Rome Fantasy

Los legionarios estaban esperando la señal para partir.

Ya habían pasado dos meses desde que Mario llegó a este mundo.

Mientras Mario enfrentaba varios enfrentamientos, Mario y su ejército se dedicó a aniquilar monstruos en los alrededores de Roma mientras acumulaba experiencia para subir de nivel.

Una vez logrado asegurar más o menos la zona, decidió emprender un viaje por el continente, junto con sus legionarios.

-Por favor ocúpese de las cosas aquí, cónsul Agrippa.

-Gracias, mi César, por favor déjemelo a mí.

Dejando al cónsul Marcus Vipasius Agrippa (Marco Vipsanio Agripa) como regente en Roma mientras está afuera, Mario y Julia abandonan Roma a través de un sendero en el bosque.

-¡¡En marcha!!

Los caballos y comienzan a tirar de las carretas llenas de suministros y los legionarios sé mueven en una sola línea. Protegiendo el convoy había dos carrobalistas, junto con dos centurias y un turmae (30) de caballería.

-Hemos salido.

A medida que salen del bosque, la carretera de tierra estaba a la vista.

Mientras avanzan, uno de los jinetes de reconocimiento se acerca a Mario.

-Mi César, más adelante hay varios carruajes siendo atacados por orcos en la carretera a aproximadamente a una milla de aquí.

-... hmm... Me sentiría muy mal por abandonar a esas personas, así que ayudemos. Que la caballería se adelante a la batalla.

Y entonces Mario y su caballería se apresuran a salvar al grupo que está siendo atacado por orcos.

-¡¡Oh no, están siendo abrumados!!

Marchando a toda velocidad, Mario corrió hacia el lugar del informe y se encontró con una gran vista. Lo que parecían hoplitas con armadura y escudos de bronce equipados con lanzas y espadas de hierro, rodeaban y defendían un lujoso carruaje, mientras los orcos los invadían.

Mientras los hoplitas retenían a varios orcos, los magos con túnicas lanzaban varios hechizos con sus bastones hacia los orcos inmovilizados.

Pero esas acciones no tenían sentido, ya que aparecieron más orcos del bosque cerca de la carretera, arrinconando gradualmente a los hoplitas defensores más cerca del carruaje.

-Si no los ayudo ahora, todo terminara mal.

Confirmando la gravedad en la que se encontraba el grupo de hoplitas, Mario inmediatamente entró en acción.

-¡¡Envíen a la caballería!! ¡¡Usen los carrobalistas!!

La carrobalista era una máquina de guerra que consiste en una balista montada sobre un carro arrastrado por caballos para ser transportada a distintos lugares durante la batalla. Lo que lo convierte en el carro de combate de la antigüedad.

Una vez cargadas las lanzas, ambos carros dispararon contra los orcos.

Un orco que salía del bosque se topó de frente con una lanza y terminó empalado contra un árbol.

-¡¿Eh?!

-¡¡No vacilen!! ¡¡No pierdan esta oportunidad, todos contraataquen!!

-¡S-si capitán!

-¡¡Entendido!!

Mientras los orcos eran asesinados por las carrobalistas, el grupo de hoplitas se congeló, sorprendidos por tal espectáculo, que su comandante los reprendió por quedarse quietos.

La caballería romana procedió a atacar a los orcos que salían del bosque. Equipados con estribos gracias a los conocimientos modernos de Mario, que pudieron dar mejor estabilidad al jinete a la hora de atacar. Utilizando sus lanzas y spathas, versión alargada del gladius utilizada por la caballería.

-Ahora que lo pienso, esta es la primera vez que entro en contacto con los residentes de este mundo.

Una vez terminada la batalla, Mario se dio cuenta de que este era su primer contacto con los humanos de este mundo. Avanzando con su caballo a paso lento, trato de no provocar a los hoplitas que venían hacia él.

-¿Mmm? Parece que dos personas se acercan a nosotros.

Mientras Mario se acercaba hacia el carruaje de los hoplitas, dos de ellos salieron a su encuentro.

-Paremos aquí.

-Entendido.

-Julia, sígueme.

-Si, Marius.

Deteniendo sus caballos justo en frente de los hoplitas, Mario y Julia se bajan de sus caballos para interactuar con los hoplitas que se acercan.

-Gracias por su asistencia. Mi nombre es Emerton y soy capitán de la Guardia Real de Brigan. Este es mi segundo al mando, Maxtn. ¿Puedo solicitar saber sus nombres?

Con expresión firme, el líder de este grupo de hoplitas habló primero. Mientras tanto, su segundo al mando, Maxtn, miró a Mario y Julia con curiosidad.

-Mi nombre es Marius Martinus. Soy representante diplomático de la ciudad de Roma. Ella es mi esposa Julia.

En cuanto Emerton escucho la presentación de Mario, su expresión se nubló y se llenó de duda.

-¿Roma? Nunca antes he escuchado de esa ciudad. Maxtn, ¿y tú?

-No, nunca escuche de tal país.

-... bueno, un diplomático que está dispuesto a ayudarnos en una situación así, demuestra que su país no es hostil al nuestro.

Un hoplita que había corrido desde uno de los carruajes para informarle algo al líder.

-Capitán, hay algo...

-¿Está bien? Vale, entiendo. ¿Puedo pedirle un favor?

Después de intercambiar varias palabras con el hoplita, Emerton se gira hacia Mario.

-Mario, es doloroso para mi pedirle un favor tras habernos ayudado con los orcos, ¿puede ayudarnos a tratar con los heridos? Sufrimos una gran cantidad de bajas en esa batalla y no tenemos suficiente gente.

-No hay problema.

-Muchas gracias.

Expresando alivio en su rostro, Emerton junto con Maxtn se inclinaron hacia Mario.

Pero incluso después de pedirle ayuda a Mario, Emerton se sorprendió por los poderes de Mario que curaban completamente a los heridos.

-Asombroso... ese nivel de magia de curación supera a cualquier sacerdote que haya visto en el reino.

Una vez terminado el tratamiento de los heridos y el entierro de sus muertos, Mario decidió despedirse de Emerton.

-Con esto, todo debería estar solucionado. Ya es hora de que nos despidamos.

Justo cuando Mario y su grupo estaba a punto de irse, Emerton lo llama.

-Mario, por favor, ¿podría darme un momento?

-Hmm, ¿hay algo más?

-Tengo una solicitud para usted.

-Bien... depende, ¿qué planea presentar?

-Mi solicitud es que nos acompañes a la capital del reino. Como ya sabes, nuestro grupo no llegará a la capital en estas condiciones.

Emerton mencionó a sus fuerzas y miró a los hoplitas que quedaban, los caballos muertos, los carruajes destruidos y los hoplitas enterrados.

-¿Qué hacer? ¿Qué hacer?

Mientras Mario guarda silencio en sus pensamientos, Emerton siguió hablando.

-Obviamente, si nos escoltas a la capital de manera segura, serás recompensado inmensamente. Y también te garantizaré una audiencia con nuestra reina para iniciar relaciones diplomáticas con tu país.

Mario decidió aceptar la solicitud de Emerton y escoltar a su grupo a la capital del reino.