Esposada A Mi Amor.

"Yo quisiera ser yo, Pero un poco mejor"

^^^Mario Benedetti^^^

...**********...

El bar estaba lleno de gente, el ambiente vibraba con el sonido de risas y conversaciones. Samantha y Fernando se sentaron en una mesa junto a la ventana, desde donde se podía ver la calle iluminada por las luces de la ciudad.

Fernando, intentando romper el hielo, levantó la mano y llamo a la mesera. "Dos cervezas, por favor", dijo con su tono habitual, serio Pero cortés.

La mesera, una joven de cabello rubio y ojos brillantes, le sonrió de manera coqueta.

- Claro cariño, enseguida las traigo - respondió, guiñándole el ojo a Fernando antes de marcharse hacia la barra.

Samantha observó la escena en silencio, sin cambiar la expresión de su rostro, pero notando el sutil cambio en la postura de Fernando. Él se acomodó en su asiento, visiblemente incómodo, intentando no darle importancia a la interacción.

Cuando la mesera regresó, coloco las cervezas en la mesa y se inclinó un poco más de lo necesario hacia Fernando, sonriéndole mientras le entregaba su vaso.

- Si necesitan algo más, estaré por aquí - dijo, con tono ligero Pero con un toque de diversión.

Fernando evitó la mirada de Samantha, sintiendo el calor subir por su cuello. Se aclaró la garganta y tomó un trago de su cerveza, intentando ignorar la sensación incómoda que le provocaba la situación.

Samantha, sin embargo, no pudo evitar una pequeña sonrisa.

- Parece que tiene éxito por aquí jefe - dijo Samantha con un tono divertido.

Fernando finalmente la miro, notando la chispa en sus ojos.

- No es lo que parece - respondió con una mezcla de seriedad y algo que casi parecía vergüenza - tomemos las cervezas.

Samantha levantó su vaso, mirándolo a los ojos.

- Entonces, brindemos por eso - dijo Samantha chocaron sus vasos con un suave Clink y por un momento la tensión se disipó.

Fernando sonrió, sintiéndose un poco más relajado.

- Vaya, jefe. No sabía que podía sonreír.

- ¿Sonreír? Yo no sonreí

- Como diga - dijo Samantha y tomo otro sorbo de la cerveza.

- Me alegra verte más relajada - le dijo - sé que SWAT, no es lo mismo que Narcóticos, a veces enfrentamos cosas que otras unidades no ven. Y no es fácil ni agradable. No digo con esto que te acostumbras, solo es para que estés preparada.

- Lo entiendo jefe, sé que tiene razón, es solo que no es fácil de asimilar - le dijo - pero no sé preocupe, no lo defraudaré. Es solo que uno de mis sueños siempre fue ser del equipo SWAT y con esa misión de repente sueño se volvió una pesadilla.

- A veces eso pasa. A mí me ha pasado. No eres la única. Pero debes reponerte. Eso hace un SWAT.

- Lo se jefe, por eso me repondre y daré lo mejor de mi.

Luego alzaron sus vasos y volvieron a brindar. Luego ambos se perdían en una conversación que, poco a poco, fue revelando más de ellos mismos. Este momento les dió la oportunidad de conectarse más a nivel personal. Además, permitió que Samantha mostrará una faceta más relajada y juguetona de su personalidad. Esa parte de ella le gustó a Fernando.

Después de un par más de cervezas, Samantha sintió que su cabeza empezaba a dar vueltas. No estaba acostumbrada a beber y, aunque intentaba mantener la compostura, Fernando notó el ligero tambaleó en sus movimientos cuando se levantó para ir al baño.

Al regresar, tropezó ligeramente con la silla, y Fernando, con rapidez, la sujeto del brazo.

- Creo que eres hora de llevarte a casa - dijo Fernando algo divertido.

Samantha intento protestar, Pero una risa suave salió de sus labios en lugar de palabras coherentes.

- Estoy bien, solo un poco mareada - murmuró Samantha, Pero Fernando ya había sacado su billetera para pagar la cuenta.

- Vamos, te acompaño - dijo mientras la guiaba suavemente hacia la salida.

El aire fresco de la noche la golpeó en el rostro cuando salieron del bar. Samantha cerró los ojos por un momento, disfrutando de la brisa, pero pronto se dió cuenta de que dependía más del brazo de Fernando de lo que hubiera querido admitir.

- Lo siento, no suelo beber tanto - confesó, con un toque de vergüenza en su voz.

- No te preocupes - respondió Fernando, manteniendo su tono tranquilo - Todos necesitamos soltarnos un poco de vez en cuando.

Cuando llegaron al coche de Fernando, el abrió abrió la puerta del pasajero y ayudó a Samantha a sentarse, asegurándose de que estuviera cómoda antes de cerrar la puerta y subirse al asiento del conductor. Durante el trayecto, el silencio entre ellos fue cómodo, aunque Samantha notó como el coche se movía con suavidad, casi como si Fernando estuviera intentando no molestarla.

Al llegar a la casa de Samantha, Fernando la ayudo a salir del coche y la acompaño hasta la puerta. Samantha, aún un poco mareada, se apoyo en el para mantener el equilibrio.

- Gracias por la noche jefe - dijo ella, con palabras sinceras - y por traerme a casa.

Fernando la miro, sus ojos reflejando calidez que rara vez mostraba.

- Descansa Jordan, nos vemos mañana.

Samantha lo observó mientras se alejaba, dándose cuenta de que detrás de la fachada fría y distante de Fernando, había un hombre en quien se podía confiar. Cerró la puerta, sintiendo que había cambiado entre ellos esa noche, algo que no podía definir con claridad, Pero que sin duda afectaría lo que vendría después.