Dos caras, dos vidas ,un sufrimiento y dolor sin reparó. sin un ayer no hay un mañana y un mañana es el dolor del ayer, sin sacrificio no hay recompensa pero parece que está no es muy buena.
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CAPITULO 6
Pronto FERNANDO perdió de vista a ISMAR.
FERNANDO: ¿Dónde está ella? ¿Cómo pudo desaparecer así nomás? (suspiro).
FERNANDO estaba en el auto cuando escuchó que tocaban la puerta, así que bajó el vidrio.
ISMAR: ¿Por qué me sigue?
FERNANDO: (sorprendido) Yo no la sigo, señorita.
ISMAR: Tan pronto se volvió acosador.
FERNANDO: (negando) Señorita, ¿cómo puede decir esto?
ISMAR: Salga del auto o lo saco.
FERNANDO: Señorita, se lo puedo explicar.
ISMAR: Salga del auto.
A FERNANDO no le quedó opción más que salir del auto. Al salir del auto, ISMAR le pegó levemente en la cabeza a FERNANDO mientras soltaba una sonrisa.
FERNANDO: (sorprendido) Wow, qué hermosa te ves cuando sonríes.
ISMAR: (seria) No lo soy. La próxima vez no lo haga, así que no seré muy buena como ahora.
FERNANDO: Chao, señorita.
ISMAR se fue a su casa y mientras caminaba hablaba con su otra personalidad.
Otra personalidad: Él no puede ser nuestro. No lo tengas cerca, a nosotras no se nos permite amar.
ISMAR: Lo sé, todavía no hacemos nuestro sueño realidad.
Otra personalidad: Hay que empezar a reclutar gente para nuestra organización.
ISMAR: Tomaremos en especial a los que sufren de alguna enfermedad mental, los manipulamos y hacemos de ellos nuestros esclavos.
Otra personalidad: Tomamos los que están en la calle, haciendo que se vuelvan nuestros aliados.
ISMAR: Desde mañana comenzamos.
Casa de FERNANDO.
FERNANDO: (pensado) Ella para mí es un misterio. No sé nada de ella. Tampoco me queda tiempo con los asesinatos recientes.
Al otro día, ISMAR salió a las calles, pero no con su verdadera apariencia. Ella se disfrazó. También llamó a la persona que le había ayudado en los demás asesinatos.
Primero fue a las peleas callejeras y observó a los mejores y probó que tan buena eran sus mentes para ser manipuladas. Observó y analizó detalladamente y, como ella suponía, ninguno era capaz de no ser manipulado.
Esa misma noche fue donde uno de los hombres más ricos del país. Lo amenazó a cambio de un área muy grande. A lo que él cedió el área sin quejarse.
Esa noche, ISMAR salió con una sonrisa de ese lugar.
ISMAR: (ríe a carcajadas) Por fin estoy logrando lo que deseo. Espérense, mundo, porque ya estoy por finalizar con ustedes.
Esa noche, FERNANDO no podía dormir pensando en el asesino.
Al otro día, NICOLÁS le informó que iban a cerrar el caso, ya que no hay pistas por ningún lado, tampoco testigos que ayuden a la investigación.
FERNANDO: (enojado) ¿Qué? No puedo permitir que me hagan perder el tiempo.
NICOLÁS: Pero no hay pistas. Este asesino es hábil.
FERNANDO: O sea que el tiempo aquí lo perdí.
Esa tarde, ISMAR buscó a FERNANDO.
ISMAR: (sonrisa) Hola.
FERNANDO: Hola.
ISMAR: ¿Cómo está?
FERNANDO: (triste) Estoy bien. ¿Por qué me busca si le caigo mal? (sonrisa).
ISMAR: (sonrisa) Solo quise venir a hablar un poco con usted.
FERNANDO: ¿Te sientes sola?
ISMAR: (enojada) No.
FERNANDO: (sonrisa) Tranquila, no se enoje.
ISMAR: ¿Y a usted qué le sucede?
