LA CICATRIZ DEL ALMA (4)

Ella con su voz agitada me dijo:

—No pares. Por favor continúa. Pero solo esto puedo darte hoy, ¿lo aceptas?

Yo solo asentí y cerré los ojos para tratar de calmar la bestia lujuriosa en mi interior.

Después de escuchar sus palabras, comencé a mover mis dedos con rapidez en su interior y ella se retorcía de placer. Cuando la sentí correrse, los saqué y los llevé a mi boca.

—¡¡Hum!! Eres deliciosa. —le dije mirándola los sus ojos, que estaban brillantes. Era evidente que ella quería más de mí, así como yo quería más de ella.

Entonces, me arriesgué y la besé en los labios, comencé a desnudarla. Mientras recorría su piel.

Maddison entre jadeos me pidió que me desnudara y comenzamos con un ritual de besos. Yo volví a introducir mis dedos, pero esta vez metí dos y cuando sentí que estaba a punto de correrse de nuevo los saqué e hice un camino de besos hasta su intimidad. Ella jadeaba, gemía y empujaba mi cabeza, frotando mi cabello, a los pocos minutos se corrió y no dejé escapar nada de su esencia.

Maddison se sumergió en sus pensamientos

Definitivamente, este hombre es una tentación prohibida. No pude resistir y me estremecí de placer.

No pude contener mis jadeos, ni mis gemidos y una explosión de placer llegó a mí.

Es evidente que este hombre es un experto en la cama y aunque no estaba en mis planes que esto pasara tan rápido. No puedo resistir más, afortunadamente las sesiones con la psicóloga fueron muy efectivas y no me quedó ningún trauma después de la violación que sufrí.

Después de correrme en su boca, lo invité a acostarse y devoré su hombría y sé que aunque mis movimientos son un poco torpes, él lo está disfrutando. Es la primera vez que hago esto, pero decidí entregarme a él por completo. Nunca pensé, que alguien quisiera estar conmigo por mi cicatriz. Pero a él parece no importarle. Puedo ver en su mirada el deseo ardiendo en su interior.

Después de oírlo gruñir, siento que con su mano me toma por la nuca para guiar mis movimientos. Pero cuando rozó con la lengua su parte sensible, siento que su hombría crece e inmediatamente él lo saca y termina afuera. Me impresionó lo que ocurrió, creo que ese hombre puede tener unos quintillizos sin ningún problema.

También me impresionó su tamaño. En realidad, no creo que eso pueda entrar en mí. Creo que va a doler como si fuera mi primera vez.

Toretto comienza a besarme de nuevo y me pregunta si quiero continuar. Aunque con los ojos me suplica que diga que sí.

Pero yo no le respondo, solo lo beso, me acuesto y abro mis piernas lista para recibirlo. Él me sonríe, se acomoda entre mis piernas y se va introduciendo poco a poco. Él se da cuenta de que me duele y retrocede.

Se sienta a mi lado e introduce dos de sus dedos e intenta abrir espacio. Luego vuelve a intentarlo y esta vez si entró pero con mucho esfuerzo. Yo emito un grito de dolor y él uno de placer. Comienza a moverse poco a poco y luego acelera, con cada estocada me lleva al cielo. Él esta tan excitado que comienza a ser un poco brusco, hasta que llegamos juntos al orgasmo.

En eso nuestras miradas se cruzan y él me pregunta:

—¿Te gusto, mi pequeña traviesa?

Yo entre gemidos, le respondo:

—Si, pero quiero más.

Él me sonríe y me pide que me acueste boca abajo y se sube sobre mi y entra en esa posición. Es una experiencia magnifica, cada estocada siento que mi corazón se va a salir.

—¡¡Ah!!, ¡¡Ah!! ¡¡Así!! Toretto.

Sus movimientos se pronuncian y entiendo que mis palabras lo enloquecen. Entonces sale de mi, se levanta de la cama y pone sus pies en el piso y me atrae hacia él para tener más control. Vuelve a entrar y comienza a embestirme con mas fuerza hasta que yo me llegó al clímax y al segundo él también llega.

