Para heredar la millonaria empresa familiar, el implacable y perfeccionista CEO August debe cumplir la última exigencia de su padre: casarse con otro hombre, el hijo del mejor amigo del magnate, sellando una promesa hecha décadas atrás.
El contrato es claro: el matrimonio debe durar exactamente un año. ¿El divorcio? Solo será posible si la otra parte solicita la separación.
Decidido a poner fin a esta “locura” lo antes posible, August está dispuesto a todo para mantener sus emociones bajo control y garantizar el dominio total de la empresa.
Pero su plan comienza a desmoronarse cuando la convivencia forzada con su inesperado esposo empieza a despertar sensaciones que juró no tener…
¿Podrá mantener su corazón cerrado durante todo un año? ¿O terminará prisionero de un sentimiento que nunca planeó experimentar?
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Capítulo 21
Agosto
Otra mañana surgió. Después de lo ocurrido, fui a hablar directamente con mi padre. Corro el riesgo de perder mi puesto, así que es mejor mantenerme informado correctamente. Conozco a algunos abogados que no me dejarían en la estacada, hacen un gran trabajo.
Llegué a la casa de mis padres, me atendió la empleada diciendo que solo estaba mi padre, mi madre y mis hermanos habían salido.
Me dirigí a su despacho, en el segundo piso de la casa. El viejo ya estaba sentado a la mesa leyendo unos papeles.
—Hola, padre, vine a confirmar una cosa contigo.
Él inclinó la cabeza quedando a la altura de mi rostro. Ojos en los ojos.
—¿Que tu pareja pidió el divorcio? Me explicó que se había enamorado de alguien y no podía continuar con el matrimonio porque podría interferir en la relación.
El viejo gruñón despegó los ojos de mí y los fijó en el papel.
—¿Y entonces? ¿Puedo seguir asumiendo la empresa a mi nombre sin preocuparme?
—August, no creas que soy un tramposo hasta ese punto. Trato es trato. No puedo hacer nada más si esa es tu preocupación. Tengo otras inversiones. Te garantizo que echarás mucho de menos a tu compañero.
—Padre, nunca te entrometas en mi vida personal.
Terminé mi conversación con él ya saliendo del despacho. No tenía más palabras que tratar con él, lo que menos quería era charla. Voy a proveer un documento alegando que si el acuerdo que él hizo se rompe, y tengo cualquier derecho que sea, serán completamente ilegibles. Cualesquiera órdenes.
Mandé a mi secretario que se encargara del papeleo, como los negocios estaban yendo bien, no era necesaria mi presencia en la empresa.
La casa en la que estaba viviendo con Gael fue totalmente desocupada y alquilada. Sin matrimonio, sin vivienda juntos. Cada cual siguiendo su vida libremente.
El ambiente alrededor estaba silencioso, hace pocos días que esta pieza teatral acabó y ya estoy empezando a sentir una cierta falta de Gael. Quería tenerlo aquí, pero él tomó la decisión de alejarse para no sentirse más herido.
No tenía posibilidades de corresponder a sus sentimientos, él tenía razón al decir que soy tan frío al punto de no haber notado nada. Apenas imaginé que podríamos continuar en aquella relación. En aquel clima.
Por más que lo que yo quería hubiera sucedido, aún no sentí que tuve una gran victoria. Gabriel al saber del fin de este matrimonio, casi vino hasta mí solo para tirarme por un acantilado.
En vez de que él se quedara a mi lado, prefirió quedarse al de Gael. Cuando se tienen amigos, no se necesita enemigos. Ese es el dicho jamás olvidado.
Mi vida no estaba siendo más la misma, los días que pasaban se volvieron repetitivos y cansinos siendo siempre la misma cosa. Mis noches que deberían ser de placer en ciertos moteles estaban horribles. Esto nunca me había sucedido. El recuerdo de Gael, de lo que tuvimos me dejaba muy ansioso queriendo nuevamente tener contacto con su cuerpo y su dulce voz.
Yo necesitaba salir de este trance, tengo completamente certeza de que él ni siquiera quiere volver a mirarme a la cara. Y con razón por más que odie admitirlo.
Tumbado en la cama, accedí al perfil de él en mi celular. Aún estaba disponible. La sonrisa generosa y alegre... Bajé mi mano izquierda para el cierre del pantalón desabrochándolo con prisa. Mi polla de tan dura saltó para afuera, le di la debida atención mirando el rostro de Gael a través de una pantalla. Joder, nunca había hecho esto mirando la imagen de alguien.
Acabé corriéndome, simplemente imaginando el hecho de que fueran las manos de él haciendo todo el trabajo. Me estoy volviendo loco, necesito un psiquiatra urgente.