Un Mundo Diferente. [JEON.JK.] #SRMDJ

—¿Qué tal la intrusa? —cuestionó el Rey a la princesa en medio de la cena.

—No le digas así. —habló informalmente, pero eso no fue lo que sorprendió al Rey, sino que la defendiese. Levantó su mirada del plato y vió a su hermana sonriendo, por primera vez en mucho tiempo—. Ella es muy divertida. —dejó su comida para hablar—. Cuándo le dije que eras el Rey dijo muchas formas en la que la castigarias por haber sido irrespetuosa —rió y miró a NamJoon—, mencionó una jaula de leones y que la echarían a los perros —volvió a reír provocando una sonrisa de labios en el hombre frente a ella, mientras tanto su hermano escuchaba en silencio.

—Eso debería sucederle, o algo peor. —la princesa Kim se robó la atención de los tres presentes. Miró a la princesa Jeon—. Destruyó la estatua del Rey ¿qué peor que eso? Además de hablarle de forma irrespetuosa, claro. Digo que la castiguen con 100 azotes. —concluyó.

La princesa abrió sus ojos muy grandes, no se quería imaginar tal castigo hacia la pelirroja. NamJoon se encargó de hablar esta vez.

—Mi Rey, si me permite hacerle saber mi humilde opinión a cerca de esa mujer —miró al Rey esperando alguna señal para hablar, señal que no tardó en llegar con un gesto de mano por parte del Rey—. Ella se veía asustada esta tarde, estaba temblando y no habló en ningún momento con los guardias o conmigo. Y su forma de vestir, me atrevería a decir que no es de aquí.

—Lo que llevaba puesto era un pijama —todo miraron a la princesa quien alzó los hombros y los dejó caer de vuelta—, tampoco entiendo, pero dijo que de donde vino le dicen así a las prendas de dormir.

Durante el resto de la cena, el Rey no tocó nada más de su plato, solo pensaba en la chica de ojos grises y cabello curiosamente atractivo.

──────────────────🏰

—Oh mi niña, baja de ahí. —incistió la cocinera quien sostenía la pequeña escalera donde se encontraba subida la pelirroja, que buscaba una cacerola en un estante alto.

—Ya casi. —sus magulladuras manos tocaban la cacerola, pero no podía alcanzarla.

Estaba vestida con un vestido largo color rosa pastel, desde su cintura caía la falda hasta sus pies y el corpiño de mismo color, le quedaba tan apretado que sentía que no podía respirar.

—Rey Jeon.

Escuchó decir a la cocinera quien soltó la escalera y de repente esta se tambaleó al tiempo que ella tomaba la cacerola pero la escalera aquella, al ser muy vieja, perdió la estabilidad provocando que la joven se cayese.

Unos brazos fuertes sostuvieron la delgada cintura y por debajo de las rodillas de la muchacha, la cacerola que trataba de coger acabó en la cabeza del Rey por lo que a la chica se le escapó una risita, el Rey miró hacia su derecha o al menos giró la cabeza en esa dirección, pues la cacerola no le permitía ver.

La chica extendió su mano hacia el borde de la cacerola, y la levantó permitiendo que él pudiera verla. Luego de unos segundo observándose, la cocinera y algunas empleadas se movilizaron.

—¡Santo cielo! —se exaltó la cocinera—, ayuden al Rey.

La chica se removió en los brazos del rey para que este la dejara en el suelo. La chica le sacó la cacerola de la cabeza al Rey y fue hacia el otro lado de la cocina mientras las ayudantes de la cocinera le preguntaban al Rey cómo se encontraban y qué necesitaba como para que estuviese allí en la cocina en persona.

Él no dijo la razón real por la que estaba allí, solo dijo que quería un vaso de leche de banana y que se sentaría a esperar allí. La cocinera no perdió el tiempo y le hizo la leche al Rey rápidamente, pero luego de tenerla entre sus manos se tomó la leche y pareció ser una eternidad, tanto que la cocinera tenía los nervios de punta.