Los dos caemos rendidos en la cama. Él me abraza, me besa y nos quedamos dormidos hasta el día siguiente.

Me levante muy temprano para ir a la universidad. Y me sorprendí al ver que ya él no estaba conmigo. Si no fuese porque mi intimidad me arde como el infierno y que aparte siento que no puedo caminar, creería que todo fue parte de un sueño húmedo.

Como puedo, me levanto y camino hacia el baño, me ducho y me visto. Cuando salgo hacia el comedor. Ahí está él, todo romántico esperándome con una bandeja con el desayuno y con esa sonrisa que me mata.

—Buenos días princesa, espero que hayas descansado.

—No mucho, pero creo que valió la pena. Ahora debo apurarme o voy a llegar tarde a clases.

—Está bien, pero primero vamos a desayunar.

Ella asiente y me sonríe.

Solo al verla, me provocaba arrancarle la ropa y volver a hacerla mía. Pero al notar como camina me di cuenta de que anoche me excedí.

Aunque estoy un poco desconcertado. Ella estaba muy estrecha, pero no hubo rastro de sangre.

—¿Sé lo qué estas pensando? Y créeme todo tiene una explicación. Hoy durante la cena, te contaré mi triste historia.

—No tienes que explicarme nada. Por cierto, debemos comprar la pastilla de emergencia.

—No te preocupes, no hace falta yo no puedo tener hijos a menos que me haga un tratamiento muy costoso, así que nunca tendré hijos.

Maddison bajó su cabeza y vi una lagrima correr por su mejilla.

—No estés triste amor. Todo llega a su tiempo.

—Si, siempre he sido optimista, porque para Dios no hay imposibles.

—Exacto, si el decide mandarte unos hermosos pequeños. Entonces él prepara tu cuerpo, para ese proceso o cuando yo recupere memoria, te daré dinero para que te operes.

—Toretto, no me hagas ilusionarme con falsas promesas. Porque dentro de poco volverás a tu vida y yo no seré más que un penoso recuerdo. Una anécdota que contarás a tus amigos alrededor de una fogata. “La espeluznante historia de cuando viviste con la chica desfigurada”.

Sus palabras me dolieron en el fondo de mi corazón.

—No te expreses así. Jamás me burlaría de ti.

—Toretto, yo no aspiro a nada serio contigo, solo disfrutemos el tiempo juntos y cuando te vayas. Yo guardare nuestros hermosos recuerdos juntos. No debes preocuparte por mi. Creé que he salido de situaciones peores. Solo te pido que no rompas mi corazón, ya me dañaron el cuerpo, no me dañes tu el alma. Porque creo que llevar una cicatriz en el alma cambiará mi esencia y créeme que siempre he luchado por ser buena y no dejar crecer el odio en mí, a pesar de todo lo que he vivido.

—Te lo prometo Maddison. Pero no te hagas ilusiones. Ahora tu eres mi mujer y no podrás librarte de mi tan fácilmente. Ahora termina de desayunar. Yo me voy a vestir para acompañarte a la universidad

—No, no, no. ¿Estás loco?, no quiero que me vean contigo. Después cuando te vayas, se burlaran de mí.

—Es eso, ¿o es que no quieres que te espante a los pretendientes?

—Ja, ja, ja. Tú si eres chistoso con esta cicatriz, no se me paran ni las moscas

—No vuelvas a menospreciarte de esa manera ¿ok? Tienes una cicatriz en la mejilla, pero eso no te quita lo hermosa que eres y ni hablar de ese cuerpazo que tienes.

Ella se sonrojo y me sonrió.

—Ok, ok, ya entendí. Toretto ahora me voy y ¿tú que harás?, ¿volverás al casino?, no me gustan esos lugares. Es mejor el dinero que uno se gana con trabajo.