En un mundo donde la realidad se desvanece en las sombras, una única verdad permanece: el destino siempre tiene la última palabra...
Después de conocer a Carlos en la biblioteca, Laura se enamora locamente de él, pero su amor pronto se convierte en una obsesión peligrosa. A medida que su comportamiento se vuelve cada vez más extremo, Carlos se ve obligado a alejarse y obtener una orden de alejamiento. Pero cuando Laura no puede aceptar el rechazo, lleva su obsesión al límite, desencadenando una cadena de eventos que cambiarán sus vidas para siempre.
NovelToon tiene autorización de Ankhe para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 5: Línea cruzada
La obsesión desenfrenada de Laura por Carlos la llevó a cruzar una línea peligrosa.
Un día, mientras lo seguía sigilosamente, Laura se encontró atrapada en una situación comprometedora. Carlos la descubrió escondida cerca de su casa y en un acto de desesperación, ella intentó justificar su presencia, pero sus explicaciones solo aumentaron la incomodidad y el miedo de Carlos.
Alarmado y sintiéndose amenazado, Carlos decidió llamar a la policía para reportar el acoso persistente de Laura. Cuando los policías llegaron al lugar, Laura fue arrestada por violar la orden de alejamiento y acosar a Carlos.
Fue llevada a la comisaría y enfrentándose a graves cargos por su comportamiento obsesivo, en el interrogatorio Laura insistió en que su obsesión por Carlos era un acto de amor, pero sus palabras cayeron en oídos sordos.
Los policías y abogados que la entrevistaron sabían que su comportamiento era peligroso y que representaba una amenaza para la seguridad de Carlos y de sí misma, entonces decidieron dejarla en prisión pero sólo podían mantenerla ahí por unos dias, ya que no podían retenerla por qué no lastimo físicamente a Carlos ni a nadie, solo violó la orden de alejamiento, entonces tendrían que soltarla en poco tiempo aún en contra de lo que quería Carlos.
Mientras que Laura se encontraba en la cárcel sintió que una mezcla de rabia, frustración y determinación la consumía.
Se sentía furiosa por estar privada de su libertad, pero también estaba decidida a mantenerse cuerda durante su estadía en ese lugar desolador.
Durante largas horas en su celda, Laura reflexionaba sobre su obsesión por Carlos y sobre cómo podría tenerlo.
Planeó meticulosamente su próximo movimiento, ideando estrategias para acercarse a él de nuevo una vez que estuviera en libertad.
Finalmente, después de unos días tras las rejas, Laura fue liberada de la cárcel.
Aunque la libertad física la reconfortaba, su mente seguía obsesionada con Carlos.
Después de salir de la cárcel, la mente de Laura se sumergió aún más en la oscuridad de su obsesión por Carlos.
La libertad física sólo aumentó su sensación de poder y control sobre él, decidió que no iba a dejar que nada ni nadie se interpusiera entre ellos, su determinación se convirtió en una obsesión aún más intensa y destructiva.
Planeó meticulosamente cada movimiento, acechando a Carlos en cada oportunidad que tenía, ignorando por completo las advertencias de la ley. Para ella, lo único que le importaba era tener a Carlos a su lado, cueste lo que cueste.
Su comportamiento se volvió cada vez más errático y peligroso. En su mente distorsionada, cualquier medida era justificada con tal de mantener a Carlos cerca.
La obsesión de Laura la consumió por completo, convirtiéndola en una sombra siniestra y amenazante en la vida de Carlos. A medida que su comportamiento se volvía más extremo, incluso la gente que la conocía comenzó a temer por su seguridad y la de los demás.
Aunque Carlos intentó alejarse de ella y buscar ayuda para protegerse, Laura seguía acechándolo con una determinación enfermiza. Su obsesión había alcanzado un punto de no retorno, donde el amor se había transformado en una obsesión psicótica y peligrosa.
Después de un tiempo, la obsesión de Laura alcanzó niveles insostenibles, se sumergió aún más en la paranoia y la locura, convencida de que Carlos le pertenecía y que nadie más debía estar cerca de él.
Comenzó a tener alucinaciones en las que veía a Carlos y a ella juntos, felices y en perfecta armonía. Estas visiones alimentaban su delirio y la impulsaron a intensificar sus acciones para asegurarse de que se hicieran realidad.
Laura se volvió cada vez más desconfiada de todo y de todos, incluso de aquellos que antes consideraba amigos o familiares. Veía conspiraciones en su contra en cada esquina y se volvía cada vez más aislada, sumergiéndose en un mundo de fantasía donde solo existía ella y Carlos.
