Ella necesita un esposo para poder obtener la herencia que le dejó su abuelo, a él le quieren imponer un matrimonio. Un momento de confusión los hará conocerse y él aprovechará esa oportunidad para escapar del matrimonio que no desea, sin saber que gracias a ella también obtendrá la libertad que tanto ansiaba.
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Un nuevo hogar
-Así que... ¿adonde vamos? - preguntó Kyle sorteando él momento incómodo y extraño.
-Ummm, creo que voy a cumplir mi promesa e iremos a comer- respondió ella sonriendo.
-Suena bien- dijo él a sintiendo mientras ella le indicaba por donde ir.
Y cuando quisieron acordar ambos se encontraban sentados en la mesa de un pequeño local en el cual vendían tacos.
-Dos tacos por favor- pidió Annia a la mesera que se les habia acercado para tomar su orden. Solo unos minutos después la meseta llegó con el pedido.
-Gracias- dijo la muchacha con mucha amabilidad.
-No recuerdo la última vez que comí uno de estos- comentó Kyle acercando su comida.
-¿De verdad? - preguntó ella sorprendida.
-Si- respondió él.
La charla fluía fácilmente entre ellos hasta que les trajeron sus tacos. Kyle observaba a Annia mientras ella tomaba su taco y le daba un mordisco, una expresión de pura satisfacción apareciendo en su rostro.
-Este es mi favorito- dijo Annia después de masticar y tragar- Deberías probarlo, está delicioso.
Kyle sonrió ante la recomendación. La forma en que Annia hablaba de la comida, con tanta pasión y placer, le hacía sentir un cálido cosquilleo en el pecho. Sin embargo, su mente pronto se desvió hacia recuerdos desagradables de su infancia. Recordó claramente un día en particular.
Tenía unos quince años, y estaba sentado en la gran mesa de comedor de la casa de su abuelo. Frente a él había un plato lleno de guisantes, una verdura que siempre había detestado.
-No me gustan los guisantes, abuelo- se quejó Kyle, empujando el plato con disgusto.
Su abuelo, un hombre de aspecto severo y ojos fríos, lo miró fijamente antes de responder con voz firme y autoritaria.
-No se trata de lo que te guste, Kyle, sino de lo que necesitas. Y necesitas comerlos para ser fuerte y saludable.
Kyle nunca había olvidado esas palabras ni la frustración que sintió al no poder elegir ni siquiera lo que comía. Volvió al presente, viendo a Annia disfrutar de su taco, y se dio cuenta de lo diferente que era todo ahora. Tenía la libertad de elegir, algo que antes le había sido negado.
-¿Qué pasa?-preguntó Annia, notando que Kyle se había quedado pensativo.
Kyle parpadeó y volvió a la realidad, sonriendo levemente.
-Nada, solo estaba recordando algo - dijo, tomando uno de los tacos y dándole un mordisco, tratando de imitar la alegría con la que Annia comía.
El sabor era intenso y delicioso, muy diferente a los insípidos guisantes de su infancia. Asintió con aprobación.
-Tienes razón, este taco está increíble- dijo, con sus ojos brillando con una nueva apreciación.
Annia sonrió, contenta de ver que Kyle disfrutaba de la comida.
-Me alegra que te guste. A veces, probar cosas nuevas puede ser sorprendentemente bueno.
Kyle asintió, agradecido no solo por la recomendación culinaria, sino también por el contraste positivo que representaba este momento en su vida. Mientras continuaban comiendo y charlando, Kyle se dio cuenta de que estaba empezando a disfrutar no solo de la comida, sino también de la compañía de Annia y de la libertad de elegir por sí mismo.
Mientras seguían comiendo, Kyle notó que Annia tenía un poco de salsa a un lado de su boca. Sin pensarlo mucho, acercó su mano para limpiársela. Annia se sorprendió ante la acción repentina del joven, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
-Tenías un poco de salsa aquí - dijo Kyle, sonriendo suavemente mientras retiraba su mano, luego de limpiar la comisura de los labios de Annia, ella se puso nerviosa, sus mejillas se tiñeron de un leve color rosado. Bajó la mirada por un momento antes de devolverle la sonrisa.
-Gracias- respondió ella, tratando de mantener la compostura.
