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Después De Mí

Después De Mí

Status: En proceso
Genre:Apoyo mutuo / Cambio de Imagen / Ascenso de clase social / Mujer despreciada
Popularitas:69.1k
Nilai: 5
nombre de autor: sonhar

Valeria era una joven soñadora, la cual deseaba seguir sus estudios en medicina y poder con eso ayudar a las personas; sin embargo, el conocer a cierto hombre y dejarse atrapar por aquel seductor amor, haría que abandonara todo por lo que había soñado y luchado. Entre platos sucios y una triste rutina, sucumbía por haber dejado todo por amor. Decidida a no dejarse enterrar, estando aun llena de vida, intentará luchar para recuperar todo lo que dejó atrás y su primer paso será darse cuenta de lo dañino que ha sido aquel hombre que tanto quiso, ¿tendrá la suficiente fuerza de voluntad para cambiar su propia vida?

NovelToon tiene autorización de sonhar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 7

En la sala de espera

Elías se quedó solo, con el labio partido y el orgullo destrozado. Por primera vez en años, el miedo real se apoderó de él. Caminaba de un lado a otro, repitiéndose mentalmente lo que había pasado. Valeria podría odiarme ahora… podría no querer volver nunca.

Nunca había sentido un vacío así: todas sus manipulaciones, todas sus mentiras, todo su ego, no servían frente al hecho de que Valeria estaba en peligro y que él no había estado ahí cuando más lo necesitaba. Cada segundo que pasaba sin verla aumentaba su ansiedad, y el sonido de los pasillos del hospital se volvía un martilleo constante en su cabeza.

Intentó llamar a alguien, a un amigo, a su hermana , pero ninguna palabra ni acción parecía suficiente. Por primera vez, comprendió que el control absoluto que había tenido sobre su vida y sobre Valeria se le escapaba de las manos, y que podía perderla para siempre.

En la habitación del hospital

Renata caminó con paso firme detrás de Julián, hasta que llegaron a la puerta de Valeria. La vio recostada, pálida, abrazando su carta de Iker con lágrimas que no cesaban de caer.

—¡Valeria! —susurró Renata, sentándose a su lado y tomando sus manos—. Tranquila, estoy aquí.

Valeria la miró con ojos llenos de dolor, y por fin dejó escapar un sollozo largo y profundo.

—Renata… —comenzó con la voz quebrada—. ¿Por qué nunca me contaste… que tú y mi hermano eran novios?

Renata la abrazó con fuerza.

—¡Valeria! Era un secreto que Iker quería guardar… él sabía lo celosa que eras, no quería hacerte daño.

Valeria negó con la cabeza, con lágrimas corriendo por sus mejillas.

—Lo peor… lo peor es que yo siempre pensé que mi hermano había muerto de otra cosa.

Nunca imaginé… que tenía leucemia. Nunca… —su voz se quebró, y un silencio pesado llenó la habitación—. Nunca me preparé para esto.

Renata apretó sus manos con más fuerza.

—Lo sé… sé que duele, pero no estás sola. Estoy aquí contigo. Y vamos a pasar por esto juntas.

Valeria apoyó su cabeza en el hombro de su amiga, dejando que alguien sostuviera su dolor. Entre sollozos, empezó a liberar todo lo que había guardado por años: la tristeza por Iker, la soledad, el miedo, y el peso de la traición que había sentido de Elías.

Renata la escuchaba en silencio, abrazándola, dejando que las palabras y las lágrimas hicieran lo suyo. Era un momento de vulnerabilidad total, de amistad verdadera, donde finalmente Valeria podía dejar de fingir.

En la sala de espera

Elías se tambaleaba ligeramente, apoyado contra la pared, con el labio hinchado y dolorido, mientras sus pensamientos se desbordaban. Por primera vez, se dio cuenta de la magnitud de lo que había perdido: su indiferencia y orgullo lo habían dejado afuera de la vida de Valeria.

¿Y si nunca me perdona? —se preguntaba, con la garganta seca y las manos temblorosas—. ¿Y si ya no le importo? ¿Si ella ya no quiere volver conmigo?

Cada segundo que pasaba sin noticias lo hacía sentir impotente. Intentó llamarla, pero recordaba las palabras de Julián: “ella no quiere verlo”. Esa frase caló hondo en su corazón, y el miedo a perderla para siempre le dolió más que cualquier golpe físico.

Por primera vez, Elías comprendió que su vida había girado alrededor de alguien a quien no había cuidado como debía. Y que ahora, todo su control y poder se esfumaban frente a la fuerza de su ausencia.

En la habitación del hospital

Valeria, apoyada en el hombro de Renata, comenzaba a sentir un poco de alivio al poder soltar su dolor. Sus palabras se mezclaban con sus lágrimas.

—Renata… —susurró—. Yo… siento que he fallado a Iker. Que no lo comprendí a tiempo, que no lo cuidé… y ahora él ya no está.

Renata la abrazó más fuerte.

—No digas eso, Valeria. Iker te amaba tanto, y sabía que harías lo mejor que podías. Pero tú también mereces sanar. No puedes cargar su dolor sola.

Valeria asintió entre sollozos, dejando que su amiga la sostuviera.

—Y… y Elías… no sé si quiero volver a hablar con él. Me ha hecho tanto daño… —dijo, con la voz quebrada y los ojos rojos.

Renata la miró fijamente, con determinación.

—Eso lo decides tú, Valeria. Pero ahora lo importante es que te cuides, que comas, que respires. Él tendrá que aprender a enfrentarse a ti, no al revés.

