Rompiendo Reglas

La vista es hermosa y sé que muchos aprovechan este lugar para veladas románticas o aislarse del mundo, en soledad.

Cuando termino el café y la Pastilá, guardo los desechos en una bolsa, la ato y la guardo en mi mochila, para no contaminar el medio ambiente.

Me levanto del asiento y agarro el casco nuevamente. Cuando doy dos pasos para dirigirme a la moto, llega el mismo Jeep que me siguió anteriormente.

Frunzo el ceño por tal acción, ya que me está molestando sin motivo aparente.

"¿Quién me seguiría sin bajar a amenazarme?" — pienso suponiendo que la culpable es la profesora de historia.

Decido enfrentar la situación e iniciar una pelea de ser necesario, por lo que dejo el casco colgado en el manubrio de la moto y la mochila en el asiento. Camino hasta el auto y golpeo la ventana del piloto.

—¿Quién eres y qué quieres?— indago en un tono alto, pero no llegando a gritar. Solo quiero que me escuchen desde adentro.—¿Por qué me sigues?

La ventana de la puerta trasera se baja lentamente y me muestra una cara para nada conocida.

—Isaías Belmonte, es un gusto conocerrte en perrsona— dice seriamente con su acento ruso.

—Supongo que eres la misma persona que me llamó hace unos días.

—Muy inteligente— sonríe burlón— Querría ver si erres digno de ella.

—¿Esto es por Eliani?— soy directo y él asiente, acelerando mi corazón.

Este hombre desconocido está aquí por ella y  lo que tuvimos hace un año.

—Mi rrusa me abandonó por volverr aquí—hace un gesto despectivo mientras mira mi cara.

—No es tu rusa— aclaro enojado.

Estoy pensando seriamente en matar a este hombre si sigue con sus idioteces. Sin embargo, me emocionó saber que ella lo dejó para volver a España y próximamente podré verla.

—¿Qué estarrías dispuesto a hacerr porr ella?— pregunta él desde su cómodo asiento.

—No tengo porque decirte a ti. No sé quién eres.

—Es cierrto, que mal educado soy.— sonríe y estira su mano por la ventana— Konstantin Naviz, prrimo de Eliani.—La estrecho sin decir nada, ya que sabe mi nombre.

Al menos, este hombre es familiar de mi rusa y no un enemigo amoroso. Algo que me deja un poco más tranquilo y feliz.

—¿Por qué me buscas a mí? ¿Ella te mandó?— le pregunto disimulando mi ilusión a su posible respuesta afirmativa.

—No sabe de esta rreunión— niega con la cabeza—Perro cuando lo crrea conveniente, te dirrá lo que es imporrtante y necesarrio.

—Mientras tanto espero a que se digne a hacerlo, luego que huyó de una habitación, dejándome solo.—digo irónicamente, muy enojado.

—No llorres, pequeña crriaturra— se burla de mí.—Yo la obligué a salirr  de ahí y la escondí de mis enemigos— explica— No me voy a disculparr porr  eso.

Un pequeño peso de culpa cae en mi corazón, ya que pensé mal de ella, creí que me odiaba y huyó de la habitación por asco, pero no. Sin embargo, el recuerdo de Lady riendo con una confesión asombrosa, "Ella pudo abusar de ti porque te ganaba en ganas"

Su propio primo la protegió y nunca pensé en esa posibilidad, incluso sospechando que al ser Rusa, podía estar mezclada en ese tipo de negocios.

—¿Dónde está?— indago.

Quiero saberlo, ya que necesito hablar con ella, me quiero disculpar por lo pasado hace un año. Más que nada, por temor a su odio.

No podría vivir con ese sentimiento de su parte porque realmente la sigo amando e incluso, pienso que más que antes. Tal vez, al principio tuve la ilusión de una relación con ella y se convirtió en mi crush, pero luego de probar su cuerpo y demostrar la conexión que tenemos, me flechó, enamorándome completamente. Se convirtió en mi primer pensamiento al despertar, la chica de mis sueños y mi anhelo a esos pequeños momentos, queriendo sumar experiencias únicas y hacer típicas cosas románticas.

—No te dirré, perro trranquilo. Tendrrán el bautismo de tu sobrrina y estarrán muy cerrca.

Alzo la ceja por su respuesta misteriosa y me cruzo de brazos.

—Preguntaste qué haría por ella, pero la verdadera pregunta es... ¿Tu prima quiere qué haga algo para estar juntos?

—¿Tú qué crrees, niño?—me sonríe y copio la misma acción.

Si bien no me dijo "sí", su contra pregunta me deja clara cual es la situación.

Ella quiere estar conmigo y eso es suficiente para dar todo de mí.

—¿Está soltera?— hago mi última pregunta antes de alejarme.

Él asiente y empiezo a caminar a mi moto, me pongo la mochila sobre los hombros y segundos previos a ponerme el casco, habla.

—Roxana ya no te molestarrá— sube el vidrio y sigo mi accionar.

Giro la llave para prender el motor y salgo a toda velocidad.

Admito que me sorprende mucho que él sepa sobre el reciente problema, pero me gustaría saber si Eliani sabe y qué estará pensando. Quisiera que me conociera bien para que confiara en mí y no haya dudas en su mente, cosa que claramente ahora es imposible y no tengo oportunidad. Cero derecho a defenderme de inmediato, así que tendré que esperar a ser más unidos, mientras tanto, me queda un único pensamiento, Eliani puede creer en Roxana y eso me pone un poco triste, aunque me encantaría hablar con ella y demostrarle como soy.

Llego a la mansión de mis padres en menos de media hora, estaciono frente a la puerta y entro con todo en mis brazos. Voy a la cocina, tiro los desechos de comida y subo la escalera para ir a mi habitación, donde decido cenar esta noche. No quiero ver a nadie, ya que diferentes sentimientos están batallando entre ellos y no sé cuál es peor.

Muero de rabia por culpa de Roxana, temo la reacción de Eliani con respecto a esa profesora, me hace feliz saber que mi rusa llegó al país y quiere estar conmigo, etc.