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Corazón De Cristal

Corazón De Cristal

Status: Terminada
Genre:Completas / Contratadas / Ascenso de clase social / Matrimonio entre clanes / Amantes del rey / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:493.8k
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Después de que el Rey Evans se llevara a la fuerza a Liliam, la vida de su hermana Sandra cambió bruscamente, su padre le ha dejado a cargo de las obligaciones de la hacienda, su vida deja de tener sentido para ella, pero comienza a tener un poco de luz cuando el General Itans llega a la hacienda para cumplir con la misión que el encomendó el rey, pero sin esperar lo que le tenía deparado el destino. Segundo libro de Corazón de Piedra.

NovelToon tiene autorización de thailyng nazaret bernal rangel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

INOCENCIA O INDECENCIA

...ITANS:...

Mi padre tuvo planeado cuál sería mi futuro desde el día de mi nacimiento, desde pequeño me decía que yo no sería un comerciante, él quería romper con ese ciclo de generaciones de artesanos que vendían sus creaciones a viajeros en busca de souvenir, nacían siendo artesanos y morían siendo artesanos, dejando su legado a sus hijos quienes corrían con el mismo destino. Mi padre me decía que yo debía ser algo diferente, que mi destino era ser un soldado y yo no lo objeté, siempre lo obedecía en todo y lo respetaba, su palabra era ley. Mi madre lo contradecía , diciendo que yo mismo debía elegir pero yo ya había elegido ser un soldado del ejército real desde que mi padre me introdujo esa idea en la mente, me imaginaba con uniforme y me entraba una emoción, así que tomaba una rama y simulaba que era una espada, me ponía a jugar a la orilla de la playa con mi hermano pequeño y con los niños del lugar, una y otra vez gritaba que era un soldado del ejército real.

Mis me enseñaron a ser disciplinado, responsable y constante, así que no descansaría hasta lograrlo.

A los quince años mi padre me llevó a un campamento de entrenamiento militar, al principio no fue fácil para mí, los sargentos se dedicaban a hacerle la vida imposible a los recién llegados, soporté muchas humillaciones y entrenamientos pesados pero al fin pude aprobar y ser un soldado. Me trasladé al palacio, dónde formé parte de las largas filas de uniformados, dónde conocí al Rey Evans en persona y con el tiempo logré ir avanzando de puesto, mi disciplina, mi obediencia y mi responsabilidad me ayudaron a ir escalando hasta que el rey colocó las condecoraciones del viejo general en mis jóvenes hombros.

Cada cosa que me ordenara la hacía sin objetar, incluso asesinar a criminales, siempre obedecía y nunca me quejaba ya que el Rey Evans era a mí parecer el hombres más autoritario con el que había tratado y su palabra no podía ser cuestionada o habría un castigo severo.

Siempre dedicado únicamente al trabajo, no había espacio para nada más, ni siquiera para las mujeres, solo había cruzado palabras con muchas damas pero nunca me relacionaba con ellas, mi trabajo no me permitía ese tipo de distracciones. Hasta que la duquesa reparó en mi presencia, desde hace tiempo que la conocía pero ella nunca me había dedicado una mirada, siempre me pareció una mujer muy hermosa pero no intenté nada.

Hasta que hace dos años empezó a observarme desde su silla en el jardín. Sabía que era mucho mayor que yo, mi experiencia tratando con mujeres era nula pero ella parecía tan interesada en mí que me atreví a tener pequeñas pláticas en algunos momentos libres y de las pláticas pasaron a pequeños toques sutiles en los dedos, manos y hombros, ella tomó la iniciativa, mi padre también me enseñó que las mujeres no debían tocarse a la fuerza pero la duquesa quería que yo la tocara, ella me gustaba mucho y no tardé en sucumbir a sus encantos.

Me enseñó mucho sobre las mujeres y sobre el placer, mi primer beso fue con ella y mi primera vez también, mi primer amor fue ella, me enamoré perdidamente de esa mujer hasta que destrozó mi corazón y hasta hacerlo un cristal roto. Sufrí tanto por ella cuando me desechó, estuve a punto de renunciar al título de general y volver a casa pues era muy difícil para mí verla todos los días pavoneando su cuerpo por el palacio y observando al Rey Evans como me observaba a mí, me sentía celoso e impotente, quería ir a romperle la cara al rey pero no tenía ningún derecho y si lo hacía capaz y me asesinaba en el acto.

Yo seguí enamorado a pesar de que me había lastimado.

Me percaté de que eran amantes, me costó mucho superar el dolor, seguía igual de frágil pero viendo a Anabella como lo que era, una interesada, una dama que no merecía ningún tipo de respeto.

Ahora solo quería olvidarme de todo, lentamente iba dejando atrás el dolor, así que me volví a concentrar en mi trabajo y solo en mi trabajo, es lo único que me importaba.

No había espacio para nada más.

...****************...

