigirme al proyecto de construcción en el que comenzaría a trabajar, me encontraba un poco distraído debido a que Renata no cesaba de llamarme por teléfono. Fue en ese momento cuando, al mirar hacia adelante, vi a una chica justo en la carretera. Sin pensarlo, pisé el freno de forma inmediata para evitar golpearla. Estaba a punto de ofrecerle una disculpa por la situación, pero antes de que pudiera hacerlo, ella comenzó a gritarme y a reprocharme con mucha energía.

Frente a su presencia, no pude evitar sentirme alterado, pero, a pesar de eso, me percaté de su belleza. Aunque su forma de vestir parecía muy modesta, ella lucía un vestido blanco, suelto y que llegaba hasta los tobillos, el cual se ajustaba delicadamente a su figura. Esta elección de ropa la hacía ver muy bien. Además, sus ojos verdes eran hipnotizantes y capturaban la atención de cualquiera que se atreviera a mirarla.

Me fui de la casa pensando en ella. Al llegar a la fiesta de Renata, justo cuando estaba entrando, tropecé accidentalmente con ella. La tomé de la cintura de inmediato para evitar que cayera al suelo, y sentí la delicadeza de su diminuta cintura entre mis dedos y la pegue a mi cuerpo, mire sus labios rosas y sus ojos verdes que miraban mis labios también.

Cuando la solté, la miré detenidamente. Ella llevaba un desgastado vestido negro que realzaba su figura, complementado con un mandil blanco que hacía referencia a su trabajo en la casa de Renata. Sin embargo, debo admitir que se veía realmente atractiva; el vestido se ajustaba a la perfección a su cuerpo y dejaba al descubierto sus piernas, que eran contorneadas y lucían bronceadas.

Estaba a punto de acercarme a ella para hablarle cuando, de repente, la voz de Renata resonó justo enfrente de mí. Sin previo aviso, me tomó de la mano, y en ese instante, la chica que deseaba encontrar se esfumó de mi vista. Pasé toda la noche tratando de localizarla con la mirada, pero, a pesar de mis intentos, no lograba dar con ella.

¿A quién estás buscando? –me preguntó Isaac, mi mejor amigo, quien estaría a mi lado en el proyecto de construcción.

Recuerdas a la chica de la que te hablé esta mañana, ¡la vi trabajando aquí! –dije, mientras miraba discretamente a mi alrededor.

Alessandro, realmente no es una buena idea. Sabes perfectamente que si Renata llega a enterarse de que te interesa alguna de sus empleadas, las consecuencias no van a ser nada positivas. Pero, ¿quién soy yo para impedirte que fijes tu mirada en una chica bonita? Quizás esta vez yo tenga la suerte y sea yo quien se quede con ella, dijo Isaac mientras me lanzaba una sonrisa cómplice.

No creo que te interese ella es una simple sirvienta.!_ dije bebiendo mi copa.