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CONTRATADO PARA DESTRUIRME

CONTRATADO PARA DESTRUIRME

Status: En proceso
Genre:Amor tras matrimonio / Maltrato Emocional / Embarazo no planeado / Casarse por embarazo / Casada con el millonario / Divorcio
Popularitas:7.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Gabriela Estévez lo perdió todo a los diecinueve años: el apoyo de su familia, su juventud y hasta su libertad… todo por un matrimonio forzado con Sebastián Valtieri, el heredero de una de las familias más poderosas del país.
Seis años después, ese amor impuesto se convirtió en divorcio, rencor y cicatrices. Hoy, Gabriela ha levantado con sus propias manos AUREA Tech, una empresa que protege a miles de mujeres vulnerables, y jura que nadie volverá a arrebatarle lo que ha construido.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El precio de estar aquí

GABRIELA

Desde esa noche, nada volvió a ser igual.

Los días se convirtieron en un campo minado donde cada palabra, cada gesto, cada mirada de los Valtieri pesaba como una sentencia. Su padre, don Alejandro, insistió una y otra vez en lo mismo: “La única salida es abortar”.

Me lo dijo directo, sin rodeos, como si estuviera negociando la venta de un terreno.

—Un hijo a esta edad arruinará todo. Tu futuro, el de Sebastián, el de la familia —dijo con esa voz fría —. Aún están a tiempo de arreglar esto.

Sebastián se puso frente a mí, como un escudo.

—Ella no va a abortar. Punto.

Yo no tuve fuerzas para hablar. Solo me aferré a mi vientre, como si ya lo protegiera.

La madre de Sebastián no gritó. Ella nunca lo hacía. Pero sus palabras fueron igual de duras.

—Si no piensan deshacerse de ese niño, entonces no hay otra opción. —Sus ojos me atravesaron con frialdad—. Se casarán. De inmediato. No voy a permitir que vivan así, y armen un escándalo bajo este techo. Seremos la comidilla de la prensa.

Yo sentí que me ahogaba.

Ni Sebastián ni yo queríamos casarnos. Éramos apenas unos adolescentes que apenas habían aprendido a quererse, y ya nos hablaban de votos, de anillos, de un “para siempre” que no habíamos elegido. Se que es irónico que reclame, considerando que llevo gestando un bebé y que no fuimos nada inocentes al pensar en acostarnos…pero el matrimonio es otra cosa.

Pero era eso… o perderlo todo.

...🟣...

La boda fue pequeña, privada, sin risas ni flores, solo el murmullo de los abogados de la familia y un par de testigos escogidos con pinzas.

Recuerdo el frío en mis manos cuando me pusieron el anillo. Recuerdo la sonrisa rígida de Sebastián, más un gesto de incomodidad que de alegría. Y recuerdo sobre todo la voz de su madre, repitiendo: “Ahora sí, estás son las consecuencias por querer crecer antes de tiempo. Así debe ser.”

No, no lo era.

De todas formas si fuimos comidilla de la prensa, pero la boda—aunque suene loco—tuvo un aspecto positivo en los reportes. Y los Valtieri solo aprovecharon el foco para regodearse y publicitar la empresa.

Los días después fueron un infierno.

Cada pasillo de la mansión me recordaba que no pertenecía ahí. Las miradas de los sirvientes y los susurros en los eventos.

Y sin embargo, detrás de esas frases bonitas, siempre había malicia: la muchacha de colegio público, la chica sin apellido, la esposa improvisada.

Meses después nació Valentina.

Mi pequeña. Mi única razón para soportar todo.

La tuve en mis brazos y entendí que, sin importar el mundo cruel que me rodeara, ese pedacito de vida era mío, solo mío. Sebastián estaba ahí, con los ojos húmedos, más asustado que feliz, pero presente.

Fue la primera vez que vi a los Valtieri mirar algo con ternura. Aunque no duró mucho.

El verdadero golpe llegó el día que mi padre apareció.

Se presentó en la mansión con el descaro de siempre, oliendo a licor, con la chaqueta arrugada y una sonrisa.

—Así que… mi hija vive aquí, ¿eh? —dijo, paseando los ojos por los pasillos de mármol—. Vaya mina de oro me resultaste, Gabriela.

Sentí que el piso se me movía bajo los pies.

Yo no tenía dinero, no tenía poder… lo único que tenía era a Valentina.

Y aún así, sabía que él estaba dispuesto a usarme, a estrujarme, a sacarme lo poco que pudiera, aunque me dejara en pedazos.

En ese momento lo comprendí: los enemigos de afuera dolían menos que los que llevabas en la sangre.

Mi padre.

Con ese andar torpe disfrazado de seguridad, con ese olor a whisky barato mezclado con colonia. Sonrió como si de pronto hubiera recordado que tenía una hija.

