DE VUELTA AL DESEO

Nos miramos por un largo rato, que se me ha hecho eterno, no sé si piensa decir algo más, no sé si me odia, cosa que no debería hacerlo, ahora que pienso un poco más, Liam debe entenderme y analizar su comportamiento anterior, sabe que tenía razones lógicas para huir.

—Grecia, no sabes lo mucho que te estoy odiando ahora mismo por haberme robado 3 años de mi hija— suelta con mucho rencor y gimo dolida—Aunque fuese una mierda tenía derecho a saberlo— asegura.

Tiene razón, pero estaba tan destrozada en todos los sentidos, sobre todo emocionalmente, tenía que alejarme para poder darle lo mejor a mi hija, en ese momento la prioridad era yo para poder transmitirle lo mejor a ella.

Sé que hubiese sido un maldito desastre, un caos total, pero lo hecho, está hecho, ya no hay marcha atrás, asumiré todas las consecuencias que tenga que asumir.

—Sé que me odias— le aseguro—Pero tú no seas tan egoísta y entiéndeme, analiza el comportamiento que tuviste conmigo en el pasado, todos los desplantes, todos los malos tratos, nuestras peleas que terminaban en gritos e insultos, tu falta de tacto para rechazarme, tus mentiras y engaños, todo, debes analizar todo y entonces, es ahí donde entenderás que fue lo mejor que pude haber hecho, sí, te robe tres años de Grace, pero creo que en ese lapso de tiempo pudiste madurar y crecer, ahora ella tendrá una mejor versión de su papá— le digo—En el pasado, habríamos peleado, me habrías echado la culpa y la primera opción para ti hubiese sido aborto y a consecuencia de eso yo te habría dicho hasta del mal que vas a morir e iba a ser peor, por alguna razón fui fuerte y decidí alejarme y que cuando dejaste de buscarme e insistir para mí no fue extraño, sabía que no ibas a seguir haciéndolo— susurro.

Sin decir nada y lanzándome una mirada de odio sale de mi departamento y comienzo nuevamente a llorar, ahora mismo que pude verlo a plena luz del día, sus facciones están más duras, sin duda maduro, ya no es el mismo niño en cuerpo de adulto, pude verlo, pude sentirlo.

Limpio mi rostro y tomo asiento en el sofá, ¿qué pasará ahora? Todo es un estupendo desastre, pero no puedo decaer, ya no puedo lanzarme a morir, debo sacar mi tienda adelante, debo seguir siendo lo mejor para Grace.

Mi pequeña entra corriendo como la dejan sus piernas cortas y llega a mí, la tomo en mis brazos, es mi mejor regalo de vida.

—¿Te odia?— pregunta Jules y asiento.

—Es otro Jules— le digo—Veremos que pasa, realmente no puedo acobardarme ahora, debo enfrentar las consecuencias de mis propios actos— aclaro.

—Esa es mi amiga— me abraza.

—He llegado— escuchamos la voz de Juan Carlos.

—Querido, mira como vienes— niega mi amiga señalando a un acalorado Juan.

—Dime que no vio la fotografía— dice y asiento.

—Ya estuvo aquí— confieso.

—Joder— bufa.

—Esto iba a pasar tarde o temprano— digo—Ya no hay vuelta atrás, tengo que enfrentar las consecuencias de lo que hice en el pasado— suspiro un poco cansada.

—Ya que— niega.

El restante del día me la pasé resolviendo asuntos de mi tienda, no han dado con los ladrones y nada tengo que empezar a reconstruir todo nuevamente, mientras debo realizar un nuevo pedido para que sean vendidos de forma online, no puedo vivir de mis ahorros, porque se acabaran, debo invertir para vivir y arreglar el lugar.

~Dos semanas después~

Estoy muy agotada, estás dos últimas semanas han sido de locos, entre el gimnasio, los arreglos de la tienda, Grace, las ventas online y las entregas me van a volver loca.

Liam no ha dado señales de vida desde ese día y eso también me tiene muy inquieta, no sé que esté pasando por esa cabeza loca, recuerdo que en el pasado sobrepensaba todo y era muy celoso, siempre marcando territorio, haciéndose notar, pero tenía un defecto muy particular, no le gustaba que le dijeran mentiras, y él mentía.

Nunca pude entenderlo.

Hoy desconozco si ese comportamiento lo siga teniendo o ya está controlado y lo único que siento es miedo, desesperación y angustia.

Mi ritmo cardíaco estos días no ha tenido ninguna estabilidad, siento que me siguen, que no tengo tranquilidad, pero he hecho el mayor esfuerzo para no transmitírselo a mi hija; Juan Carlos regreso a sus labores al día siguiente y está ayudando con mi negocio, los demás no han dejado de llamar y estar al pendiente de ambas.

Voy a la puerta a ver quién es, porque el timbre no ha dejado de sonar, no espero a nadie y a estas horas de la noche menos.

—Liam— digo al verlo, lleva un traje negro haciéndolo ver mucho más intimidante.

—¿Podemos hablar sin discutir?— pregunta y asiento dejándolo entrar a mi apartamento —¿La niña?— pregunta mirando alrededor.

—Ya está dormida—respondo—¿Quieres algo de tomar?—pregunto, estoy muriendo de los nervios y no quiero que lo note.

—¿Puedo verla?— pregunta tomándome por sorpresa.

Lo observo por unos minutos y asiento, camino por el pequeño pasillo donde están las habitaciones. Silenciosamente, abro la puerta y le dejo entrar.

—No hagas ruido— le pido y este asiente.

Se acerca a la pequeña cama cuna que tiene mi hija y desde lejos observo la escena con el corazón latiendo a mil por segundo, no pensé ver esto algún día, que tal vez para otras es normal, pero para mí en estos momentos es lo más hermoso que he visto.

Liam está acariciando la mejilla de Grace y la imagen es tan conmovedora, creo que si es otro.