La Venganza De Alaia

Liora: están locos, ustedes no podrán destruir a mi familia, en cuento mi padre se entere de toda la verdad te destruirá – Finnian se acerca a ella de manera amenazante y con una sonrisa escalofriante.

- Finnian: pensé en eso antes, por eso, ya me encargué de toda tu familia, no entiendo porque no estas muerta junto a ellos – Liora se queda en silencio procesando las palabras de Finnian.

- Cataleya: amor te espero en nuestra casa, no quiero ver el drama de esta mujer, me fastidia – le da un beso corto en los labios y se marcha, Liora logra reaccionar.

- Todo es una mentira – Liora intenta correr de regreso a la casa, pero Finnian la sostiene del cabello.

- No entiendes lo que digo, cada palabra amorosa que te dije eran mentiras, tocarte la mano me llenaba de asco, darte un beso era una tortura para mi, todo, escúchalo bien, todo lo hice con un solo objetivo, vengar a mi familia – tira a Liora con fuerza al suelo.

- Crees que en este momento me interesa lo que sientas o no por mí, me interesa mi familia – Liora intenta ponerse de pie, enseguida una bofetada de Finnian la deja en el suelo de nuevo -, ¿Cómo pude estar tan ciega? No vi, la escoria que eres.

- No querida no estabas ciega, siempre fuiste una tonta, que pude manipular a mi antojo, por eso te escogí, bien quieres ver a tu familia – la toma con fuerza del brazo y la arrastras dentro de la mansión -, no quería que esto termine de esta manera, pensaba en darte una muerte compasiva, ya que me ayudaste a llegar a donde estoy, gracias a ti, el Ducado de los Elowen me pertenece.

-Estas equivocado, mis tíos no pensaran que esto fue un simple incidente.

- No te preocupes, tampoco sospecharan de mí, ya que seré un viudo devastado por la pérdida de su amada esposa.

Finnian la empujó sin delicadeza por los pasillos silenciosos, su agarre en su brazo era fuerte y doloroso, Liora sentía el terror paralizar sus extremidades, pero la desesperación la impulsaba a resistirse.

- ¡Por favor, Finnian! ¡No hagas esto! ¡Te amo!

-Amor, que palabra tan vacía ahora, ¿no crees? Tú amabas una ilusión, una máscara que yo creé para ti, porque nunca me conociste.

Abrió la puerta de la habitación de los padres de Liora de golpe, revelando la estancia sumida en una oscuridad casi total, solo alumbrada por la tenue luz lunar que apenas permitía distinguir las formas de los dos cuerpos inertes sobre la gran cama. Un olor metálico y denso flotaba en el aire, un olor que Liora reconoció con un escalofrío de horror: sangre.

-¡No! Ellos te apreciaban como si fueras uno de sus hijos.

Finnian la empujó hacia adelante, obligándola a acercarse a la cama, Liora tropezó, cayendo de rodillas al borde del lecho, sus ojos, ahora adaptándose a la penumbra, confirmaron la pesadilla, sus padres yacían inmóviles, sus rostros serenos contrastando horriblemente con las manchas oscuras que cubrían sus ropas y las sábanas, sus ojos estaban cerrados, para siempre.

Un grito desgarrador escapó de Liora, el dolor la golpeó con una fuerza devastadora. Sus padres, sus protectores, las personas que más amaba en el mundo, yacían sin vida ante sus ojos, víctimas de la venganza despiadada del hombre al que ella había entregado su corazón.

- ¿Lo ves ahora, mi querida esposa? La deuda está comenzando a pagarse. Tu padre me arrebató a mi familia, ahora yo te arrebato la tuya. Y esto... esto es solo el principio, pero no te preocupes – se acerca y la levanta con fuerza, para mirarla de frente -, tú no veras como siguen mis planes, pronto estarás con tus queridos padres, al igual que tu hermanito, no debes preocuparte su muerte no fue dolorosa querida, pero la tuya depende de ti, así que no me des más problemas y seré piadoso contigo.

El horror y la desesperación se apoderaron por completo de Liora, su cuerpo temblaba incontrolablemente, y un grito silencioso de agonía se quedó atrapado en su garganta. La verdad era ahora innegable, brutal y definitiva. Estaba casada con su verdugo, y su vida, pendía de un hilo en las manos frías y vengativas de Finnian Seraphina. En un intento desesperado por salvar su vida, logra golpearlo, provocando que la suelte un momento, en el que ella aprovecha para escapar, corre desesperadamente a la entrada del lugar, con la esperanza de encontrar algún guardia que la pueda ayudar, Finnian la persigue, pero con una calma sorprendente, permite que ella llegue a la entrada y vea a los guardias inconscientes.

- Te dije que debías portarte bien, pero eres terca, entiéndelo de una vez, nadie vendrá en tu auxilio. La noble y respetada familia Elowen se acaba hoy y en este momento.

- Por favor, por favor, detente, no todo lo que vivimos pudo ser mentira.

- Ten algo de dignidad y acepta tu muerte con honor, lo siento, ahora solo eres un estorbo, no puedes vivir.

Liora cayó al suelo, su cuerpo temblando ligeramente, sus ojos vagaron sin rumbo por el salón, deteniéndose en los restos de la celebración, los vasos volcados, los pétalos marchitos. Todo era un cruel recordatorio de la felicidad que se había desvanecido.

Fue entonces cuando las llamas comenzaron a avivarse, danzando con una intensidad antinatural, Finnian extendió las manos, y el fuego pareció responder a su voluntad, creciendo a su alrededor, dejando sin escapatoria a Liora, fue cuando sin ninguna duda, tomo su espada, y corto el cuello de Liora, su cuerpo cayo en el suelo, mientras Finnian celebraba su triunfo, no sabia que alguien había visto su acto final.

Alaia quien por fin había llegado, pudo observar como acabo con la vida de su hermana, Anastasia, su fiel doncella que la había acompañado en su regreso al imperio, la sujetaba con fuerza, una mano cubriendo su boca para ahogar cualquier grito de horror. Dos guardias leales a Alaia, hombres fuertes y discretos que la habían acompañado en su viaje, la sostenían, ya que, ella luchaba por liberarse.

Una llamarada intensa envolvió el cuerpo de Liora. Alaia vio el cuerpo de su hermana envuelto en un resplandor infernal, el olor a carne quemada llegó hasta donde ella estaba, nauseabundo y definitivo.

Las lágrimas corrían libremente por el rostro de Alaia, la rabia y el dolor se mezclaron en su corazón, forjando una determinación fría y despiadada. Había presenciado la crueldad de Finnian en primera persona, la satisfacción en su rostro mientras arrebataba la vida de Liora. Alaia Elowen había regresado al imperio por una boda, pero se quedaría para desatar una tormenta de retribución.