Austin lleva una vida envidiable y llena de éxito: es un médico de prestigio y forma parte de una hermosa familia. Sin embargo, tras su fachada impecable, guarda secretos y lleva una doble vida que mantiene en absoluto silencio. Todo cambia cuando conoce a una mujer misteriosa, cuyo carácter enigmático lo seduce y lo impulsa a explorar un mundo de placeres prohibidos. Este encuentro lo confronta con una profunda encrucijada, cuestionándose si la vida que ha construido y anhela realmente le brinda la felicidad genuina o si, en realidad, ha estado viviendo una ilusión.
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Al Límite del Deseo
Austin
Los días en el hospital se suceden como un ciclo eterno de luz quebrada y máquinas pitando. En la sala de cirugía me siento como un dios, dueño de un dominio en el que todo es posible, donde mi precisión y destreza me convertirían en el jefe de cirugía aclamado. Pero al final del día, cuando cierro la puerta de mi oficina, el ego se desvanece, dejando solo el eco de los susurros de mi otra vida.
—¡Austin! —me grita Laura, interrumpiendo mis pensamientos. Su voz resuena en la habitación, aunque mi mente sigue atrapada en un mar de rutinas y deseos reprimidos.
—¿Qué ocurrió? —preguntó con un tono que ninguno puede interpretar como amable.
—Tienes más pacientes en la sala de espera. —Me lanza una mirada divertida, pero se siente como si en el aire flotara una tensión.
Vuelvo a pensar en Sacha. Sus mensajes, tan sutiles como provocativos, han comenzado a carcomer mi autocontrol: "¿Te atreverías a experimentar algo nuevo?", "No todos los días se cruzan oportunidades así". Me he esforzado en ignorarlos, pero cada “ping” en mi teléfono me arrastra un poco más al abismo.
—Austin, estás tenso. —Laura se acerca incómodamente, examinando mi rostro. —¿Quieres un masaje? —dice mientras coloca sus manos sobre mis hombros, las cuales quito abruptamente sabiendo la dirección que quiere tomar.
—Estoy bien —le respondo de mala manera mientras me levanto y me voy, soy consciente de que mi mente está a años luz de lo que ella quiere. Han pasado dos semanas desde la noche de la gala, dos semanas en las que no me ha vuelto a apetecer estar con ella, lo cual le he hecho saber entre indirectas que no parece entender.
Tras un par de cirugías más, finalmente es la hora de salir. Sin embargo, un leve estremecimiento recorre mi espalda cuando entro en mi oficina y la veo allí, esperándome. Sasha Bellamy.
—Hola, doctor. —Su sonrisa traviesa y su mirada provocativa hacen que mi corazón se acelere. Puedo sentir cómo la ansiedad se transforma en un deseo voraz.
—Sasha, no deberías estar aquí. —Mis palabras surgen apuradas, casi balbuceando. Pero en el fondo, una parte de mí está extasiada.
—Oh, pero no podría resistir la tentación de visitarte después de tu espléndida cirugía. —Se acerca un poco más, sus ojos chispean con una mezcla de desafío y calidez.
—¿Y si alguien te ve? —La advertencia suena más como un susurro.
—¿Qué hay de malo en eso?—se inclina un poco hacia mí. La cercanía es eléctrica. Sé que puede notar mi descontrol —Tranquilo Doctor, solo he venido a representar a mi padre, recuerda que tiene muchos intereses, al igual que yo en este lugar—Continúa diciendo mientras me mira provocativamente.
No puedo evitarlo. Me acerco un paso.
—No es un juego, Sasha. —La mirada que le lanzó es una mezcla de deseo y advertencia.
—¿Y quién te dice que no es exactamente lo que estoy buscando? —Ella juega con una pluma que descansa sobre mi escritorio. —He escuchado que los caballeros como tú a menudo sienten que la vida solo les ofrece un camino. Pero, ¿y si te dijera que hay alternativas?
—Alternativas... —la interrumpo, dándole la espalda mientras me acerco a la ventana. Quiero estar lejos de ella, pero su presencia es un imán.
—¿Temes averiguar de qué se trata? —Los ojos de Sasha intensifican su brillo. La inseguridad se burla de mí mientras cada palabra que sale de su boca me enreda más en su red de tentaciones.
—No soy un niño. —Respondo con el tono de superioridad que he cultivado durante años. Pero en el fondo, mis pensamientos son caóticos; una tormenta que se prepara para desatarse. —No necesito experimentar nada más.
—¿Pero estás seguro de eso, Austin? —Su voz es un canto a la seducción, enredándome en cada sílaba. —A veces, la vida te invita a más.
Mi mente grita que está jugando con fuego, pero mis deseos más oscuros arden como un brasero.
—Sasha, esto no es correcto. —Las palabras se me vuelven áridas. Sin embargo, sentí su mirada intensa, un universo de posibilidades que parecen bajas, pero me atraen con suavidad.
—¿Acaso eres el valiente cirujano que todos creen que eres? —se burla, su tono provocativo me pica el orgullo. —O simplemente un hombre más atrapado en su rutina, temeroso de perderse la vida.
Un silencio tenso se instala entre nosotros. La realidad de mi hogar, el rostro de Kate en mi mente, se siente distante. Pero, ¿y si hay algo más?
Finalmente, saca una tarjeta negra y la desliza sobre mi escritorio, dejando que los ojos de ambos se encuentren.
—Aquí tienes. —Su voz es un murmullo suave mientras se aleja. —Es un lugar. Si te atreves.
Sasha se aleja lentamente, creando una distancia interminable, pero su estímulo persiste. La tarjeta parece arder en mi mano, llevándome al abismo de mis propias ansias.
—Sasha, espera…
Ella gira, la mirada burlona cuelga entre nosotros.
—¿Quieres saber si eres valiente? —susurra antes de desaparecer por la puerta.
La mente me martilla una y otra vez cuando me quedo solo, sintiendo el peso de la tarjeta en mi mano. La rutina, esa vida familiar que alguna vez pareció ser suficiente, ahora se siente como un pesado yugo. ¿Acaso estoy dispuesto a arrojarlo todo por un destello de deseo?
Me siento inmóvil, atrapado entre dos mundos, mis pensamientos girando como un torbellino hasta que, finalmente, ese deseo oscuro toma el control. Esta noche, cuando la casa esté en silencio, tendré una elección que hacer. La vida que he llevado se tambalea en el borde de una líbido peligrosa. ¿Seré capaz de cruzar esa línea?