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Eros, ¿Un Dios Distraído?

Eros, ¿Un Dios Distraído?

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Malentendidos
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Esther

Existen muchas probabilidades que la muerte de cada uno de nosotros dé lugar a problemas de orden legal. El fallecimiento de una persona puede implicar el pago de una doble indemnización con cargo a una póliza de seguro. Esta misma póliza puede contener una cláusula en la que se señale que la compañía no pagará un solo centavo si el beneficiario se suicida dentro de los dos años siguientes a la fecha de entrada en vigor del documento.

NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

No ando tras su dinero.

Pablo Ruiz movió la cabeza, dubitativamente.

Yo tengo la impresión de que conoce a Walter. Algo me dice también, Cleofas, que esa mujer sabe a qué viene todo esto.

¿Te refieres a la persecución de que ha sido objeto?

Ciertamente, y la señora Rodríguez está asustada.

Cleofas Martínez contestó:

Se trata de una mujer serena, refinada, que gusta de vestir bien, de ir acicalada. Es viuda. Tiene ya algunos años. ¿Qué podría conseguir Walter u otro hombre cualquiera, por el hecho de someterla a una estrecha vigilancia?

Ahí está el misterio, admitió Ruiz. No se le puede hacer ningún reproche, desde luego, en lo que atañe a su forma de emplear el tiempo. Se ocupa de sus asuntos exclusivamente, pero pudiera estar relacionada con alguien que haya suscitado el interés de Walter.

¿No te facilitó ningún dato susceptible de ser utilizado como pista?

Se cerró en banda, explicó Ruiz. Me pidió una factura, cerrando la cuenta con los gastos habidos. Se la facilité y en eso quedó la cosa.

Muy bien, la llamaremos para abonarle parte de su dinero, tal vez conmigo se explaye más.

Lo dudo, declaró Ruiz, ha cerrado el pico y no creo que vuelva a abrirlo para nosotros.

El detective se estiró, bostezando, luego, abandonó con cierta pesadez el sillón.

Bueno, Cleofas, he de volver a lo mío. No tengas prisa a la hora de ponerte en contacto con ella con motivo de lo del descuento, entérate si puedes de lo que hay primeramente; supongo que no tardarás en verla de nuevo por aquí.

Alicia García dedicó una sonrisa al detective.

Buen trabajo, Pablo, dijo.

Gracias, guapa, respondió Pablo, abandonando el despacho.

Martínez hizo un gesto a Alicia García y esta se volvió hacia el teléfono.

Sonó el zumbador del intercomunicador cuando Alicia se hallaba a punto de hacer la llamada.

Levantó el receptor izquierdo:

¿Qué pasa, Guti?

Seguidamente, enarcó las cejas en un exagerado gesto de asombro para que Martínez estuviese prevenido. Tocó el micrófono mirando a Martínez.

¿A que no sabes quién está ahí afuera?

No se tratará de Kendra Rodríguez, ¿verdad?

Pues aunque no lo creas, es ella.

Pregunta a Guti si le ha parecido alterada. Pablo Ruiz insistió que estaba asustada, no me la imagino así. Yo creo que Pablo se halla en un error. Alicia García levantó la mano apartándola del micrófono.

¿Qué impresión te ha producido esa mujer, Guti?,

¿está... está? Siempre dice que lo que la trae aquí es urgente... Dile que dile que es difícil ver al señor Martínez sin concertar previamente la entrevista... Ya... Una cosa realmente urgente, ¿eh? De acuerdo. Voy a ver lo que puedo hacer, Guti.

Alicia García comunicó a Martínez:

Está trastornada... Otra cuestión urgente.

Es lo que acabo de deducir de tu conversación con Guti. ¿Cuál es mi programa de trabajo para hoy? ¿es la hora ya de mi entrevista con Saúl?

Lleva 5 minutos de retraso en este momento.