—Vaya, vaya… —se paseó observando cada cuadro, cada lámpara de cristal—. Así que esta es la nueva vida de Gabriela. Mejor de lo que esperaba.

Yo me quedé de pie, abrazando a Valentina contra mi pecho. La bebé dormía, ajena al veneno que salía de sus labios.

—¿Qué haces aquí? —pregunté con voz apagada, tratando de sonar firme, pero temblando por dentro.

Él se volvió hacia mí con una sonrisa torcida.

—¿Qué hago? Vengo a ver cómo está mi hija, claro. Y… —sus ojos se desviaron a la mansión, a la alfombra, al lujo—, a conocer a mi yerno.

Justo entonces apareció Sebastián desde la biblioteca. Llevaba una camisa medio desabrochada y el ceño fruncido, como si hubiera olido el desastre desde lejos.

—¿Quién es este? —preguntó, mirándome.

Antes de que pudiera responder, mi padre extendió la mano con fingida cordialidad.

—Soy el padre de Gabriela.

Sebastián no se la estrechó.

Solo lo miró de arriba abajo, como evaluando a un enemigo.

—Y, dígame, señor Estévez —dijo con un tono tan frío que me heló la sangre—, ¿a qué viene exactamente?

Mi padre se encogió de hombros, descarado.

—No es difícil de entender, muchacho. Mi hija está aquí, en esta mansión, viviendo como una reina. Y yo… —se tocó el pecho con dramatismo falso— …yo he pasado necesidades. No sería justo, ¿verdad?

Sentí que el piso se me abría bajo los pies.

Quise hablar, defenderme, pero la voz no me salió.

Sebastián, en cambio, dio un paso hacia él.

—Si vino por dinero, se equivocó de puerta. Gabriela no le debe nada.

Mi padre rió con sorna.

—Oh, claro que me debe. ¿Ya olvidaste quién le dio la vida?

—¿Vida? —Sebastián se acercó aún más, a centímetros de su rostro. Su voz sonó baja, peligrosa—. Usted no solo le dio la vida. Usted casi se la arruinó.

El silencio pesó. Mi padre perdió la sonrisa un instante, incómodo.

—Muchacho… —intentó suavizar el tono—, no nos hagamos enemigos.

Sebastián se inclinó apenas, su mirada dura como acero.

—Ya lo somos. Y espero que nunca nos volvamos a ver.

Sebastián llamó a la seguridad de la mansión y los regañó por haber dejado entrar al hombre. Luego ordenó que se lo llevaran. Mi padre retrocedió medio paso, balbuceó algo y terminó saliendo con la misma torpeza con la que había entrado.

Me quedé quieta, con Valentina en brazos, temblando. Sebastián volvió hacia mí, me acarició la mejilla con suavidad y dijo:

—No volverá a acercarse. Te lo prometo.

Pensé que, después de aquella visita, mi padre se marcharía y me dejaría en paz. Pero me equivoqué.

Ese fue solo el comienzo.

Días después apareció de nuevo, pero esta vez no venía solo. Trajo consigo a Daniela —mi hermana menor— y a mi madrastra.

Las deje entrar ese día por el escándalo que estaban haciendo en la entrada. Recuerdo cómo entraron a la mansión con descaro, como si les perteneciera. Daniela, con esa sonrisa altanera que tanto había aprendido de su madre, recorría los pasillos como si fueran pasarelas.

—Vaya, hermanita —dijo con voz cargada de veneno—. Y yo pensando que estabas muerta de hambre, y resulta que te casaste con un príncipe. Qué bien te salió la jugada.

Sentí un nudo en la garganta.

Mi madrastra, en cambio, no perdió tiempo.

—Gabriela —dijo con falsa dulzura—, sabemos que ahora tienes “posibilidades”. Y tu padre y yo hemos pasado tantas necesidades… lo justo sería que nos ayudaras, ¿no?

Sebastián, que estaba a mi lado, se tensó como un resorte.

—Ella no tiene por qué darles nada —cortó él, firme.

Mi madrastra lo miró con una sonrisa venenosa.

—Ay, Sebastián… tan protector. Pero, vamos, ¿de verdad no es lógico? Somos familia.

—Ustedes dejaron de ser familia cuando dejaron que la trataran así en su casa —replicó él, sin titubear.

Yo no podía ni moverme. Verlos ahí, en esa mansión que nunca sentí mía, revolviendo otra vez mi pasado, era como volver a sangrar por heridas que nunca habían sanado.

Daniela rió, con esa risa chillona que me taladraba los oídos.

—No te hagas la santa, Gabriela. Seguro ni lo amas, ¿cierto? Te casaste solo para trepar.

Sebastián dio un paso al frente, y juro que nunca lo vi tan cerca de perder la calma.

—Basta. Las dejé entrar porque Gabriela me lo pidió, pero no voy a sosportar que hagan lo que quieran en mi casa—Su voz fue un trueno. Miró directo a mi madrastra, que estaba observando todo con esa expresión de oportunista satisfecha—. Larguense de aquí. Y no vuelvan.

