"Me cruce por su camino una vez... Solo una vez. ¿Suerte, casualidad o destino?. No lo sé. Pero desde que eso ocurrió conocí al hombre que cambio mí vida..."
Renzo Leone (27 años) es un poderoso mafioso de Grecia: Inteligente, despiadado, sin corazón y frío asesino, todo eso se oculta detrás su fachada de ángel hermoso. No dudo el matar a sus enemigos con sus manos. Inmensamente temido en el mundo de la mafia y aún peor que no portaba debilidades por dónde atacar, logro poner su apellido por encima de todo el mundo tanto así que cualquiera temblaba la oírlo.
Melina Brown (20 años) una dulce joven introvertida de EE.UU que vive bajo la maldad de su mamá, quien la odia por ser hija de una infidelidad de su parte hacia su marido. Con la culpabilidad de haber arruinado la vida y el matrimonio de su madre, jamás presto atención al hecho que estaba siendo vigilada sino hasta muy tarde. Su verdadero padre hará su aparición cuando intenta rehacer su vida.
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6. SECUESTRADA
MELINA
–. ¿Ya te vas, Melina? –me pregunto Kate.
Recién acabo de llegar de la juguetería, pero ahora tengo que ir al club nocturno dónde trabajo de mesera. Aunque odio ese lugar tengo que ganar dinero.
–. Si, tengo que irme –digo apenada–. No quiero llegar tarde como a la juguetería.
–. No me gusta nada ese lugar, amiga –me dice–. Es horrible y además van hombres y personas crueles.
–. Pues otra opción no tengo –suspiro–. Se cuidarme, no te preocupes.
–. Está bien –dice–. Cuídate mucho.
Flor viene corriendo hacia mí y me abraza con fuerza.
–. Vuelve, hermanita –me dice–. ¿Si?.
–. Claro que sí, hermosa –le doy un beso en la frente–. Me tengo que ir.
Me despido de ambas y salgo del apartamento.
Tengo que caminar para llegar hasta la parada de buses, voy por la acera con la sensación de que me siguen, me giro hacia atrás y no veo a nadie, solo autos pasar.
Cuando llego a la parada el bus pasa enseguida, estoy aproximadamente media hora ahí hasta que me deja enfrente del club.
...****************...
Luego de tres horas de trabajo recibo mí sueldo y me voy. Una vez afuera otra vez la sensación de que me están siguiendo. Camino más rápido hacia la parada, donde me quedo.
–. ¿Por qué mierda la calle tiene que estar tan vacía? –pregunto para mí misma.
Me tambaleó de un lado al otro cubriendome del frío con mí abrigo, mí uniforme se basa en unos shorts negros un poco más abajo que mis nalgas y una blusa ajustada hasta el ombligo.
No pude cambiarme en el club porque hay muchas chicas que lo hacen y si tardaba mucho perdía el último bus.
–. Quizás deba perdí un Uber –digo.
Saco mí celular dispuestas a entrar a la aplicación de Uber, pero un auto negro frena delante de mí.
–. ¿Necesitas transporte, preciosa? –escucho una voz.
Al levantar la vista me encuentro con el hombre que atacó a mí hermana en casa de mí madre.
El pulso se me vuelve loco y el miedo invade mí corazón.
–. ¿No me vas a responde? –me pregunta–. ¿Tienes un martillo escondido en alguna parte de tu precioso cuerpo?.
–. Vete al infierno –le digo–. Déjame en paz.
La risa de los dos hombres que están en la parte de atrás me causa escalofríos horribles en mí cuerpo.
–. La chica tiene agallas, amigo –dice uno de ellos–. Debe ser una fiera en la cama. ¿No es así?.
–. Y debe saber exquisito –dice otro–. ¿Por qué no vienes con nosotros?.
–. ¿Por qué no mejor van a terminar el secundario, idiotas? –les digo.
Empiezo a alejarme poco a poco, al escuchar las puertas abrirse y cerrarse. Cuando intento correr, una mano me agarra y otra me tapa la boca.
–. Me estaba por divertir con tu hermana e interrumpiste –me dice al oído–. Ahora voy a divertirme con ambas y primero contigo.
Forsejeo contra él pero los demás vienen en su ayuda, de pronto me veo metida en el baúl del auto, es tan estrecho y como puedo lo golpeo para abrirlo.
...****************...
No sé dónde estoy, me encuentro encadenada contra una columna me quitaron el saco y me estoy congelando. Mí pequeño short no cubre nada.
–. Maldición –digo temblando–. Estos hijos de puta.
La puerta se abre y entra el tipo de la otra noche, me recorre con una mirada asquerosa que me provocan náuseas.
–. Belleza, debo admitir que no se quién tu madre le metió los cachos a tu padrastro –dice–. Pero hizo un buen trabajo de amante.
–. Te haré comer tus palabras idiota –le digo sin temor–. Cobarde.
–. Que boquita tan sucia para semejante belleza –sonríe cínicamente–. Me encantaría disfrutar de ti ahora, pero antes pagaras el martillazo.
–. ¿Me vas a torturar? –pregunto–. No te tengo miedo.
Este niego riendo con malicia.
–. No, iré por tu hermana... –se ríe–. Verás como disfruto de ella delante de ti.
–. Si le tocas un solo pelo yo te mato –lo amenazó–. ¿Me entiendes?.
Se acerca a mí, tomándome del mentón hace que lo mire. Con una sonrisa asquerosa baja esa mano por mí cuello, me sacudo para todos lados tratando de evitar su toqueteo, pasa sus manos por sobre mí camiseta y toca mis pechos.
–. ¡DÉJAME! –grito con rabia–. No me toques.
–. Son los más hermosos de la vida –me murmura–. Espera y verás que tan bien te hago.
Continúa su manoseo por mí cintura y queriendo llegar a mis muslos le pateó el estomago con un rodillazo.
–. ¡AH! –grito–. Eres una puta zorra.
Recibo el cachetazo de lleno, tan fuerte que me hace doblar la cara, seguro quedará una marca.
–. Debes ser una salvaje en la cama. ¿Eh? –dice asqueroso–. Ya veremos eso. Ahora tengo que encontrar a tu hermanita. ¿Donde está?.
–. En mí bolsillo, idiota –le digo.
–. Bien, no te preocupes –me sonríe–. Yo la encontraré.
Entonces se va, dejándome sola en este frío lugar. Dios mio, protege a mí hermana, te lo pido.
Tiene varios enemigos