Por Amarte Asi

...IRENE...

Llego a la empresa de Ömer después de dejar a Maddie en la escuela, todos me reciben con mucha amabilidad y respeto. Me acompañan hasta el piso donde trabajaré.

– Irene, que bueno que hayas llegado –Ömer me sonríe–. Bienvenida al primer día de trabajo

– Gracias, Ömer –le sonrío–. Y también por esto, es una gran oportunidad

– No tienes nada que agradecer –asiente–. Bueno, vamos te mostraré tu oficina

– De acuerdo. Te sigo –le digo.

Ömer me lleva hasta una oficina, cuando entramos me quedo sorprendida, es muy linda de tonos marfiles y blancos, muy elegante y los ventanales son hermosos, me giro hacia él con una sonrisa.

– Es muy hermosa, Ömer –miro la oficina–. Se parece a mí antigua habitación

– Por eso mismo la arregle de está forma.

Escuché esas palabras tan cerca de mí, sentí su respiración en mí nuca, erizandome la piel de arriba abajo. Luego sigue su camino hacia la ventana.

– La ciudad se ve grande y a la vez pequeña –dice mirando los edificios.

– Si, es así a veces –me acerco a él–. ¿Desde hace cuanto eres empresario?

– Seis años –responde seguro–. Empecé con algo pequeño que poco a poco fue creciendo

– ¿Hace cuanto volviste a al país? –lo miro intrigada.

– Hace nueve años, masó manos –baja la mirada–. Esto es lo que me impulso a seguir adelante

– ¿Jamás te enamoraste? –pregunto nerviosa–. ¿Nunca te casaste?

– No, jamás –niega–. Estaba esperando.

– ¿Esperando? ¿Que cosa? –lo miro.

– A ti... –me mira triste–. Estaba esperándote, Irene. Volví antes de tiempo por ti, pero no te encontré

– Ömer... –digo murmurando.

– Siempre te ame y aun lo hago... –baja la mirada–. Pero ahora estás feliz, casada y con una niña hermosa igual que tu. No me meteré, no intentaré nada. Lo juro

Me quedo helada delante de él, ¿cómo reaccionar?... No sé, no tengo idea.

Me explica lo que tengo que hacer y así se va, yo me pierdo en mis pensamientos. ¿Me busco y no me encontró?. Estoy tan confundida, mí pulso aún está acelerado.

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...EZEQUIEL...

En la oficina no pienso en nada más que en Irene, a esta hora debe estar trabajando para ese maldito de Leviens. ¿Por qué mierda acepte su asociación? ¡QUE SE LO LLEVE EL DIABLO!.

– Aayy... Dios –tiro la cabeza hacia atrás–. No me puedo concentrar

– ¿Hijo? –veo a mí madre entrar–. ¿Está todo bien?

– Si, mamá. Está todo bien –respondo–. ¿Que paso? ¿Que te trajo aquí?

– Nada, solo quería visitarte –se sienta frente mío–. Antes fui a tu casa y me extraño no encontrar a Irene allá

– Pues... está trabajando –suelto un suspiro–. Trabajando

– ¿Estás dejando a tu esposa trabajar? –pregunta levantándose–. Una esposa no debe trabajar

– Ella eligió hacerlo, mamá –la miro–. No pude hacer nada para que cambie de opinión

– ¿Dejas que tu esposa haga lo que quiera? –se cruza de brazos–. ¡Tienes que tener más control sobre ella!

– Mamá... escucha, es mí esposa no exclava –suspiro–. Si ella quiere trabajar pues que lo haga

– Hijo... no te criamos con esa tradición –se vuelve a sentar–. ¿Donde está trabajando? ¿Que está haciendo?

– Asistente de un socio mío –leo algunos papeles–. Es la asistente de Ömer Leviens

– ¿Ömer Leviens?. He oído sobre él –suspira–. Dicen que es un joven muy guapo, atractivo, inteligente y sobre todo buen jefe.

– Si, también he oído lo mismo, mamá –le digo.

– ¿Dejarás que tu esposa trabaje para él? –pregunta ella–. ¿No tienes miedo?. Irene es una mujer hermosa y ese tal Ömer tiene fama de ser muy apuesto

– ¡Basta, mamá! –me levanto–. No estoy de humor.

Después de discutir con mí madre sobre este asunto del trabajo de Irene, ella se va. Me quedo un rato pensando y a la hora de salir paso con Analía y vamos a su casa, necesito distracción.

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...ÖMER...

Después de un largo día de trabajo doy por terminado el día, guardo algunos papeles en mí maletín y salgo de mí oficina. Tocó la puerta de la oficina de Irene.

– ¿Puedo pasar? –pregunta abriendo la puerta.

– Claro que sí, Ömer –asiente con una sonrisa–. Es tu empresa

– Pero este es tu espacio –le devuelvo la sonrisa–. ¿Que piensas? ¿Te gusta tu trabajo?

– Aunque solo lleve un día aquí, me gusta bastante –me mira–. ¿Y yo te gustó?

– Sabes que si me gustas –respondo burlón.

– Ömer... –dice riendo–. Sabes a qué me refiero, ¿cómo trabajo?

– Siempre fuiste buena en cualquier trabajo –la miro ladeando–. Estuviste genial

– Gracias –se acerca a mí–. ¿Vuelvo mañana entonces?

– Obvio, quédate para siempre si quieres –le digo mirándola a los ojos.

En ese momento me doy cuenta que me pase con ese comentario, me aclaro la garganta y me rasco la nuca.

– Perdón –le digo apenado–. Me pase

– No pasa nada, Ömer –ella se acaricia el cuello–. Am... ¿Ya nos vamos?

– Si, si... vámonos –salimos de la oficina.

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...IRENE...

Entramos al ascensor para comenzar a descender hacia el último piso directo al estacionamiento. Mientras el mira algo en su teléfono tengo tiempo a apreciarlo mejor, no ha cambiado mucho, sigue igual de guapo.

– ¿Alguien fue a retirar a tu hija de la escuela? –me pregunta.

– Si, contraté a una niñera así me quedaré tranquila –le sonrío–. ¿Tu no piensas en tener hijos?

– Es un deseo que tengo... si –baja la mirada–. Soñaba que fueras tu la madre de mis hijos

Me quedo en shock con esas palabras, ¿este hombre verdaderamente me ama tanto?. Lo miro estupefacta, entonces pienso como me hubiera gustado haber estado cuando regreso de Londres, ser de nuevo su novia, haberme convertido en su esposa y madre de sus hijos.

– Bueno... –suspira–. El pasado atrás y el presente hay que vivirlo

– S-si... hay que hacer eso –digo y miro hacia delante–. Así es

– Bueno, llegamos al estacionamiento –las puertas se abren–. ¿Trajiste tu auto?

– Si, hoy si –lo miro–. Bueno, nos vemos mañana entonces, Ömer

– Nos vemos, Irene.

Se acerca a mí dejándome oler su fragancia, varonil y potente, cierro los ojos cuando deja un beso en mí mejilla, suelto un suspiro. Lo veo marcharse hacia su auto, camino hacia el mío y salgo del estacionamiento.