La Señorita Sandra y yo entramos en el estudio de su padre, su hermana tenía la carta de Liliam en la mano y soltó varias lágrimas mientras la leía en silencio.

— ¿ Qué dice ? — Preguntó Sandra mientras se acercaba a Clara.

— Mi hermana está bien — Dijo la pequeña señorita con un rostro de desilución, le entregó a la carta a su hermana y ella la empezó a leer, noté la sonrisa de la señorita mientras leía parecía más felíz al saber de su hermana que Clara quién parecía triste.

Sandra dejó la carta a un lado.

— Hay que responderle, escríbele tu parte y cuando yo termine mis pendientes escribiré la mía — Le ordenó ella mientras buscaba una hoja en blanco, una pluma y tinta.

Clara las tomó y salió del estudio, no era necesario que se fuera pero no parecía cómoda con mi presencia.

La Señorita Sandra tomó asiento con elegancia y se dispuso a arreglar el desorden que había dejado su padre.

— ¿ No le molesta si me siento en el lugar de su padre? — Pregunté y alzó su mirada.

— No, descuide.

Me senté frente a ella y empezamos a trabajar, se enfrascó en las facturas y no pude evitar observarla detenidamente. Con el cabello suelto lucía más hermosa, ese rojo fuego contrastaba tanto con su piel blanca y con ese vestido azul, un mechón se deslizaba a un lado de su cara mientras que el del otro lado estaba recogido detrás de su oreja. Su belleza me atrapaba, había llegado a la sala con un delantal lleno de manchas de distintos colores y una bata de dormir debajo, el cabello despeinado y la mejilla manchada de más pintura. Pude notar los pies descalzos, pequeños y estilizados cuando subió las escaleras de nuevo, yo no podía evitar mirar pero no estaba bien hacerlo.

No tenía idea de que pintara y ese cuadro en la pared de la sala era la muestra de que era una talentosa pintora, los detalles de ese cuadro era hermoso, parecía tan real. En el palacio sería tan bien recibida como retratista, estaba seguro que si sabía atrapar la belleza de la naturaleza también podía hacer que el rostro de alguien se asemejara lo suficiente.

Se mordió el labio cuando no comprendió lo que tenía en sus manos. Los labios le brillaban de rosa, eran semi gruesos y redondos, como una cereza.

Me concentré en mi trabajo después de parpadear varias veces y más cuando recordé que esa señorita estaba teniendo una conversación sobre mi persona con su hermana. Quería usarme para cambiar su futuro, quería que yo la sacara de la hacienda, era una interesada, me daba pesar con Liliam pero yo no iba poder ser amigo de sus hermanas, ella me había asegurado que encontraría buenas amigas pero no estaba seguro de eso. Al parecer las mujeres hermosas eran peligrosas, usaban su belleza como arma y yo no podría volver a caer en lo mismo, así que jamás iba mostrar interés en la Señorita Sandra, yo no estaba en la hacienda para conquistar, yo tenía una misión e iba cumplir únicamente con mi trabajo.

Observé el retrato en la pared, tal vez ella lo había pintado, había una mujer de piel oscura en ese cuadro, sonriendo con debilidad, tal vez era su madre pero no mencioné nada al respecto.

Frunció el ceño ante la factura en su mano mientras yo las registraba en el cuaderno, éste no era mi trabajo pero el Señor Cuper me insistió tanto en que le echara una mano que terminé aceptando para mantenerme ocupado.

— ¿ Qué sucede? — Pregunté y sus ojos verdes se levantaron.

— No comprendo como registrar esto — Dijo y me tendió la factura.

— Descuide, usted organice por fecha y yo las iré registrando.

— Ah me parece bien, yo no entiendo nada de esto, no soy buena — Murmuró, le tendí la hoja de nuevo.

— ¿ Está segura ? Hace rato dijo que no era buena pintando y resulta que sí.

— Está vez es en serio — Dijo con expresión seria.

Nuestros dedos se rozaron cuando la tomó, eran tan suaves que me tensé, la caricia fugaz hizo saltar mi corazón, la Señorita Sandra se enrojeció de inmediato, ese color blanco no le ayudaba en nada a disimular su vergüenza, al menos yo sabía cómo disimular indiferencia, como si no se hubieran tocado nuestros dedos.

Fingió no darse cuenta y siguió ordenando las facturas.

— ¿ Cómo se hizo amigo de Liliam ? — Cortó el silencio de nuevo.

— Ella estaba tratando de aprender a caminar con unas zapatillas y resbaló, por suerte estaba allí para sostenerla — Dije, obviando el hecho de que fue Anabella quién la había hecho tropezar y que me gané un castigo por ayudarla.

Se quedó sorprendida y sonrió — Eso es un milagro, yo jamás logré que Liliam usara zapatillas... ¿ Usted estaba dando las lecciones?

— No... Yo venía pasando, pero terminé enseñándole a caminar, ya que la maestra no tuvo la paciencia para hacerlo y Liliam le colmó la paciencia al punto de que salió furiosa del salón.

