La Venganza De Alaia

Tras horas de viaje, por fin vieron el palacio imperial, llegaron a las puertas y los guardias presentaron la insignia familiar, por lo que, les dejaron ingresar, enseguida uno de los guardias fue en busca de su Emperador, para informarle de la llegada inesperada de la familia Elowen.

Alaia se mantuvo erguida, a pesar del temblor que recorría su cuerpo. Sostenía a Caspian cerca, ofreciéndole un silencioso consuelo, Anastasia se mantenía a su lado, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y determinación, los guardias de Alaia permanecían alerta, sus manos cerca de sus espadas, listos para cualquier amenaza.

La espera se sintió eterna, hasta que por fin pudo ver un rostro familiar, y que la reconforto en medio de su dolor, era el Emperador Eamon, su tío, quien no pudo reconocer enseguida a su sobrina, sus ojos, habitualmente serenos y firmes, mostraban confusión al detenerse en la figura cubierta de hollín que se encontraba ante él, sosteniendo a un niño pequeño y tembloroso, los años que Alaia había pasado lejos del imperio la habían transformado de la joven que recordaba.

Pero a medida que Eamon se acercaba, su mirada se posó en los ojos de Alaia, que poseían un brillo inconfundible. Un brillo que le recordó a alguien a quien amaba profundamente, un escalofrío recorrió la espalda del Emperador. Esos ojos... eran los mismos ojos de su amada hermana, Noelia. La similitud, ahora marcada por el sufrimiento y la determinación, era innegable, la sorpresa en su rostro se transformó lentamente en reconocimiento, teñido de una creciente angustia al comprender la magnitud de la tragedia que debía haber ocurrido.

-¿Alaia...? ¿Eres tú, Alaia, la hija de Orion? – menciona Eamon con preocupación.

Alaia asintió lentamente, las lágrimas volviendo a empañar sus ojos al escuchar su nombre pronunciado con ese tono de familiaridad y sorpresa, Caspian se aferró aún más a ella, buscando refugio en su abrazo.

- Tío... tío Eamon... hemos... hemos perdido todo – con voz entrecortada, menciona Alaia.

-¿Qué paso Alaia? Tus primos llegaron hace poco de la boda, de tu hermana.

- Podemos…, hablar adentro – menciona entre sollozos.

- Claro, ven pasa, déjame ayudarte – se acerca con cuidado a Caspian -, pequeño, soy yo, tu tío Eamon, eres muy grande como para que tu hermana te pueda sostener, ven conmigo.

- Tío – menciona Caspian, apenas en un susurro.

- Voy contigo, Caspian, no te preocupes, aquí estamos a salvo – Caspian se suelta de su hermana, y acepta ir con Eamon, quien lo carga y juntos caminan adentro con prisa.

Ya en el salón, Eamon, manda por sirvientes para que le alisten habitaciones, baños para todos los que habían llegado, con cuidado y forma cariñosa, Anastasia se acerca a Caspian y logra convencerlo para que vaya a darse un baño, mientras Alaia y Eamon, habla, cuando Anastasia se encuentra saliendo del lugar, se encuentra con la Emperatriz, Thais.

- Thais: Caspian – lo mira desconcertada -, ¿Qué te sucedió?

- Caspian: nuestra casa se quemó.

-Thais: no te preocupes la arreglaremos, ve a descansar pequeño – Thais ve como Caspian se marcha y se acerca a su esposo y Alaia.

-Thais: ¿Alaia? – la mira con sorpresa -, ¿Dónde están los demás?

- Alaia: tía – Alaia no puede contener su llanto -, murieron, no…, no, los asesinaron.

El silencio que siguió a las palabras de Alaia fue denso, cargado de incredulidad y horror. El Emperador Eamon palideció visiblemente, su mano buscando instintivamente el brazo de Thais para sostenerse, la Emperatriz, a pesar de su compostura habitual, dejó escapar un jadeo ahogado, sus ojos fijos en el rostro destrozado de su sobrina.

- Eamon: ¿Asesinados? ¿Qué... qué estás diciendo, Alaia? ¿Quién haría algo tan terrible? - Alaia levantó la mirada, sus ojos enrojecidos y llenos de una rabia contenida que luchaba por salir a la superficie.

- Alaia: Finnian. Finnian Seraphina los asesinó, a mis padres, a Liora y quemo nuestro hogar.

La incredulidad en el rostro de Eamon se transformó en shock absoluto, Thais se tambaleó ligeramente, llevándose una mano a la boca con horror.

- Thais: ¿Finnian? Pero... él se acaba de casar con Liora. Lo habíamos acogido, le habíamos devuelto su ducado...

- Alaia: todo fue una farsa, tía, una cruel y elaborada venganza, nos engañó a todos. Anoche, después de la boda... los mató, a todos – las lágrimas volvieron a brotar, mezclándose con el hollín que aún cubría su rostro, su cuerpo temblaba con la intensidad de su dolor y su rabia.

- Eamon:No dejaremos que esto quede impune. Juro por el nombre de nuestros ancestros que Finnian Seraphina pagará por sus crímenes.

- Alaia: me asegurare de que su dolor sea igual que el mío.

-Thais: ¿de qué hablas querida?

