El Emboscado

...PARÍS OSORIO...

No tenía mucha idea de a qué se dedicaban mis padres adoptivos, de esos no sabía mucho más que sus nombres o fechas de cumpleaños. Tampoco era gente muy comunicativa conmigo, una recién llegada que no comprendía por qué habían rescatado sin ser algo suyo.

Tenía todo lo que podía necesitar y más aún. Había perdido a papá pero había ganado una familia con dos padres adoptivos y una hermana un tanto peculiar, que no sabía si me quería o solo me soportaba porque no tenía más alternativas que esa.

Era un tanto pequeña para mí edad y por eso era objetivo de bullying por ser un blanco fácil en la escuela. ¿Por qué? No lo se, yo no me metía con nadie y era muy inteligente. Resolvía con facilidad los inconvenientes que a otros niños les costaban.

Debido a las constantes agresiones comencé a tener problemas de conducta que mis padres ignoraron. Yo tenía que defenderme porque ellos tampoco podían cuidarme en la escuela. Mary Luz era algunos años mayor que yo, por lo que iba mucho más avanzada y en otro instituto, de modo que tampoco podía recurrir a ella.

Para mis diez años ya no recibía tantas agresiones ni burlas, pero recibiría algo más impactante y eso ocurriría en dónde vivía.

Nunca se sabe cuándo un día puede pasar de ser normal y acontecer una tragedia después o cuando puede ser terrible y acabar en algo positivo.

Muchas veces me pregunté que pasó con mi padre, por qué murió. No tuve más respuestas de las que me dió Mary Luz y la delicadeza no entraba en su vocabulario.

-Niña París, su padre solicita su presencia en el despacho, por favor vaya porque es muy importante y me solicitó que al regresar del colegio vaya de inmediato- doña Rosa, el ama de llaves estaba esperándome al momento de entrar a casa con es mensaje tan raro

Fui tal como me lo pidió al despacho y lo ví sentado detrás del escritorio con algunos papeles y también unas pocas fotografías. Me resultó extraño que tuviera eso porque no tiene ni siquiera un retrato familiar, nada más que un cuadro con una imagen suya sentado en un sofá extraño, como si fuera un rey.

-Me dijo Rosa que me necesitabas- creí que era algo referido a mis problemas de conducta pero que sonriera me resultó raro porque no lo hacía mucho, eso podía significar que quizás había hecho algo bueno, pero tampoco recordaba con exactitud qué

-Soy tu padre, debes de llamarme así, ¿Te cuesta eso?- si, me costaba mucho porque yo tenía un padre y a él aunque estuviera en un frío cementerio era a quien quería

-Lo hago, perdón- agaché mi mirada y el se levantó de su asiento y vino hacia mi

-Jamás agaches la cabeza, naciste para liderar, no para ser una sirvienta que a cualquiera obedece. Ahora siéntate, tenemos que hablar, eres mayor y tienes que saber la verdad- me senté dónde me dijo y el también pero manteniendo un poco la distancia

-¿De que verdad me hablarás?- tomó las fotografías y me las dió, en ellas había un niño más grande que yo y luego él fue creciendo, le calculaba unos quince o tal vez más años, no tenía modo de saberlo

Era rubio y tenía los ojos claros pero no podía apreciar el color con exactitud. En dos imágenes vestía de traje formal y en las otras no, solo era un chico normal con ropa acorde a su edad.

-Ahora que creciste debes saber cómo murió tu padre, ¿No te interesa saber quién le quitó la vida en tu cumpleaños?- La sola mención de su muerte me resolvió el estómago e hizo que quisiera llorar como tantas veces lo hacía por los recuerdos de aquel día

El miedo por el silencio, la preocupación por no ver a mi padre me tenía súper angustiada pero el no volvió. Fue muy traumático para alguien de cinco años y eso jamás podré olvidarlo.

-¿Qué tiene eso que ver con él?- señalé las fotografías sin saber que iba a suceder pero presentía que nada de lo que pudiera decirme sería bueno

-El mató a tu padre, le disparó. Por si tienes dudas él está libre viviendo como tu padre no pudo hacer. También tiene una familia, madre, padre y hermanos- era mucho para procesar

No podía un asesino estar libre en las calles, él debía ir a la cárcel por lo que había hecho, así fuera joven el tenía que pagar por su crimen. Me había dejado sin padre y el había seguido viviendo normalmente como si nada pasara. ¿Cómo me sentí con esa noticia? Nada bien. Sentí que no había justicia, que mi padre no fue importante ni para el asesino que siguió viviendo.

-Quiero que vaya a la cárcel- pedí decidida pero mi padre adoptivo negó

-Ya pasaron años y él no irá preso, su familia tiene mucho dinero. Dejarás que el viva como hasta ahora o lo harás pagar tu? Tu padre querría justicia- lo miré a los ojos fijamente aunque mi visión se nublaba por las lágrimas contenidas que amenazaban con salir

-¿Que podría hacer yo? Él es más grande que yo, no podría defenderme- el parecía alto y fuerte mientras que yo no era más que una niña pequeña

-Podrías vengarte cuando seas mayor, yo te ayudaré a prepararte. Él debería morir, ya que la policía jamás lo arrestó- lo miré con sorpresa, aunque él era un asesino yo no sabía si me animaría a quitarle la vida a nadie

-¿Crees que eso estaría bien? Mi padre...- me interrumpió

-Tu padre habría matado a quien se atreviera a lastimarte- eso era cierto, él me cuidaba mucho y me quería

-¿Tengo que matarlo ahora que soy pequeña?- las manos me temblaron, también la voz

-No, crecerás y lo destruirás, lo último que harás será matarlo- me vió de una forma rara, él tenía un plan que yo seguiría, conseguiría mi venganza