FERNANDO: Hay recientemente unos asesinatos, pero el asesino no deja rastro alguno. Y pues cerraron el caso.
ISMAR: Lo siento.
FERNANDO: ¿Por qué se disculpó?
ISMAR: Quién sabe. Solo lo pensé y después lo dije.
FERNANDO: ¿Y por qué lo dijo en voz alta?
ISMAR: (se levanta fríamente) No nos volvamos a ver.
FERNANDO: ¿Qué?
ISMAR: Que no nos volvamos a encontrar.
FERNANDO: ¿Por qué? ¿En algún momento la ofendí?
ISMAR: (suspiro) No lo haga difícil. Usted y yo jamás podríamos estar juntos. Jamás tendríamos un buen fin.
FERNANDO: ¿Por qué decidió por mí? ¿Usted es egoísta con los sentimientos ajenos?
ISMAR: (con una fría expresión) Ya he escuchado eso muchas veces. Por qué egoísta soy para ustedes, sin importar qué haga.
FERNANDO: (triste) Usted, solo déjeme conocerla.
ISMAR: (se da la vuelta y se va) No quiero ponerlo a escoger algún día entre mí y su trabajo.
FERNANDO: (determinado) Eso no sucederá.
ISMAR: (con una fría expresión) En unos meses o tal vez un año, seremos enemigos.
FERNANDO: (toma la mano de ISMAR) ¿Por qué lo seríamos?
ISMAR: (se zafa de su agarre) No pregunte más. Porque no daré más explicaciones.
ISMAR se fue, dejando a FERNANDO con gran desconsuelo.
Después de hablar con FERNANDO, ISMAR se fue a seguir con su plan. En tan solo una semana, había reclutado seiscientas personas.
En la estación de policía, FERNANDO estaba tranquilo en su oficina, pensando, cuando de pronto lo llaman y le dicen que un hombre lo busca. Él se sorprendió, pero de igual manera sale a hablar con él.
FERNANDO: Mucho gusto, soy el detective FERNANDO. ¿En qué le puedo ayudar?
Alessandro: Mucho gusto, detective. Vine como testigo por la muerte del DOCTOR.
FERNANDO: Espere un momento.
FERNANDO llama a NICOLÁS.
FERNANDO: ¿Qué sucede?
NICOLÁS: ¿Qué pasa?
FERNANDO: Hay un testigo sobre el asesinato del doctor.
NICOLÁS: Hola, mucho gusto.
Alessandro: Mucho gusto. Yo soy testigo.
NICOLÁS: Entonces procedamos al interrogatorio.
Entran a la sala de interrogatorio.
FERNANDO: Señor Alessandro, ¿puede decirme qué sabe acerca del asesinato del doctor?
Alessandro: Sí.
FERNANDO: Entonces empecemos.
Alessandro: Esa noche ya eran las 9:30 de la noche. Yo vi cómo el doctor caminaba, pero parecía una mujer que lo observaba. Pero ella parecía estar con otra persona. Ambas empezaron a seguirlo.
FERNANDO: ¿Usted asegura que el asesino era una mujer?
Alessandro: Sí.
NICOLÁS: ¿Puede darnos características de la mujer y su acompañante?
Alessandro: Su rostro no era visible, ya que ella lo tapaba. Pero su cabello era café y sus ojos eran marrones, y usaba guantes. Yo sé que estas características no son muchas.
FERNANDO: Ok, ¿y su acompañante?
Alessandro: Su acompañante no lo vi. Pero lo último que escuché es como ella sonríe mientras su acompañante mataba al doctor.
FERNANDO: O sea que ella no lo hizo con sus manos.
Alessandro: Se puede decir que no.
NICOLÁS: ¿Y no escuchó nada más?
Alessandro: Sí.
FERNANDO: ¿Qué?
Alessandro: Su acompañante le preguntó que por qué lo mató, pero ella respondió que el doctor la había humillado.
FERNANDO: ¿Y después?
Alessandro: No terminé de escuchar todo.