-De nada, Annia. No quería que te dieras cuenta más tarde y te sintieras incómoda- explicó él, con su voz calmada y amable.
Annia dejó escapar una pequeña sonrisa, aliviando la tensión del momento.
-Creo que es hora de irnos a casa- dijo Annia, volviendo la vista hacia Kyle- Ya que hoy es el primer día que vamos a compartir la casa, no quiero que lleguemos muy tarde.
Kyle asintió, consciente de la importancia de este nuevo comienzo para ambos. Aunque todo era reciente y estaban descubriendo cómo encajar en sus nuevas vidas juntos, cada pequeño gesto y conversación ayudaba a fortalecer su conexión.
-Tienes razón, es mejor que nos pongamos en marcha - respondió Kyle, dejando algo de dinero sobre la mesa para pagar la cuenta.
Se levantaron y salieron del local de comidas, una suave llovizna comenzaba a caer, creando una atmósfera fresca y renovada. Mientras caminaban hacia el auto, Kyle abrió el paraguas para protegerlos a ambos de la lluvia. Annia se acercó un poco más a él, buscando refugio bajo el paraguas compartido.
-¿Estás lista para empezar esta nueva etapa? - preguntó Kyle, mirándola de reojo.
Annia lo miró y, a pesar de la extraña situación en la que se encontraban, sonrió con determinación.
-Sí, estoy lista. Vamos a ver qué nos depara este nuevo capítulo.
Ambos subieron al auto y se dirigieron a la casa que ahora compartirían, cada uno sumido en sus pensamientos, pero sintiendo una inesperada camaradería que hacía que el viaje hacia su nuevo hogar fuera un poco más cálido.
Una vez que llegaron a la casa de Annia, una bella mansión rodeada de jardines bien cuidados, Annia recibió una notificación en su móvil. Al revisarlo, vio que su prima Elena anunciaba que pronto pondría la mansión de su abuelo en venta. La noticia la dejó desconcertada; ese lugar albergaba muchos buenos recuerdos de su infancia.
-Perdona, necesito hacer una llamada- dijo Annia, tratando de mantener la calma.
-Claro, no te preocupes- respondió Kyle, asintiendo mientras la observaba salir de la habitación.
Apenas Annia se marchó, Kyle sacó su propio móvil y llamó a James, su amigo y asistente de confianza.
-James, necesito que investigues algo- dijo Kyle en cuanto James respondió- Mi esposa es Annia Black, y quiero que averigües todo lo que puedas sobre ella. Necesito saber con quién estoy tratando.
Mientras tanto, Annia marcó el número de su amiga Cloe. Cuando Cloe contestó, Annia no pudo evitar hablar con urgencia.
-Cloe, ¿has visto lo que Elena está planeando? ¡Quiere vender la mansión de mi abuelo! -exclamó, la voz llena de preocupación.
-¿Qué? ¡No puede hacer eso!- respondió Cloe, claramente enfadada- Ese lugar significa mucho para ti.
-Lo sé, Cloe, lo sé. Pero ahora necesito tu ayuda. ¿Podrías prestarme algo de dinero? Necesito pagar un hotel esta noche, de lo contrario mi esposo tendra que dormir en la calle.
Cloe suspiró al otro lado de la línea, su tono más suave.
-Claro, Annia, sabes que puedes contar conmigo. Te haré una transferencia ahora mismo.
Antes de que Annia pudiera agradecerle, Kyle se acercó a ella, su expresión mostrando preocupación.
-¿Está todo bien?- preguntó, notando la tensión en el rostro de Annia.
Annia asintió rápidamente, intentando sonar convincente.
-Sí, todo bien. Solo un asunto familiar.
Kyle la miró con intensidad por un momento antes de hablar.
-Entiendo... Annia, me ha surgido algo y no podré quedarme a dormir aquí esta noche.
Annia respiró aliviada, aunque trató de no mostrarlo demasiado.
-Está bien, gracias por avisar- respondió con una sonrisa forzada.
Mientras Kyle se preparaba para irse, la muchacha comenzó a pensar en cómo evitar que su ambiciosa prima vendiera la mansión de su abuelo. La idea de perder ese lugar lleno de recuerdos era insoportable. Mientras Annia cerraba la puerta detrás de Kyle, su mente trabajaba frenéticamente, buscando soluciones para mantener el legado de su familia intacto.