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Proyecto STELA

Proyecto STELA

Status: Terminada
Genre:Completas / Autosuperación / Cambio de Imagen / Mujer despreciada
Popularitas:9.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Luna de Tinta

Luna siempre fue la chica invisible: inteligente, solitaria y blanco constante de burlas tanto en la escuela como en su propio hogar. Cansada del rechazo y el maltrato, decide desaparecer sin dejar rastro y unirse a un programa secreto de entrenamiento militar para jóvenes con mentes brillantes. En un mundo donde la fuerza no lo es todo, Luna usará su inteligencia como su arma más poderosa. Nuevos lazos, rivalidades intensas y desafíos extremos la obligarán a transformarse en alguien que nadie vio venir. De nerd a militar… y de invisible a imparable.

NovelToon tiene autorización de Luna de Tinta para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Ecos del pasado

Después de la operación en el bosque, nada volvió a ser igual.

El respeto hacia nuestro grupo se convirtió en una mezcla de admiración y recelo. Nos miraban como si ya fuéramos soldados hechos y derechos. Algunos nos evitaban. Otros nos imitaban. Y unos cuantos, como Eliza, empezaban a vernos con nuevos ojos.

Pero no todo podía mantenerse en calma por mucho tiempo.

Una semana después, mientras estábamos en descanso, nos informaron de una visita inesperada. Algunos altos mandos del programa habían llegado a evaluar el rendimiento de ciertos cadetes. Era común, nos dijeron, pero esta vez había algo distinto en el aire.

Lo supe en cuanto vi el rostro.

Estaba en el comedor, terminando una bebida caliente, cuando lo escuché: mi nombre, pronunciado con una voz que no oía desde hacía meses.

—¿Luna?

Mi cuerpo se congeló. No podía ser. Giré lentamente.

Ahí estaba. Mateo.

Mi hermano mayor.

Él no era como los demás. Nunca fue cruel como los otros. Pero tampoco hizo nada por detener el maltrato. Era el "testigo pasivo". El que miraba desde la distancia. El que callaba. El que se alejaba cada vez que podía.

Y ahora estaba aquí.

Uniforme impecable. Porte militar. Una placa brillante que decía “Oficial en Entrenamiento Avanzado – Grupo Alfa”.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté, fría.

—Yo… estoy con el equipo de observadores. Me asignaron esta base hace unos días. No sabía que tú…

—¿Que yo qué? ¿Que yo tenía agallas para salir de casa? ¿Que logré escapar de ese infierno?

Mateo bajó la mirada. No esperaba mi tono. Tampoco mi presencia.

—Solo… no sabía que te habías ido. Nadie me dijo nada.

—Porque nadie lo supo. Me fui sin mirar atrás.

Hubo un silencio pesado entre nosotros. Uno lleno de palabras no dichas. De recuerdos que ninguno quería traer.

—Luna, yo… quiero hablar. Solo cinco minutos. Por favor.

Pensé en negarme. En girarme e irme como tantas veces él lo hizo conmigo. Pero algo en su rostro —culpa, tal vez— me detuvo.

—Cinco minutos. Y no más.

Salimos del comedor y caminamos hasta un banco cerca del perímetro. El viento movía las hojas de los árboles como si susurraran secretos. Nos sentamos sin mirarnos.

—Nunca supe todo lo que pasaba en casa —dijo él al fin—. Sabía que papá era duro… que mamá no te defendía… pero no sabía que era tan grave.

—No querías saberlo —le corté—. Porque si sabías, tenías que hacer algo. Y no hiciste nada.

Mateo apretó los puños sobre sus rodillas.

—Tenías razón al irte. Yo no fui valiente. Nunca te defendí como debía.

Lo miré. No lloraba. No se disculpaba con palabras vacías. Solo se enfrentaba a la verdad, por fin.

—Ya no necesito que me defiendas, Mateo. Me defiendo sola. Aquí estoy aprendiendo a convertirme en alguien que no necesita que nadie la salve.

Él asintió lentamente.

—Y lo estás logrando. Escuché lo que hiciste en la operación. Te respetan. Te siguen.

—No estoy aquí para gustarle a nadie —dije, firme—. Estoy aquí para sobrevivir. Para construir la versión de mí que debí ser desde el principio.

—Quiero que sepas que estoy orgulloso de ti.

Las palabras me golpearon más fuerte de lo que esperaba. Porque venían de alguien que siempre se quedó callado.

Me levanté.

—Gracias. Pero ese orgullo llega tarde.

Y me fui.

---

Durante los días siguientes, traté de ignorar su presencia. Mateo intentó buscarme un par de veces, pero yo lo evitaba. No era odio. Era… protección. Había abierto heridas que apenas estaban cerrando.

Pero no todo podía quedar así.

Esa semana, nos anunciaron una prueba de resistencia mental: El Laberinto.

No era literal, claro. Era un conjunto de salas cerradas con pruebas físicas, mentales y psicológicas diseñadas para quebrarte. Se hacía en completo aislamiento. Sin reloj. Sin estímulo externo. Una especie de castigo disfrazado de examen.

Uno por uno, nos llamaron.

