Entre El Amor Y El Odio

Pasados dos días Luciano quería meterse en la piscina, pues hacia demasiado calor, ante tanta insistencia Renata accedió, le puso su traje de baño y protector solar y ella también hizo lo mismo, estaban en la piscina jugando a lanzarse agua cuando escucharon una voz tras ellos

- Mira que te lo pasas genial, si mi lucí

- Zio, zio

Renata volteó inmediatamente y ahí estaban Marcus y un hombre que al ver cómo reaccionó su hijo y el parecido con Marcus y Luciano pudo deducir que era su hermano, Marcus tenía el ceño fruncido mientras la veía, su semblante cambió cuando su vista se poso en su hijo

- Papá

- Mi niño

Luciano salió del agua con ayuda de su padre, a este no le importo que estuviera todo mojado, el llegar a casa y encontrarlo fue la mejor sensación del mundo, lástima que ella tenía que estar ahí

- Ciao, ya que no nos presentan, soy Luca de la Rosa, bienvenida

- Hola

Renata salió del agua y busco una toalla o algo para cubrirse, ella esperaba que llegaran al día siguiente, se estaba preparando pues quería dejar una buena impresión, deseaba tanto ser aceptada

- Ven a mis brazos lucí

- Zio, zio cioccolato

- Venga vamos por el chocolate

Luca y Luciano se fueron y Marcus le dedico una mirada furiosa a Renata

- Hola, estoy tan feliz de verte

Renata sonreía y se acercó para saludar pero Marcus la detuvo

- No cabe duda que nunca dejaras de ser la mujerzuela que eres, mira que pasearte de esa manera en una casa llena de hombres, solo te digo que la casa de mi hijo más te vale respetarla y comportarte, aunque por lo que veo es mucho pedir para ti, que no eres más que una... Mejor me voy antes de que pierda los estribos

Renata solo se sentó a llorar, pues Marcus ni siquiera la dejo hablar, ella no veía nada de malo en su vestimenta, si bien traía un bikini, este era enterizo y además tenía un short en la parte de abajo - es tan injusto que me trates asi- pensaba Renata

- Mami, mami

Renata se limpio rápido las lágrimas y sonrió al ver a su hijo correr hacia ella

- Mira como vienes, estuvo rico el chocolate?

- Muy rico, taje a mami

Luciano le dio un trozo de chocolate a Renata, ella agradeció por el chocolate y se lo comió, Luciano le preguntó que si le había gustado y ella dijo que mucho, el niño volvió a insistir en meterse en el agua pero su madre ya no tenía ganas de nada que no fuera encerrarse en su cuarto y llorar

Le dijo que ya era tarde y que era hora de un baño, Luciano a regañadientes aceptó. Renata lo llevó a su habitación, preparo su ropa y lo metió a bañar, cuando termino con el baño lo dejo con Ana mientras ella hiba a su habitación para darse una ducha también, cuando salió de la ducha se llevó una sorpresa al ver a Marcus esperándola

- Que pasa? Necesitas algo?

- Necesito hablar contigo vístete y te espero en mi oficina

Marcus salió muy rápido de la habitación y Renata se vistió tan rápido como le fue posible, una vez llegó entró sin tocar, cosa que molesto a Marcus y le dijo que a su oficina no volviera a entrar sin pedir permiso

- Soy tu esposa, tengo derechos

- Tu no tienes derechos de nada, y si eres mi esposa, quieres que te recuerde como fue que llegamos a casarnos, por tus mentiras, tus maquinaciones, no entiendes que no soporto tu presencia y si te tengo cerca es por el amor que le tengo a mi hijo

- Marcus no tienes que ser tan cruel, yo te amo, las cosas no son como piensas, si me dejaras explicarte, yo no planeé nada

- No insistas Renata, que no volveré a creer en ti jamás

Marcus suspiro y trato de tranquilizarse

- Lo que tengo que decirte es que habrá una reunión familiar por el cumpleaños de mi papá y no sé qué le diste, o que mentiras le contaste, pero este te adora y pidió exclusivamente que tú prepares todo, vendrá toda la familia así que más te vale comportarte como es debido, ah y no quiero errores, ahora vete

Renata estaba emocionada pues por fin hiba a conocer a toda la familia de Marcus, tenía que dejar una buena impresión, deseaba tanto ser amada. Renata habló con Luciano y le dio las gracias por la confianza, le preguntó que le gustaba y como quería que fuera la reunion

- Hazla a tu gusto

- Como a mi gusto? Pero si la celebración es suya, además de que yo no conozco mucho de la cultura italiana, y si cometo algún error? Marcus no me lo perdonaría

- Hey, tranquila, quiero conocer lo que te gusta, es por eso que quiero dejar en tus manos esto, además de que estoy seguro de que el resto de la familia te amara en cuanto te conozcan, ya verás. Ah y olvídate de mi hijo que de él me encargo yo

Renata agradeció sus palabras y prometió dar su mejor esfuerzo para no decepcionarlo, Luciano le dijo que estaba seguro de que eso no pasaría, Renata habló a una empresa pues no quería que nada saliera mal, además de la familia de Marcus, también estaba el, quería tanto su aprobación y vio esto como una oportunidad para que el la viera diferente. El día del cumpleaños de Luciano llegó rápido, Marcus pasaba sus días encerrado en la oficina y si salía solo era para estar con su hijo, su padre le dijo que ya no podía seguir con la actitud que tenía con Renata, pues ella era una buena mujer

- Yo pensaba igual que tú, hasta que hizo lo que hizo

- Marcus ya basta, sabes que no me gusta meterme en tu vida y menos en tus decisiones, pero estás en un error, esa mujer te adora solo basta mirarla 5 segundos para saber que no haría nada que te dañará

- Y casarme con ella a base de engaños que es? Eso no es hacerme daño? Porque si lo es, me hizo daño, me alejo de la mujer que yo realmente amaba

- Esa chiquilla solo estaba deslumbrada por ti, por tu dinero, y tú también estabas encaprichado con ella

- Tu no sabes nada de mis sentimientos

- Se que más que tú, al parecer

Luciano suspiro

- Solo te pido por favor que no la dejes mal parada delante de nuestra familia, no le hagas tal humillación

Dicho eso se fue, para Marcus era muy difícil estar cerca de Renata, como es que lo entendían, no encontraba palabras para hacer entender que no la toleraba. Era de noche y Marcus estaba tomado mientras unas manos suaves y calidas, lo tomaban para sostenerlo y una voz cariñosa le pedía ayuda, de pronto estaban en una habitación y el tenerla tan cerca, su respiración, sus ojos, su intensa mirada, sus labios entre abiertos, todo eso era una invitación, una a probar esos labios y eso hizo, fue tal la fuerza de ese beso que su cuerpo pidió más, el pidió más y se le dio todo lo que pidió, sus labios sobre la piel suave, sus gemidos sutiles al principio y después sin pudor, como ese cuerpo vibraba bajo el suyo. Marcus despertó enojado consigo mismo por recordar esa noche, y es que desde que había estado con Renata, esa noche lo perseguía, el decía que era la culpa, por eso odiaba tenerla cerca pues aunque habían pasado varios años el no lograba olvidar esa maldita noche.