En un futuro dominado por la tecnología y robots personalizados, la vida de Aria Steele se desmorona cuando su novio, Alex, la traiciona con otra mujer. Buscando un nuevo comienzo, Aria se adentra en RoboTech, una empresa de tecnología que promete el amor perfecto a través de robots personalizados.
¿Qué pasaría si pudieras elegir al amor de tu vida? Piénsalo, un hombre hecho a tu medida cuerpo escultural, ojos que te enamoran, que te amará como nadie, un amor eterno. Evita un corazon roto y haz tu compra en RoboTech.
Releí el anuncio un millón veces, sintiendo la duda crecer en mi mente, no podía creer que iba a hacer esto pero llámalo estupidez o lo que sea.
Un pie hizo un movimiento y luego el otro, parecía que mi cabeza o más bien corazón, tomó la decisión. Entré en RoboTech y me preparé para cambiar mi destino.
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Capítulo 6 —Vínculos artificiales
Aria:
La vida en el nuevo hogar de Aria y Maxwell estaba impregnada de un ambiente de tranquilidad y armonía. Maxwell el robot personalizado creado a medida para Aria, demostraba ser todo lo que ella había buscado, era amable, amoroso y leal. Cada gesto y palabra del androide estaba diseñado para hacerla feliz.
El primer día le preparó una deliciosa cena, le hizo un masaje para sus pies cansados y hablaron por horas. Esto sin duda le alegró, ni con Alex su exnovio había podido sentir esta conexión inexplicable, alguien que la entendiera de verdad. Aunque había algo que rondaba en la cabeza de Aria, Maxwell era un prototipo creado a partir de la identidad de alguien más, entonces se preguntó ¿podría ser este individuo como su robot androide?, ¿incluso mucho mejor?
Eso ella no lo sabía y tal vez nunca lo supiera, solo sabía que Max era el nombre del sujeto que vendió su identidad pero no sabía nada más aparte de eso y la Doctora Elora no fue muy comunicativa con ella en este asunto. Solo dijo las palabras explicitas "es confidencial". Lo que solo generó más curiosidad en Aria por conocer a este tal Max.
En una cálida tarde, Aria y Maxwell compartían un momento en el salón, donde el androide veía una película romántica junto a ella.
...Salón...
En esto mientras la luz del día iluminaba la habitación, Maxwell miró a Aria con sus ojos metálicos, llenos de afecto programado. Ella cautivada por la aparente perfección de su compañero, se acercó a él y le dio un beso en su mejilla, la cual parecía muy humana.
—Maxwell, eres increíble. Gracias por estar aquí para mí —Expresó Aria, apreciando la atención y cuidado del robot.
Maxwell sonrió mecánicamente. —Aria te amo, mi propósito es hacerte feliz. Estoy aquí para ti en cada momento.
Aria dejándose llevar por estas palabras tan conmovedoras y por la emoción del momento, se acercó al androide y lo besó en los labios, para su sorpresa, sintió una respuesta que le pareció sorprendentemente real. Una chispa que encendió algo dentro de ella.
La doctora Elora, le dijo que sus prototipos robóticos eran lo último en tecnología y ella no le había creído hasta este momento, puesto que en una semana no se había permitido tener este tipo de contacto con Maxwell.
Entre las cosas que le dijo la Dra. Elora, es que el androide que había comprado, podía satisfacer tanto sus necesidades emocionales, como las físicas. Aria aún se sentía sorprendida por esta verdad, perfectamente podria pasar por una loca si se acostara con un robot pero en la época en la que estaban ya nada le parecía tan descabellado.
Aunque su madre que en paz descanse y su amiga Luna, no estarían tan de acuerdo con esta afirmación.
Aria cansada de sus pensamientos conflictivos, se dejó llevar por el beso que parecía tan real, mientras exploraba los límites de su conexión con Maxwell.
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Luna:
Luna, su amiga de toda la vida, no podía evitar sentir inquietud por la rapidez con la que Aria había aceptado a un robot en su vida. Preocupada, decidió hablar con Alex, el exnovio de Aria para obtener la ayuda tan necesaria.
En un café elegante, Luna se sentó frente a Alex, quien mostraba una expresión de resignación en su rostro.
—Alex déjame decirte que te odio por lo que le hiciste a mi amiga pero esto es una situación extrema y me veo obligada a recurrir a ti. ¡Bicho infernal! ¡Necesito que hables con Aria!, ya que es tu culpa.
Alex ya se había acostumbrado a las malas palabras de Luna hacía él, así que no se molestó mucho con su ofensa de "bicho infernal", no era lo peor que había escuchado. —Luna no tienes idea de lo que sucedió entre nosotros y no creo que Aria quiera verme.
Luna golpeó la mesa con fuerza y se ganó algunas miradas de las personas alrededor de la cafetería.
—Alex, ella está mal por ti, ¡ayúdala!
—Qué quieres decir —le preguntó él reflejando preocupación, pero Luna no se tragaria su cara de mártir.
—Aria se volvió loca, compró un robot para que fuera su pareja y esto es tu culpa por el daño que le hiciste. ¡Arreglalo!
Alex estaba tomando un sorbo de su café pero cuando escuchó esto, no pudo evitar escupir todo el contenido que tenía en su boca por la sorpresa, a Luna le cayeron partes del líquido en su saco y esto le hizo ganarse miradas de muerte por parte de ella.
—¡Qué hizo, qué! —Preguntó él confundido. Había amado a Aria, seguro que si, pero sus sentimientos cambiaron y encontró a alguien más y eso no se podía cambiar. Aún así Alex seguía apreciando a esta chica y no quería verla sufrir.
Mientras Luna se limpiaba con fuerza las machas de café que dejó Alex en su saco con su inesperada reacción, le respondió. —Esta relación con un robot no parece sana Alex. ¿Cómo puede reemplazarte tan rápido? ¿Cómo puede ella reemplazar una conexión humana por una artificial?
Las preguntas a oídos de la propia Luna sonaban descabelladas, "Aria se había vuelto loca y tenía que ayudarla a salir de esta especie de duelo en el que estaba y este idiota de Alex la ayudaría para este propósito", pensó ella.
Alex suspiró, ocultando la incomodidad y viéndose resignado con toda la situación.
—Luna a decir verdad entiendo a Aria. Tal vez este robot sea la mejor opción para ella en estos momentos.
Luna quería arrancarle la cabeza a este hombre en este preciso instante pero optó por ser civilizada. Necesitaba convencer a su amiga de reconsiderar esto y si no la escuchaba a ella, tendría que escuchar a este mequetrefe.
—Alex, ella te amaba. Aún siente dolor por lo que hiciste. ¿Realmente crees que un robot puede llenar ese vacío? —Le preguntó Luna.
Alex suspiró cansado, después de todo esto era su culpa —Esta bien iré hablar con ella.
Pienso que fue un libro muy osado en esta plataforma y quiero felicitar a la autora, por que no cualquiera plasma o sabe escribir un libro así. Felicidades y espero que tengas el reconocimiento que mereces