En la oscura y remota ciudad de Freshber, una historia de sangre y magia ha dejado cicatrices profundas en sus habitantes. Hace siglos, una tragedia envolvió a la ciudad en terror cuando los Cazadores desataron una implacable cacería, exterminando a brujas y vampiros por igual. El miedo y el odio se entrelazaron en las calles, convirtiendo a Freshber en un lugar de sombras donde los seres sobrenaturales fueron perseguidos hasta casi la extinción.
Liz Asiria, una joven sirena con la habilidad de la hechicería, ha vivido toda su vida en aislamiento, bajo las estrictas reglas impuestas por sus padres para protegerla de un mundo que ella apenas conoce. Encerrada en los confines de su hogar, sale unicamente para ir a la escuela y ajena al sombrío pasado de Freshber, Liz anhela la libertad, sueña con explorar la ciudad y encontrar su lugar en un mundo que le es desconocido.
Pero cuando Liz decide desafiar las reglas y se aventura en las calles de Freshber... La historia comienza:
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Capítulo 6: Destellos de Magia y Encuentros Inesperados
Al despertar al siguiente día, antes de que el sol saliera por completo, Liz notó que era un domingo distinto. El aire estaba gélido, pero quizás era la mezcla de emociones que la invadía lo que cambiaba su percepción. Se sintió liberada de un peso, incapaz de volver a dormir, se preparó rápidamente y salió a dar un paseo matutino en silencio. Al poner un pie fuera de su casa, experimentó un escalofrío seguido de una oleada de felicidad que recorrió su ser.
Parada afuera de su casa, observando el horizonte y frotando sus manos para mitigar el frío, se dispuso a caminar mientras el cielo se teñia gradualmente de luz, un espectáculo cautivador ante sus ojos. Ya había avanzado lo suficiente, cerca de un pequeño parque aparentemente abandonado, donde no había nadie más que ella disfrutando del hermoso amanecer. Asegurándose de estar sola, desplegó un poco de magia con un suave chasquido, y pronto se encontraba levitando hasta la cima de un enorme árbol de pino. Fue allí donde se detuvo, admirando el amanecer desde lo alto. Tan absorta estaba en el paisaje que no se percató de la presencia de alguien más que la observaba fijamente con gran curiosidad.
Era un joven de una belleza impactante: alto, con una piel blanca y bronceada que parecía irradiar luz propia. Su cabello rubio enmarcaba unos ojos del color más intenso de las esmeraldas. Su rostro, una mezcla de pureza y bondad, era casi hipnotizante. En cuestión de segundos, este misterioso chico se encontraba flotando a su lado, cautivado por su belleza y ansioso por descubrir quién era ella, pues nunca la había visto por ese lugar.
"Hola", susurró el joven a Liz, su voz apenas un susurro en el aire cargado de misterio.
Liz, aún absorta en el paisaje, respondió sin darse cuenta de quién estaba junto a ella, seguía perdida en su trance.
"¿Jamás te había visto por aquí?", preguntó el joven con una voz suave, cargada de curiosidad y calma, como si supiera algo que Liz aún no descubría.
"Soy Liz, ¿y tú?", respondió ella, antes de que un grito desgarrador escapara de sus labios al darse cuenta de que no estaba sola en medio de la nada, sin explicación para la presencia del misterioso joven.
Liz se vio invadida por una mezcla de miedo y curiosidad, su mente una telaraña de incertidumbre. Por un instante, olvidó dónde se encontraba mientras una figura enigmática se deslizaba hacia ella, como sacada de las páginas de un libro de fantasía. "Tranquila, Liz", susurró la figura misteriosa, mientras una sonrisa enigmática se dibujaba en su rostro. "Soy Basil Leventis, aunque algunos me conocen como Leviatán".
Para describir a Basil Leventis, también conocido como Leviatán, hay que recurrir a términos que van más allá de la mera apariencia física. A primera vista, se presenta como un joven de incomparable belleza, con una estatura imponente, piel de un blanco bronceado y cabello rubio que enmarca unos ojos del color más intenso de las esmeraldas. Sin embargo, detrás de esta fachada de pureza y bondad se esconde un secreto temible: su verdadera naturaleza como un dragón ancestral de poder inimaginable. Su forma real es la de un ser gigantesco, de un azul verdoso hipnótico, capaz de desatar una devastación sin igual con su impresionante magia. Consciente del peligro que representa, Basil ha sellado gran parte de su poder, con la esperanza de evitar la aniquilación total. Solo puede utilizar una fracción de este poder, pues el riesgo de perder el control y desatar una catástrofe es inminente si cruza ese límite autoimpuesto.
Por alguna razón Liz entro en calma al verlo detenidamente, quizás era por La Paz que transmitía todo su ser o el hecho de que al igual que ella el también era un ser mágico.
Creo que deberíamos bajar de aquí- dijo Liz a basil mientras chasqueaba sus dedos para descender.
Basil le siguió hasta llegar al suelo, donde ambos quedaron mirándose fijamente, muy curiosos uno del otro.
Basil: "Siento haberte asustado, es solo que jamás había visto una criatura tan hermosa como tú." Basil toma la mano de Liz y le da un beso en la misma.
Liz: "No sé qué decir al respecto..." Liz se ruboriza.
Basil: "Te quiero para mí, señorita Liz. Espero poder ganarme tu corazón." Basil mira directamente a los ojos de Liz, con una sonrisa encantadora en su rostro.
Liz se encontraba en una encrucijada mental, incapaz de encontrar las palabras adecuadas ante la revelación de Basil. La confusión la invadía mientras luchaba por procesar los eventos pasados. Aunque su intuición le advertía sobre la fiabilidad del joven, no podía ignorar su innegable atractivo y su aparente fragilidad. Su presencia tranquila y su voz serena parecían emanar un aura de confianza, pero Liz no podía evitar cuestionar sus verdaderas intenciones. ¿Podría confiar en él realmente, o estaba siendo seducida por una fachada cuidadosamente construida?