—¿Necesita algo más Rey Jeon? —él se encontraba concentrado en la chica, que sonreía mientras hablaba con unas criadas—, Rey Jeon. —llamó su atención nuevamente colocándose frente a él. El Rey levantó la mirada.

—¿Qué sucede señora Soo? —a la mujer le sorprendió que el muchacho dijera su nombre.

—A-ammh... Le preguntaba si necesitaba algo más. —el Rey miró su leche al punto de acabar. Le extendió el vaso.

—¿Me puede dar más leche?

La cocinera, dudosa, fue a servirle más leche.

Pasaron algunos minutos en los que el Rey observaba en silencio a la chica hacer algo en aquel lado de la cocina, las mujeres del servicio la rodeaban, incluida la cocinera quien tenía una pequeña hoja de papel donde anotaba alguna cosa que decía la chica.

Un momento más tarde, la chica dejó la misma cacerola que le había caído en la cabeza al Rey en una de las mesas de la cocina, el contenido era humeante y el olor que inundaba aquel espacio era exquisito. Vió a la chica echar unas hojas de alguna planta comestible sobre lo que había preparado y la escuchó decir sonriente:

—¡Tah dah! —dió dos aplausos—. De donde vengo, esto se llama jajangmyeon —explicó—, está hecho de fideos gruesos de trigo, y están cubiertos por una salsa espesa hecha de chunjang, el chunjang es una pasta negra de soja salada, contiene carne, verduras picadas y algunas veces puede contener mariscos, pero no lo hice con mariscos.

El Rey, que escuchaba aquella explicación, sintió ganas de probar aquel platillo misterioso, hecho por la “intrusa”.

—¿Alguna quiere probarlo? —preguntó sonriente la pelirroja. Las chicas del servicio, incluso la cocinera, iban a hablar a la vez, pero el Rey se les adelantó dejando a todas en silencio.

—Yo. —dijo él interrumpiendo el momento entre las féminas quienes habían olvidado por completo que el Rey se encontraba allí, bueno, casi todas lo habían olvidado, pues para la pelirroja le fue difícil trabajar con una mirada intensa en su espalda.

Luego de unos segundos de silencio, las mujeres se pusieron manos a la obra para darle al Rey lo que había pedido, probar el platillo.

—Oh no. —intervino la pelirroja cuando la cocinera tuvo la intención de tomar la cacerola, la cual era bastante grande—, éste es mío.

—Pero el Rey-

—Ya les he mostrado cómo hacerlo, pueden hacerle uno a él. —señaló al chico hablando informalmente una vez más, cosa que las empleadas no pasaron por alto.

—Pero tú dijiste que para probar. —intervino el Rey cuando hubo un silencio. La pelirroja, que hasta ahora lo había ignorado perfectamente, se volvió hacia el hombre, que acababa de ponerse de pie.

—Pero usted ha cenado, ninguna aquí lo ha hecho. —señaló a las mujeres detrás de ella quienes tenían la mirada en el suelo. Se volvió a la cocinera—. Comeré afuera.

—Pero hace frío afuera.

—No se preocupe, el jajangmyeon está caliente. —sonrió. Caminó hacia la puerta trasera.

—¿Te comerás todo eso? ¿No crees que es mucho?

—Se sorprendería de lo mucho que como señora Soo. —sonrió. Le dió una última mirada al Rey colocándose seria y salió.

—Rey Jeon, en seguida le preparo su jajangmyeon.

—No es necesario. Mañana en el almuerzo podrá deleitarnos con ese platillo, ahora mejor coman ustedes, yo me retiro.

Las sirvientas, un tanto sorprendidas por las palabras del Rey, hicieron reverencia. Ellas no estaban adaptadas a tener contacto con el Rey, mucho menos que este se apareciera en la cocina y hablara más de dos oraciones.

El Rey, un tanto molesto, se encaminó a su habitación esperando a poder hablar con la inquilina mañana, había sido un día largo y estaba cansado.

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