Mi madrastra fingió ofensa, levantando las manos.

—Qué susceptibilidad… solo vinimos a visitar.

—¿Son sordas? Que se vayan de mi casa. —Sebastián ya no lo pedía: lo ordenaba.

Daniel apareció entonces, con dos guardias de la familia detrás. En minutos, los tres estaban fuera de la mansión, protestando, amenazando con “volver”.

Cuando la puerta se cerró, me desplomé en el sofá.

Sebastián se arrodilló frente a mí. Se veía enojado.

—¿Eres masoquista? Gabi, te dije que no los dejaras pasar. Esas mujeres nisiquiera son tu familia de verdad ¿por qué dejarlas pasar? No me gusta ver como te tratan para divertirse.

—Lo siento. Solo quería…—No terminé hablar porque las lágrimas me invadieron de inmediato. Sebastian se acercó y me las secó con cariño.

—Lo siento por haberte alzado la voz, Gabi. Es que a veces no te entiendo.

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Elena Maza
hay Gaby que fuerte 😭😭 por qué aún que no lo quieras aceptar estás enamorada de Daniel pero no sabes como decirlo pero tienes que ser fuerte y decirle a el y a Valentina lo que sientes
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Gabriela de verdad necia date la oportunidad de ser feliz no sigas atada a Sebastián y Val debería estar feliz por qué quieras ser feliz
Nilce montilla
de verdad que se lo ganó a pulso,pero es su papá y para ella es mas doloroso que la persona que la tenía que proteger nunca estaba ,su héroe,su todo,ahora le toca enmendar su error,tanto con la hija como con la mamá.
chica°mangaromantico
Vamos Sebastián, tú puedes, poco a poco lograras lo que todos sabemos quieres
Linilda Tibisay Aguilera Romero
tiene que tener paciencia y trabajar en demostrar que de verdad estás arrepentido y vas a cambiar
Linilda Tibisay Aguilera Romero
hay Sebastián vas a tener que hacer mucho mérito para que te perdonen les hiciste mucho daño y pusiste el dinero y el poder de tu familia primero que ellas y ni se te ocurra atacar a Alex
Linilda Tibisay Aguilera Romero
si quieres cambiar y comportarte como un verdadero hombre eso es lo primero que tienes que hacer acabar con esa relación vacía con Natalia por qué ella no quiere ni respeta a tu hija
Tatiana Aricapa
conoce el lugar que ocupas en la vida de otros no es fácil pero cuando te das cuenta de eso sabes que hacer a continuación simplemente nos cuesta soltar y nos falta valor para dar un salto de fe, el tipo está bien equivocarse pero de sabios rectificar a tiempo antes de autodestruirse el tipo deve salir del yugo de sus padres si quiere reconstruir la relación con su hija por que con su ex esposa ya no fue más la lastimo tanto la quebró tantas veses que así quiera curar esas cicatrices en oro quedan huellas que solo el tiempo se pueden sobrellevar por que permanecen no se puede borrar ni olvidar solo se aprende a vivir con ellas como aprendizaje
Elena Maza
no sabes amar😭😭😭
Elena Maza
y lo seguirás arruinando si no detienes ese poder que según tu mereces cuando no es cierto no la dejas ser feliz pero la vas a perder definitivamente por qué ella no quiere un cobarde como tú
Rossy Bta
más capitulos por favor, encantada con la novela 👍
Linilda Tibisay Aguilera Romero
Sebastián a llorar para el valle tu fuiste el culpable no la valoraste
chica°mangaromantico
Primera en dar like.
Primera en comentar.
Primera en enviar una solicitud de actualización.
(No creen que merezco un especial saludo de la autora?)
chica°mangaromantico: Amo ser la motivación de alguien
total 2 replies
Linilda Tibisay Aguilera Romero
estos un desgraciado Sebastián te pasas. pero ella es fuerte y nomás a poder destruirla
chica°mangaromantico
Creo que entiendo lo que pasa por la cabeza de Sebas. Él se siente menos porque Gabriela está logrando la felicidad que él no la pudo dar y se nota a leguas que todavía la ama pero es muy orgulloso
Yazz: Estoooooooo😭👏👏👏👏
total 1 replies
Nilce montilla
espero que ella no se deje y que de verdad Daniel le dé ese amor bonito que ella se merece y que Sebastián se arrepienta de todo lo que le ha echo
Elena Maza
😭😭😭😭😭 que desgraciado eres sebastian la destruiste y lo seguirás haciendo, no te importa nadie solo tú
chica°mangaromantico
Al menos ambas se reconciliaron
Elena Maza
que triste momento y tú Sebastián que no aprendes amar y dejar que la sociedad destruye tu familia
Linilda Tibisay Aguilera Romero
ella tenía iqe enterarse en algún momento de la verdad
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