Yo… no puedo responderte ahora, ni siquiera te conozco- dijo Liz muy aturdida por la situación.
"No esperaba una respuesta inmediata, solo deseaba la oportunidad de desvelar tus secretos más profundos, hasta que tu corazón palpite al unísono con el mío, como sucede desde el momento en que te vi en esta preciosa mañana", declaró Basil, con una mirada llena de admiración hacia Liz, mostrando su verdadero ser de caballero.
"Siendo ese el caso, me gustaría conocerte, pero no te prometo nada de lo que acabas de decir" dijo Liz algo ruborizada.
"Muchas gracias señorita Liz" dijo Basil con una sonrisa.
"Seré honesta, me sorprendió mucho verte ahí arriba, pensé que no había nadie en este parque a esta hora y mucho menos pensé en toparme con un ser mágico como tú" dijo Liz muy sorprendida.
"Es verdad, ningún humano viene por aquí a estas horas, por eso también me sorprendió al verte llegar", murmuró Basil, con una mirada inquisitiva. "Pero cuando vi tu magia en acción, supe que no eras como el resto."
Liz bajó la mirada, jugando nerviosamente con sus dedos. "Es que no soy precisamente una humana," confesó en voz baja, su tono cargado de incertidumbre. "Sé que me veo como si lo fuera, pero tengo poderes mágicos porque soy mitad bruja y mitad sirena."
El viento susurraba entre los árboles, como si la naturaleza misma aguardara expectante la revelación de más secretos en aquella mañana misteriosa. Basil se quedó en silencio por un momento, sus ojos buscando los de Liz, mientras el misterio se tejía alrededor de ellos, como una red invisible de intrigas y magia.
"Eso explicaría porqué eres tan hermosa, pero entre todas las criaturas mágicas que he conocido, ninguna ha deslumbrado mi corazón como tú lo haces. Desde el instante en que te vi llegar, mi mundo se detuvo y mi corazón comenzó a bailar al ritmo de tu presencia. Es como si el universo conspirara para unirnos, como si nuestros destinos estuvieran entrelazados desde el inicio de los tiempos", declaró Basil, con una serenidad que solo se veía interrumpida por el brillo de sus ojos enamorados y la dulzura de su sonrisa, que iluminaba incluso la noche más oscura.
"No sé qué decir", musitó Liz, sintiendo cómo el rubor teñía sus mejillas mientras se encogía tímidamente de hombros, incapaz de sostener la mirada de Basil por la vergüenza que inundaba su ser.
"No necesitas decir nada", susurró Basil con ternura, acercándose lentamente a Liz, "solo quiero que sepas que eres la primera que ha logrado descongelar este helado corazón, el cual creí inservible e incapaz de amar desde hace siglos. Contigo, he encontrado el calor que pensé perdido para siempre".
Liz se sintió un poco abrumada por la situación. Nunca antes alguien tan apuesto le había dirigido palabras tan elogiosas. Estaba desconcertada, sin saber cómo reaccionar ante tanto halago. Por un lado, la nerviosidad la invadía al encontrarse en una situación tan inesperada, pero por otro, una chispa de felicidad surgía al darse cuenta de que estaba conociendo a otro ser mágico fuera de su familia por primera vez. Aunque estos sentimientos encontrados la confundían, decidió apartarlos momentáneamente y cambiar sutilmente el rumbo de la conversación.
Que clase de ser mágico eres tú ? - pregunto Liz a Basil.
"Yo... soy un ser de una magnificencia incomparable, cuyo poder ha inspirado temor en muchos y admiración en otros, soy un dragón", proclamó Basil con orgullo, mientras su figura se erguía con majestuosidad.
Liz se quedó boquiabierta al escuchar sus palabras afirmar que era un dragón. Aunque había oído hablar de estos seres mágicos, solo los conocía por las historias cautivadoras de sus padres y los libros que estaban en su casa. Nunca había imaginado encontrarse cara a cara con uno. Pero allí estaba, frente a ella, un joven dragón de una belleza tan deslumbrante que desafiaba toda descripción.
"¿Lo estás diciendo en serio? ¿En verdad eres un dragón?" preguntó Liz, con una mezcla de incredulidad y asombro pintada en su rostro.
"Por supuesto que lo soy", afirmó Basil con firmeza, aunque sus palabras estuvieran teñidas de una ligera vacilación. "Sé que ahora puede que no lo parezca, pero debo restringirme mientras convivo con los humanos. Sin embargo, si tú estás interesada, algún día podría mostrarte mi verdadera forma."
"Para ser honesta, nunca he visto un dragón en persona, por eso estoy un poco desconcertada", admitió Liz con un suspiro, su rostro reflejando una mezcla de asombro y decepción. "En realidad, no conozco muchos seres mágicos; solo los he leído en libros y escuchado en relatos familiares."
"Jajaja, bueno, ahora me conoces y algún día te mostraré mi forma mágica, aunque será por breves segundos, ya que me resultará difícil contenerme", explicó Basil, con una chispeante sonrisa al finalizar. "Y también te presentaré a algunos amigos, para que conozcas a mas seres mágicos", añadió con entusiasmo.
"Anhelo con todo mi ser que nadie más caiga enamorado de ti... Aunque temo que eso sea inevitable. Pero, si alguien intenta alejarte de mí, haré todo lo que esté en mis manos para mantenerte a mi lado." Basil susurró con dulzura, su rostro reflejando una mezcla de ternura y preocupación.
a ver qué pasará /Hey/
O Demian o Basil. 🙂🔪