Mientras Valeria se relajaba un poco, dejando que la calidez de su amiga la envolviera, Julián entró para revisar su estado, y Renata le dio un vistazo firme a Elías, quien seguía esperando afuera, lleno de culpa y miedo, recordándole que por primera vez había alguien que podía perder y no recuperar jamás.

Y así, el hospital se convirtió en un espacio de verdades crudas: Valeria enfrentando su dolor, Renata siendo su escudo y consuelo, y Elías, solo, sintiendo por primera vez la fragilidad de su control y de su relación rota.

Elías seguía de pie junto a Julián, la ansiedad reflejada en cada movimiento.

—Doctor, dígame la verdad… ¿Cómo está Valeria? —preguntó con voz tensa.

Julián lo miró fijo, midiendo sus palabras.

—Está más calmada ahora, pero está bajo cuidado psicológico. Necesita tiempo y tranquilidad. Por ahora no quiere que nadie más la vea.

Justo en ese momento, la puerta del hospital se abrió y entraron Nora y Mercedes, su hermana y su madre. Nora caminó rápido hacia Elías y lo miró con preocupación.

—¿Cómo está mi cuñada? —preguntó.

—El médico dice que está más calmada y que tiene anemia, pero no pude verla —respondió Elías, sin poder ocultar la tensión—. Está con Renata, su amiga, y no quiere que entre nadie más.

Nora suspiró, cruzando los brazos.

—Ya lo sé… y ese golpe que recibiste, hermanito, fue cortesía de ella, ¿verdad? —le dijo con una sonrisa irónica—. En todas las redes está: “Renata le da su merecido a Elías”. Hermano, ¿qué has hecho?

Mercedes frunció el ceño y se acercó, indignada.

—¿Quién es esa mujercita que se atrevió a golpear a mi hijo? Ni yo, que soy su madre, le he puesto la mano encima.

Justo en ese instante, Renata apareció, firme, con la mirada fulminante.

—Justo eso le faltó a su hijo, señora —dijo con voz cortante—. Nunca le enseñó a respetar a una mujer. Pero, ¿qué se puede esperar de alguien como usted? Valeria ya me contó cómo trataba a mi amiga.

Mercedes se alteró aún más.

—¡Cómo te atreves a hablarme así, jovencita! ¡Tu lugar no es juzgar a mi hijo!

—¡No! —Renata alzó la voz, segura—. No quiero que esta mujer esté aquí. Es muy peligrosa para Valeria. Es una bruja de la peor especie.

Renata se acercó a uno de los guardias de seguridad del hospital y le habló con firmeza:

—Por favor, no dejen que esta mujer entre a la habitación. Es demasiado dañina para ella.

Nora la miró con asombro y admiración.

—Renata, ¿estás segura?

—Más segura que nunca —respondió ella—. Valeria no necesita que esta mujer la lastime más.

Mercedes se quedó paralizada, sorprendida y enfurecida, mientras Renata cruzaba los brazos y mantenía una barrera firme entre la madre de Elías y Valeria, dejando claro que nadie más pondría en peligro a su amiga.

Elías, por su parte, miraba todo en silencio, con la culpa creciendo en su pecho, y se dio cuenta de que el control que siempre había creído tener se le estaba escapando de las manos.

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Anonymous Carmen diaz
Nora siempre te cuido y ayudo a pesar de la familia en la que está y tu Valeria lo sabes
Anonymous Carmen diaz
Necesitas sanar Valeria y tu madre aunque no te recuerde será feliz
Anonymous Carmen diaz
Tu no lo sabías Martin eran amigos
Anonymous Carmen diaz
Mejor buscar pruebas para que pierda todo y vaya a la cárcel tu suegra Valeria
Anonymous Carmen diaz
Valeria parte razón parte borrachera no digas cosas mejor callar
Anonymous Carmen diaz
Hay Martin le deseas el mal a tu padre pero recuerda que la más dañará fue y será tu Madre eres egoísta
Anonymous Carmen diaz
No Martin no eres responsable el tomar es inmadurez de lo que te enteraste
neumidia ruiz
uff esa mujer es de corazón negro
Grabiela Araujo Mateo
muy buenas novela
Aurora Valdes
muy buena novela autora me tiene atrapada, por favor mas capítulos 🙏
Gladis Chavez Obregon
baboso busca a Renata
Gladis Chavez Obregon
hayyyy Elías si hubiesen hablado
Anonymous Carmen diaz
La vida sigue y el tomar no solucionó nada ahora a esperar la regañada de Renata y tu Valeria a escuchar ye fue a buscar tu padre y Gabriel
Anonymous Carmen diaz
Ambos irresponsables eso no os hizo borrar sus problemas y al otro día con dolor de cabeza y en su realidad
Anonymous Carmen diaz
Mejor tranquila Renata están borrachos ambos
Anonymous Carmen diaz
Tu tan responsable Martin si vas también borracho
Anonymous Carmen diaz
Buena decisión Renata y no desesperes
Anonymous Carmen diaz
Hay muchas cosas que no sabes Valeria necesitan hablar y mucho
Anonymous Carmen diaz
Valeria tu eres un buena hija y tu decisión de casarte tu lo decidiste pego el padre de martin tomó una decisión que lo lastimó vivir si su madre y sin su padre también era mínimo lo que se veían y ahora saber que aunque está vivía y con parte de su historia que no recuerda es mucho para el
Anonymous Carmen diaz
Camila escucha y haz lo que dice Marcos lleva a Santiago con Valeria deben hablar y perdonarse
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