La Señorita Sandra soltó una risa que me dejó impresionado, su risa era igual de estilizada que toda ella.

— La imaginé en esa situación, Liliam siempre me hacía enfurecer cuando trataba de enseñarle, incluso una vez llegó al extremo de aventar las zapatillas por la ventana, quién diría que aprendería de la mano de un hombre — Se mostró tan alegre al hablar de Liliam, se sentía el amor por ella.

— También me sorprendió, yo jamás había enseñado a una señorita a usar zapatillas — Sonreí y me devolvió la sonrisa.

Nos quedamos observando el uno al otro pero volví mi vista al cuaderno y ella volvió a la seriedad.

Siguió pasando facturas y yo seguí anotando, todo volvió a estar en silencio, solo se escuchaba el sonido del papel y de la pluma en mi mano.

Noté como se acomodaba en el asiento. Se apartó el cabello del hombro, el vestido tenía un escote en los hombros y el pecho, la piel blanca parecía la suficientemente suave y delicada. Otra vez me distraje, negué con la cabeza para mí mismo pero no terminó allí cuando sentí algo que me recorrió el muslo, me tensé de inmediato, mi miembro se tensó.

Bajé mi mirada, la zapatilla de la Señorita Sandra rozó mi muslo, su pierna estaba extendida y movía su zapatilla de forma aparentemente casual, tarareó una canción mientras organizaba las facturas.

Fruncí el ceño, me aclaré la garganta y me observó con inocencia, tan real que casi le creí.

— Señorita Sandra retire su zapatilla de mi muslo — Le pedí y abrió sus ojos de par en par, como si no supiera lo que estaba haciendo.

Retiró su zapatilla al instante y se sentó de forma firme, su rostro completo se enrojeció.

— Lo siento, lo siento tanto... — Repitió, siempre se disculpaba a cada instante — No fue adrede... Me distraje... — Tartamudeó, en verdad parecía avergonzada, sino hubiera oído su conversación le fuera creído, actuaba tan bien.

— Se equivoca de hombre — Dije y se tornó desconcertada.

— ¿ A qué se refiere? — Frunció el ceño como si no supiera de lo que estaba hablando.

— Olvídelo — Dije y se tornó más confundida, era mejor dejarlo pasar, tal vez si fue un acto inocente pero cada vez que recordaba esa conversación me convencía de lo contrario.

— General Itans yo no...

La puerta se abrió y la Señorita Clara entró con la hoja, la tinta y la pluma, las colocó sobre el escritorio.

— Ya escribí mi parte de la carta, ahora te toca a tí, debemos enviarla ahora mismo — Dijo mientras le mostraba lo que escribió, notó la tensión y me observó de forma desconfiada, como si yo hubiese hecho algo inapropiado cuando fue su hermana quién lo hizo.

— Está bien Clara, la escribiré cuando termine de organizar esto — Dijo Sandra, dejando la carta a un lado.

— No, hazlo ahora... Liliam quiere saber de nosotras, escríbele — Clara se molestó, cruzándose de brazos.

— Clara, lo haré más tarde.

Clara puso los ojos en blanco y se marchó de nuevo.

La Señorita Sandra siguió organizando, pero ésta vez estaba tensa, incómoda, no me observó de nuevo y yo tampoco.

— Ya terminé — Dijo y se levantó de su silla.

Tomó la carta y se marchó rápidamente, completamente ofendida.

1
Mara
me suena a q la cuñada quería ser la vieja del nuevo duque/CoolGuy/
Ameiry Peña perez
Excelente
Cecilia Hidalgo
Wow hermosa historia me encantó, una muy bella narración y de trama excelente, ame a los protagonistas, te deseo mucho éxito en todo, muchas bendiciones, nos vemos en la próxima.
Isabel Peña
Excelente muy buena!!!!!!!!!!!
Bea Tastro
Excelente
Norma Garcia De Barros
excelente!!!!!!!✍️🫶👏👏👏👏👏
Mara
ahora él si muy digno no busca a una mujer por interés 🙄 quizá de puro amor se vive/CoolGuy/
Lorena Itriago
Excelente
Lorena Itriago
excelente
Jharumy Liviapoma manchay
Excelente
Lorena Itriago
clara es mayor o menor?
Nellys Bericote
Excelente
Anonymous
Hermosa la historia me fascinó
Yesica López
Muy beya/Smile//Smile//Smile//Smile/
Yesica López
Por el amor a Dios clara es mi favorita espero que no me desepcione al leer su novela
Yesica López
Haaa a que emoción
Yesica López
Hasta que dijo algo censato el viejo este /Shy//Shy/
Delfina Sánchez
Que difícil perdonar lo que hizo Itans 😢 y tener que verlo
Delfina Sánchez
Que paso con Itans 😢 😢
Delfina Sánchez
Es tan lindo Itans, lo amo
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