Cuando fue mi turno, entré a la primera sala. Oscura. Solo una luz cenital. Una voz mecánica que decía:

“Tienes dos minutos para resolver este patrón. Si fallas, vuelves al inicio.”

Era una secuencia de figuras. Matemáticas puras. Lógicas ocultas.

Lo resolví. Pasé a la siguiente.

Ahí, el aire era más denso. Una pantalla mostró imágenes de mi pasado. Fotos de casa. Voces de insultos. Gritos de mis hermanos. El rostro de mi padre. El vacío de mi madre. El silencio de Mateo.

Y la misma voz:

“¿Qué te hace seguir adelante?”

No respondí con palabras. Solo avancé. Cerré los ojos y caminé a través del dolor. Porque no importaba de dónde venía. Importaba a dónde iba.

La siguiente sala era física: equilibrio, fuerza, resistencia. Superé cada obstáculo. Caí una vez. Me levanté dos.

Finalmente, llegué a la última.

Era una sala vacía, con una sola silla. Y en ella… Mateo.

No una proyección. Él. En persona.

—¿Qué es esto? —pregunté, mirando a los lados.

—Me ofrecí como voluntario para tu última prueba —dijo él.

Me acerqué con cautela.

—¿Voluntario para qué?

Mateo sacó un sobre cerrado.

—Aquí dentro hay una carta. Es tu decisión leerla… o no. Pero si lo haces, no podrás salir de la sala por diez minutos. Perderás puntos. Y podrías caer en la evaluación. ¿Vale la pena abrirlo?

Me miró, con los ojos cargados de verdad.

—La prueba no es física. Es emocional. ¿Puedes cargar con lo que sientes y aún así seguir adelante?

Miré el sobre.

Podía irme y mantener mi puntuación intacta. O podía abrirlo, enfrentar lo que había dentro, y arriesgarme.

Lo tomé.

Lo abrí.

Era una carta escrita a mano. Con letra firme.

"Luna:

Fallé como hermano. Te dejé sola cuando más me necesitabas. Me convencí de que el silencio era neutral. Pero el silencio fue complicidad. No estuve. Y eso no puedo cambiarlo.

Pero quiero que sepas que lo único que nunca cambió fue mi amor por ti. Solo que era un cobarde.

Ahora te veo… fuerte, decidida, viva. Y me doy cuenta de que no solo sobreviviste: floreciste.

Te admiro, hermana.

Y aunque llego tarde, estoy aquí.

No para rescatarte, sino para verte brillar."

Mis ojos se humedecieron. Cerré la carta con manos temblorosas. No dije nada. No podía.

Mateo se levantó, sin decir más. Me tocó el hombro y salió.

Yo salí después.

La instructora me miró con algo que parecía… orgullo.

—Has demostrado más que fuerza. Has demostrado que puedes cargar con tu historia y seguir caminando.

Esa noche, en mi litera, leí la carta de nuevo.

No me reconcilié del todo con el pasado.

Pero por primera vez, lo dejé entrar un poco. Solo lo suficiente para entender que no tenía que cargar sola con todo el peso.

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Moraima Eglee Castillo vargas
wuaoo me gusta esta novela
Yolanda estella Ochoa
Excelente
Elizabeth Muñoz
muy buen libro muy interesante, la historia atrapa!
silvia lobo de heredia
Excelente
Marcela González
Me enganché en esta historia, tengo que trabajar y no puedo dejar de leer esta historía maravillosa 👍💕...Para mí es buenísima 💯
Paola Coria
excelente novela
Martha Patricia De la O
Excelente
Adriana Romero
Por lo menos un aliciente, Mateo 🙌
Adriana Romero
Interesante esta forma de ir cambiando a las personas, desarrollando habilidades y mejorando las estrategias 👍🏻
Marcela González
Excelente
Marcela González
👍💕💕
Maritza Suarez
Excelente
Adriana Romero
Eliza, debe observar más, no todo el tiempo somos buenos en todo, en otras soblresalimos en algo, lo que no se sabe se aprende, y con respecto y tolerancia 😉 hacia los compañeros donde cada uno es fuerte en algo, se aprovecha, se lidera y ejecutas, que bueno que te estás abriendo 😉, siempre necesitamos a alguien que nos haga ver nuestras falencias
Adriana Romero
Romperse!!! Vale y mucho, en mil pedazos, recogerlos y reconstruirse entendiéndose sin juzgarse.
Adriana Romero
A estos chicos les costará 😱😰 pero tienen que apostar a AVANZAR
Adriana Romero
Es una prueba que como única alternativa es saltar al precipicio, caes con todo para que te reinicies y que todo lo que hizo daño en tu pasado te de la fuerza para este nuevo presente
Adriana Romero
Una trama distinta a muchas, espero que otros se atrevan a leerla 👍🏻
Adriana Romero
Desde "cero", no hay vuelta atrás, a veces la vida realmente comienza con una idea, avanzar si ver atrás y cambiar para ti
Vikale5
¡Por favor, actualiza pronto! No te rajes! 🤩
Aono Morimiya
Esta historia es genial👏
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