- Alaia: yo cobrare venganza por mis padres, le hare lo mismo que le hizo a mi hermana y me asegurare que su muerte sea lenta y dolorosa.

-Eamon: si es lo que deseas, cuenta con todo mi apoyo.

- Thais: esperen, se están escuchando, ¿en qué clase de persona se convertiría Alaia si hace los mismo que él? ¿Qué pasara con Caspian necesita de su hermana?

- Eamon: entonces yo lo matare.

- Alaia: no tío, eso no compensaría todo el dolor que causo. Con respecto a mi hermano, puede quedarse con ustedes, seria por un tiempo, mientras se reconstruye el Ducado.

- Eamon: de seguro tendremos pronto la visita de ese maldito, vendrá a reclamar el Ducado como viudo de Liora, si se entera que Caspian sigue vivo, podría estar en peligro.

- Thais: lo ven deben escapar de aquí, mientras nosotros resolvemos esta situación.

Alaia se da cuenta que no sería fácil cobrar venganza, sabía que su tía tenía razón. Su sed de venganza era voraz, pero no podía poner en peligro a Caspian, la idea de que Finnian lo encontrara la aterraba, sabia de lo que era capaz, y no dudaría en acabar con la vida de su hermano, si la oportunidad se le presentaba.

- Alaia: ¿Adónde iremos? Finnian creerá que mi famila murió en el incendio, pero ¿Cómo se explicara que no llegue al Ducado?

- Eamon: Thais tiene razón, deben desaparecer por un tiempo, nadie debe saber que sobrevivieron, yo me encargaré de difundir la noticia de que todos murieron en el incendio. Y en cuanto a ti, en el camino tuviste un percance, que te impidió llegar al Ducado, te enviamos un mensajero con la noticia del fatal accidente, pero se demorara semanas en entregarte el mensaje, cuando lo sepas, la noticia te devastara tanto, que te causara un grave problema de salud, que te impide viajar, he incluso diremos que estas al borde de la muerte, así nadie vera en ti una esperanza.

Les proporcionaremos un refugio seguro, documentos falsos, lo que necesiten para desaparecer del mapa del imperio.

- Thais: Será por un tiempo, querida. Hasta que podamos idear un plan seguro y justo para llevar a Finnian ante la justicia y tú, Alaia, necesitarás tiempo para... para sanar.

Alaia apretó los labios, su mirada aún llena de una determinación sombría, sanar era una palabra que le parecía ajena en este momento. Su corazón solo anhelaba venganza, pero por Caspian, por su seguridad, sabía que debía aceptar la lógica de sus tíos.

- Alaia: Está bien, pero juro por la memoria de mi familia que este no es el final. Cuando llegue el momento, Finnian Seraphina pagará.

- Eamon: Lo hará, Alaia. Te lo prometo. Ahora, Thais, encárgate de que preparen todo para su partida. Deben irse antes del amanecer, nadie debe saber que sobrevivieron.

- Thais asintió con gravedad y se dirigió a dar órdenes, su rostro marcado por la tristeza y la preocupación. Eamon colocó una mano reconfortante en el hombro de Alaia.

- Eamon: Te proporcionaremos los mejores recursos, Alaia. Contactos fuera del imperio, información... lo que necesites para cuando decidas actuar, pero ahora, piensa en Caspian, acaba de perder a sus padres, su casa, su vida es un caos para él, lamento decirte esto, él no te conoce lo suficiente, han estado años separados.

- Alaia: ¿Dónde... dónde estaremos seguros?

- Eamon: Tengo un lugar, una antigua propiedad imperial en las montañas del norte. Es remota y discreta, estarán seguros allí, al cuidado de personas leales que no dirán ni una sola palabra sobre ustedes si se los pido, en este tiempo debes pensar en como vas actuar, debes ser inteligente, astuta, debes tener un plan claro, y yo te proporcionare lo necesario para que desaparezcas también, Alaia, una nueva identidad, recursos..., la venganza servida fría suele ser la más efectiva.

- Alaia: esta bien, pero quiero que me prometa que no harán nada en su contra, hasta que vuelva, me encargare personalmente de él.

- Eamon: te lo prometo, creeremos en lo que venga a decirnos, pero tampoco pienso entregarle su Ducado, ni dejare que disfrute de su vida, acabo con la vida de mi amada hermana, yo hare que sufra, hasta que tu vuelvas, tu le darás el golpe definitivo. Estamos juntos en esto querida.

Alaia asintió, aunque la impaciencia le quemaba por dentro. Sabía que sus tíos tenían razón, pero la idea de esperar, de dejar que Finnian pensara que había triunfado era insoportable.

En las horas oscuras que precedieron al amanecer, Alaia y Caspian fueron preparados para su partida. Caspian, aún confundido y triste, se aferró a la mano de su hermana con fuerza. Las despedidas fueron silenciosas y cargadas de dolor.

Con el corazón pesado y la mirada fija en un futuro incierto, ambos desaparecieron en la noche, dejando atrás el palacio y a su único lazo familiar restante. Su mente; sin embargo, permanecía anclada en las ruinas humeantes del Ducado Elowen, y su juramento de venganza resonaba con una fuerza inquebrantable en la oscuridad. La partida era solo el preludio de la tormenta que se avecinaba sobre Finnian Seraphina.