Su comportamiento se volvió impredecible y violento. Cometió actos de vandalismo, acosó a personas cercanas a Carlos e incluso llegó a amenazar con hacerle daño si continuaba alejándose de ella.
A pesar de los esfuerzos de Carlos por protegerse, Laura siempre encontraba la manera de infiltrarse en su vida, dejándolo constantemente en un estado de miedo y ansiedad.
Mientras Laura se hundía más en su obsesión por Carlos, las voces en su cabeza se volvían más fuertes y persistentes. Las voces que tenía en su cabeza le susurraban constantemente instrucciones y órdenes relacionadas con Carlos, instándola a actuar de manera cada vez más desesperada y peligrosa.
Estas voces no solo alimentaban su obsesión, sino que también la llenaban de miedo y confusión. A veces, las voces tomaban la forma de sus propios pensamientos, distorsionando su percepción de la realidad y haciéndola dudar de lo que era real y lo que no.
Laura luchaba por mantener su cordura frente a estas voces que la acosaban sin descanso. Intentaba ignorar las, pero cuanto más lo intentaba, más fuertes se volvían. Se sentía atrapada en una espiral descendente de paranoia y delirio.
Finalmente, el peligroso juego de gato y ratón entre Laura y Carlos llegó a un punto crítico.
Laura ideó un plan final para asegurarse de que Carlos nunca pudiera escapar de ella, decidió que si no podía tenerlo para ella sola, entonces nadie más podría tenerlo.
En un acto desesperado y desquiciado, Laura comenzó a trazar un plan para eliminar cualquier obstáculo que se interpusiera entre ella y Carlos.
Sus acciones se volvieron cada vez más extremas y violentas, sin importarle las consecuencias, la sombra siniestra de su obsesión se cernía sobre ambos, y el desenlace de esta historia estaba lejos de ser predecible.
Laura se sumergió aún más en la oscuridad de su mente perturbada, planeando meticulosamente cada paso de su macabro plan. Empezó a acechar a las personas que consideraba una amenaza para su relación con Carlos, buscando información sobre sus movimientos y vulnerabilidades. Utilizó todas las habilidades a su disposición para manipular y controlar a quienes consideraba obstáculos en su camino, sin importar el daño que pudiera causar.
Sus acciones se volvieron cada vez más despiadadas y peligrosas, llevándola a un punto sin retorno donde la realidad se desvanecía ante sus ojos y solo la obsesión por Carlos guiaba sus acciones.
Laura comenzó a tener enfrentamientos directos con personas cercanas a Carlos, confrontándolas con acusaciones infundadas y amenazas veladas. Su comportamiento era cada vez más errático y violento, provocando preocupación y temor en quienes la rodeaban. A medida que avanzaba en su plan desquiciado, Laura se aislaba aún más del mundo exterior, sumergiéndose por completo en su obsesión enfermiza.
Intensificó sus esfuerzos para mantener a Carlos bajo su control, recurriendo a tácticas cada vez más desesperadas y peligrosas, siguiéndolo a todas partes e invadiendo su privacidad de todas las formas posibles. Utilizó la tecnología para monitorear sus movimientos y comunicaciones, creando una sensación de paranoia constante en la vida de Carlos.
Además, Laura se sumergió en la manipulación emocional, tratando de minar la confianza de Carlos en quienes lo rodeaban y aislarlo aún más de su entorno.
A medida que Laura continuaba con su obsesión desenfrenada, su propia salud mental se deterioraba rápidamente. Experimentaba episodios de paranoia intensa y alucinaciones frecuentes, convencida de que todo el mundo estaba conspirando contra ella y su relación con Carlos. Sus emociones fluctuaban entre la rabia, la desesperación y la desesperanza, atrapándola en un ciclo de sufrimiento interminable.
La espiral descendente de su mente fracturada la llevaba cada vez más cerca del abismo, donde solo la oscuridad de su obsesión parecía ofrecerle alguna forma de consuelo, la línea entre la realidad y la fantasía se desvaneció para ella, y su determinación por mantener a Carlos a su lado a cualquier costo la llevó a cometer actos cada vez más extremos.
Su obsesión se convirtió en una prisión para ambos, donde el amor se había convertido en una cárcel de miedo y control, la tragedia parecía inevitable en este oscuro juego de amor convertido en obsesión descontrolada.