Conforme, haz entrar a esa mujer, haremos esperar a Saul 5 minutos si es necesario... Y esperemos que lo que la haya traído aquí sea de veras urgente. Voy a verme obligado a quitarle a la señora Rodríguez la costumbre de presentarse sin previo aviso.

Alicia García se trasladó apresuradamente a la oficina exterior, volviendo en compañía de Kendra Rodríguez.

Martínez dijo a la recién llegada:

No ando sobrado de tiempo, señora Rodríguez. Tengo que recibir a un cliente que se ha retrasado 5 minutos, y puedo escuchar lo que tenga que decirme, pero habrá de ser forzosamente breve, ¿puede usted ir directamente al grano?

Ella asintió dejándose sobre el sillón que había delante de la mesa, suspiró profundamente y miró fijamente al abogado.

Pablo Ruiz ha averiguado el nombre de la persona que está vigilándome.

Pase eso por alto, replicó Martínez, he estado hablando con Ruiz de tal cuestión. Sé, en términos generales, qué es lo que averiguó.

Bien, dijo la señora Rodríguez. Rafael Díaz, mi perseguidor es amigo de Walter Ortiz, un vendedor de automóviles de ocasión.

Y ese apellido, Ortiz, evidentemente, representa algo para usted, ¿no? Ruiz me dijo que usted se puso muy seria nada más enterarse de que andaba por en medio un tal Ortiz.

Escúcheme señor Martínez, dijo ella, sé que es usted un hombre muy ocupado. Me consta que no he procedido correctamente al presentarme aquí sin más... Le estoy robando un tiempo que pertenece a otro cliente. Le explicaré lo que quiero explicarle con la mayor rapidez posible.

Kendra Rodríguez fue interrumpida por el zumbador del intercomunicador. Alicia García atendió la llamada, diciendo luego a Martínez:

El señor Saúl se encuentra ahí afuera, Martínez respondió:

Dile a Guti que le explique que me estoy ocupando de un asunto urgente inaplazable. Que le señale que llega con algún retraso y que le ruego que aguarde unos minutos.

Alicia García procedió tal como acabado de indicarle su jefe. Martínez se volvió hacia Kendra Rodríguez.

¡Oh!, dijo ella, nunca pude imaginar que me vería en una situación semejante... Soy viuda y creo estar enamorada. Él se llama Pancho Ramírez. Es un hombre maravilloso. Viudo también, no tiene hijos. Tiene parientes, sí, sobrinos y sobrinas, hijos de dos hermanos, Juan José y Benjamín Ramírez.

Los dos hermanos y sus respectivas esposas murieron. Entre esos sobrinos y sobrinas hay personas agradables; otras no lo son. Pancho se quedó viudo hace 7 años.

Al cabo de tanto tiempo, Pancho se ha fijado en una mujer, en mí. Una de las sobrinas cree que esto es algo magnífico. Pero hay otra que cree todo lo contrario, que me tiene por una especie de animal de rapiña, que, está convencida de que su tío andan necesitando de protección.

Me imagino que esta sobrina, Diana, podría ser una amiga estupenda de cualquier persona de su agrado, pero no observa una actitud amistosa precisamente hacia mí. Se empeña en proteger a su tío. Se excede en su propósito... Y, naturalmente, yo soy el blanco de todos sus disparos.

¿Y qué más?, inquirió Martínez, apremiante.

Diana es la novia de Walter Ortiz, Walter Ortiz, a mi juicio, piensa hacer una buena operación si se casa con ella. Guiándome por cuanto he oído contar acerca de ese hombre, diré que es un cazadotes.

¿En consecuencia?

En consecuencia, este hombre, Ortiz, quisiera reforzar su posición junto a Diana averiguando algo acerca de mí que pudiera utilizar ella para predisponer a su tío en contra mía. Daría cualquier cosa por hallar lo que fuese capaz de hacer ver al tío que yo ando trás su dinero.

¿Va usted detrás de su dinero?, inquirió Martínez.

No.

¿Es usted rica?

Vivo con cierto desahogo.

¿Qué hay acerca de Pancho?

Es muy rico.

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